viernes, 7 de mayo de 2010

Arquetipo de la vida y la Muerte

Introducción
Hablar de la vida y de la muerte es casi lo mismo que hablar de a existencia ya que todo lo que existe está intrínsecamente ligado a un proceso de creación y destrucción. Preguntarnos acerca de la vida y la muerte es entrar en una dimensión profundamente humana; es un tema presente en todas las culturas y las disciplinas, incluyendo la filosofía, ética, religión, sociología y psicología. Cada una de estas disciplinas se ha planteado preguntas en torno a la vida y la muerte: ¿Cómo surgió la vida, cuándo se empieza a morir, cuál es el sentido de la vida y de la muerte? ¿Qué es vivir y qué es morir?
También la psicología ha tratado de comprender el fenómeno, no sólo en su acepción más concreta y literal, sino en su sentido y significado para el hombre, para su psique y su desarrollo. Desde la psicología, la vida y a la muerte han sido entendidas como fuerzas, impulsos, instintos y arquetipos, los cuales, de alguna manera estarán siempre presentes en el desarrollo psíquico y humano.
Este trabajo expone alguna de las principales ideas y aportes de Freud, Jung y Byington como representantes del psicoanálisis, la Psicología Analítica y la Psicología Simbólica respectivamente, en torno al tema de la Vida y de la Muerte. También exponemos nuestra visión e inquietudes, así como las reflexiones surgidas en torno al tema y a lo que significó realizar este trabajo.
Análisis y Comprensión.
Freud y Jung tuvieron visiones radicalmente diferentes respecto del Arquetipo de la Vida y de la Muerte. Para Freud la vida y la muerte eran concebidos como dos instintos polares, antagónicos y dualistas, en constante lucha y tensión, llegando incluso a sostener que el Instinto de vida estaría subordinado al instinto de Muerte, lo que se apreciaría en una fuerza que tiende al retorno al mundo inorgánico. Jung, por el contrario, planteó una relación dialéctica entre estas polaridades, un intercambio creativo de los opuestos, teniendo ambos, iguales derechos a expresarse. Por otra parte Sabina, coincide con Jung al considerar que la paradójica interacción conflictiva y armoniosa de la polaridad Vida-Muerte es central en el proceso de desarrollo psicológico.
Byington integra las posturas de Freud y Jung, sosteniendo que no son antagónicas sino complementarias, pero que ambas posturas son válidas. Señala también que ambos autores explican el fenómeno de la Vida y la Muerte a partir de sus propias formas de funcionamiento arquetipal en la Conciencia, enfatizando el protagonismo de uno u otro polo según la etapa de desarrollo que cada uno de ellos privilegia. Considera que Freud se limitó a la descripción sólo de la primera infancia predominando una conciencia Patriarcal y una visión de vida y muerte antagónicas, mientras que Jung habría centrado sus explicaciones a partir de la observación de los procesos de desarrollo en la Adolescencia y Adultez donde prima la conciencia de Alteridad y una visión del arquetipo como fuerzas colaboradoras.
Byington sostiene que, la posición polarizada sería necesaria para entender la elaboración y formación de la identidad durante la etapa patriarcal de la infancia (Necesidad de orden, estructura, jerarquía, adaptación) mientras que la posición dialéctica es fundamental en la elaboración y formación del ego en la adolescencia y fase madura de la vida (Necesidad de autorrealización e integración, encuentro de los opuestos, conciencia sistémica y no lineal)
A nuestro juicio, el Instinto de Muerte, en la primera infancia, necesita estar alejado, polarizado en una relación de conciencia Patriarcal, donde la vida no sea avasallada o sometida por el impulso de muerte. La muerte, en la infancia, con un Ego aún poco desarrollado, podría contaminar la vida, mientras que la muerte en un Yo maduro en la edad madura, permite recrear la vida y trascender hacia lo nuevo dejando lo viejo.
Byington desarrolló un marco teórico al que denominó Psicología Simbólica para describir la formación y transformación de la polaridad EGO-OTRO en la conciencia y en la Sombra durante toda la vida, a través de vivencias personales percibidas arquetípicamente. (Byington 2001).
De acuerdo a su postura, el psicoanálisis habría omitido el concepto de arquetipo y la ampliación del concepto de símbolo; mientras que la psicología Analítica, no habría considerado la presencia del arquetipo en la Conciencia,, las defensas y la formación e interacción de la polaridad Ego-Otro en la Conciencia y en la Sombra.
Byington, en consecuencia, intenta establecer la manera en que el Ego interactúa con los arquetipos a través de los símbolos. Para el autor los arquetipos que son la base de la psique colectiva incluyen características concientes e inconcientes de los símbolos. Esta Psicología describe las funciones psíquicas como funciones estructurantes y los símbolos como símbolos estructurantes, ambos coordinados por los arquetipos para formar la identidad del Ego y del Otro en la conciencia a través del proceso de elaboración simbólica. (Byington 2002)
La Psicología Simbólica plantea que sea percibido o no por la conciencia, la Psique es siempre simbólica y todos los símbolos son en última instancia, símbolos del Self. Para Byington toda actividad psíquica está centrada en el Proceso de Elaboración Simbólica que ocurre en la interacción de las tres instancias del eje simbólico del Self (conciencia – sombra, símbolos y funciones estructurantes y los arquetipos).
Nos parece entonces que el proceso de destrucción y construcción, regresión y progresión, amor y odio son funciones psíquicas estructurantes, indispensables para avanzar en el desarrollo. Estas funciones como expresiones del Arquetipo Vida-Muerte, podrán manifestarse en la vida y en los desafíos de adaptación e individuación, creativa o defensivamente dando paso al crecimiento o a la fijación y detención.
Dentro del proceso de elaboración simbólica Byington describe 4 arquetipos regentes (Matriarcal, Patriarcal, Alteridad, Totalidad ) que estarían presentes durante toda la vida y que estarían coordinados por el arquetipo central como principio unificador. A juicio nuestro el arquetipo central contendría algunos arquetipos auxiliares que permitirían que el desarrollo vaya siguiendo un curso progresivo. Es aquí donde el Arquetipo de Vida y Muerte, junto con el arquetipo del Héroe cobran un rol primordial en el desafío de avanzar, crecer, arriesgar y finalmente completarnos.
Elaboración Simbólica en nuestro Proceso de Aprendizaje
Para entender mejor los conceptos presentados en el texto, nos centramos en la experiencia que estábamos teniendo mientras intentábamos escribir la relatoría.
Descubrimos que en el proceso de construir esta relatoría, comenzó a ocurrir exactamente lo que Byington describe, es decir, un proceso de elaboración simbólica de la experiencia, donde el arquetipo de la vida y de la muerte comenzó a activarse y hacerse presente, en un comienzo en la sombra circunstancial, y luego en la conciencia personal y colectiva.
La Teoría Simbólica y el proceso de elaboración simbólica eran para nosotras, francamente indigeribles: una nueva experiencia, con nuevas distinciones, nuevos símbolos, un sistema estructurante nuevo (seminarios, exposiciones, trabajo grupal), una experiencia de aprendizaje regida por el arquetipo de la alteridad vs. el arquetipo patriarcal, socialmente instaurado en nuestra cultura y en nuestra conciencia. El impulso de vida y muerte se hacía evidentemente presente en nosotras, por una parte en el deseo de avanzar, en la curiosidad, en el interés, en la dedicación, en la intención de crear y buscar algo motivante para nuestra presentación. Al mismo tiempo, el arquetipo de la muerte se manifestaba defensiva y metamorfósicamente, primero con la sensación de caos, algo de desinterés, nuestra incapacidad para entender, sensación de falta de inteligencia, desgano, cansancio, sueño y deseos de abandonar. Sin embargo, al cabo de un rato de conversación dialéctica (con-versar es cambiar juntos), de traer desde la sombra a nuestra conciencia lo que nos estaba pasando, la angustia empezó a ceder. El arquetipo activado se nos hizo conciente, permitiéndonos ver lo que nos estaba ocurriendo con esta nueva experiencia de aprendizaje que exigía renovarnos para facilitar un proceso de crecimiento creativo y fructífero. Morir a la arrogancia de saberlo todo, morir al estilo tradicional y patriarcal de aprendizaje, muerte a nuestros antiguos paradigmas o modelos teóricos desde los cuales operábamos. Apareció entonces el arquetipo del Héroe y el sacrificio, como función estructurante que acompaña a la función trascendente en cada elaboración simbólica porque “el sacrificio siempre incluye la pérdida de lo ya vivido, propiciado por la Muerte y la ganancia de lo que se vivirá a continuación, ofertado por la Vida “. (Byington 2002). En algún lugar de nosotras, nuestro Ego estaba conciente de que valía la pena el tiempo destinado a este trabajo y que, sin duda, al término de este viaje doloroso, lograríamos no sólo realizar un mejor trabajo en nuestras prácticas terapéuticas sino ser mejores personas, más integradas y con mayor tolerancia a la frustración. Concluimos que no era posible tener vida nueva sin contactarnos de alguna manera con un proceso de muerte.
Finalmente , el aprendizaje estaba ocurriendo de la misma forma que lo indicaba Byington en su artículo: una primera lectura, a la que obedecíamos sin cuestionar –presencia del Arquetipo Patriarcal, en que la relación Ego-otro tenían características polarizadas y jerárquicas-; lectura que finalizó con ideas desconectadas, parciales, no siempre consistentes entre sí –presencia del Arquetipo Matriarcal en la que la posición Ego-otro es insular-; intercambio de ideas, en las cuales fuimos decantando algunos conceptos –presencia del Arquetipo de Alteridad, donde el Otro es dialéctico y democrático-; la sensación de haber “comprendido” y entonces “cerrar” este primer proceso de acercamiento al modelo de Byington con la elaboración de este documento –Arquetipo de Totalidad, en la que Ego-otro tienen posición contemplativa.
Así como hemos ejemplificado con nuestra experiencia, en el centro de esta constelación arquetipal, el Arquetipo Central estuvo siempre presente como el gran impulsador, coordinador y articulador de los distintos arquetipos que se activaron a lo largo de nuestra experiencia. Junto con Arquetipo de la Vida y de la Muerte, como expresiones de su polaridad.
La función estructurante del Arquetipo de la Vida y de la Muerte puede ser creativa o defensiva, positiva o negativa, según se integre o no en la Conciencia, se fije o no en la Sombra, durante el proceso de desarrollo simbólico. La vivencia creativa, propicia el desarrollo, la diferenciación y el enriquecimiento psíquico; la vivencia defensiva, por el contrario, propicia la fijación, el estancamiento, el apego exagerado, la simbiosis defensiva, la indiferenciación y el empobrecimiento.
Movilizaciones Internas.
Confrontar el tema de la muerte es indispensable para una verdadera transformación. Deben morir simbólicamente las estructuras anquilosadas que impiden el crecimiento interior. El cambio sólo es posible abandonando lo que se tiene; deben liberarse los espacios para dar cabida a los nuevos contenidos.
Personas que han tenido alguna experiencia cercana a la muerte, vuelven a la vida comentando que han pasado por un túnel, al final del cual han visto una luz deslumbrante, a la cual no han alcanzado a llegar. Otros podrán indicarlo como una puerta tras la cual hay seres de luz que tienden sus manos en señal de bienvenida. Estas experiencias siempre señalan la idea de “tránsito” entre un lugar y otro, entre la vida terrenal y la vida eterna. La muerte como tránsito hacia un lugar mejor. La muerte como un puente entre dos vidas. La muerte como el proceso que demarca el cambio de un cuerpo a otro; el cuerpo viejo que se “sacrifica” por el cuerpo nuevo (evocando el cambio de piel de la serpiente) para que el verdadero ser continúe su camino de crecimiento/evolución/desarrollo. La muerte como el necesario abandono de un estado para dar paso a una nueva forma (evocando la muerte de la oruga para dar paso al nacimiento de la mariposa). La muerte del niño para dar paso al joven; la muerte del joven para dar paso al adulto, la muerte del adulto para dar paso al anciano. La evolución y el cambio necesariamente han fundado sus vidas en las vidas ya no vivas. La cadena evolutiva del hombre da cuenta de estas muertes y eslabones perdidos.

jueves, 6 de mayo de 2010

Self: ¿Revelación o construcción social?

Self: ¿Revelación o construcción social?
En base a CozolinoThe construction of the narrative Self” en The Neuroscience of Psychotherapy, New York: Norton & Company, 8
ML. Paula Durán Hurtado
1. Introducción
Hay un espacio despoblado
Que es preciso poblar
De miradas con semillas abiertas
De voces bajadas de la eternidad

(Huidobro)

El trabajo reflexiona en torno a si el Self es existencia o posibilidad de ser. Una vez definida la entelequia uno podrá preguntarse si es el hombre el alfarero de su propio destino, arquitecto y constructor de su hábitat, sembrador de su alimento psíquico.
Las lecturas me han arrancado súbitamente al Self de un romántico misterio para transformarlo en el resultado de la forma personal de apreciar el mundo, sustentada físicamente en el cerebro por una red de complejos procesos neurales. Esta visión necesariamente cuestiona la validez de cualquier esfuerzo personal para tener una vida psicológicamente sana y estable; todo podría abolirse con una lesión al lóbulo frontal o un tumor presionando la ínsula. En tal caso, también cabe preguntarse si es o no posible que la conciencia sea el día de mañana posible de ser adquirida en la farmacia o en tabletas.
La necesidad de materializar conceptos arquetípicos le hace a uno recordar esta composición simbiótica y extraña que acaece en uno mismo, en su propia materia y en su propio espíritu... ¿Será posible entonces la interacción entre dos elementos tan diferentes; el cuerpo y la psique? O ¿será que el cerebro de compone de mente?
2. Desarrollo
Cozolino (2002) define al Self como una matriz de recuerdos –sentimientos, pensamientos, sensaciones y conductas- concientes e inconscientes, organizados en episodios, historias o narrativas, sustentados en una red de procesos neurales. Tanto la conciencia –experiencia del mundo- como la construcción del Self serían funciones emergentes de una habilidad de los sistemas neurales.
Esas historias son redactadas por la cultura y la familia: entramos en la conciencia como una historia que, de muchas formas, esta siendo siempre escrita. La redacción de estos relatos está influida por muchos factores relacionados tanto con las vías narrativas co-creadas con los padres como con cómo el cerebro organiza y procesa la información. La influencia combinada de estos factores, lleva a la creación de narrativas de identidad que pueden o no ser un apoyo para la salud mental (1)
Neisser (1994) dice que el Self es la integración de cinco funciones separadas: a) La experiencia del self en el tiempo; b) la experiencia del self en el ambiente; c) el self interpersonal; d) el self privado; y e) la idea conceptual del “yo”. El modelo indicaría que en la experiencia del Self interactuarían aspectos somáticos, temporales, interpersonales y narrativos.
Los relatos del Self pueden ser compartidos, conservados internamente o codificados en nuestra identidad pública o privada. Bajo estas narrativas y dándoles forma hay una vasta cantidad de procesos neurales no disponibles a la observación conciente. La naturaleza de estos procesos ocultos dará origen a distorsiones, ilusiones y autoengaños (2)
Los hombres se comunican con gestos, señales y palabras. La historia evolutiva da cuenta de una alta correlación entre el número de individuos de una especie, el tamaño del radio del neocórtex en todo el cerebro y el éxito en empresas de sobrevivencia. A mayor número de individuos, mayor neocórtex y mayor sobrevivencia, lo que indicaría que cerebro, lenguaje y tamaño del grupo, evolucionan juntos.
El autor parte de la premisa que la humanidad goza de una alta coherencia social y que, siendo dispensable el 60% de los contenidos de nuestro lenguaje –en virtud de que son predecibles o repetidos-, el rol de la narrativa en esa coherencia sería indudable. El hemisferio izquierdo, pudiera ser el descendiente del primer sistema evolutivo del lenguaje, porque su rol en la cohesión social y su función en el grupo está en línea con la confabulación, los mecanismos de defensa y el sesgo afectivo positivo. Este es el lenguaje del self público.
El uso de las palabras tendría que haber dado origen al lenguaje interno. Su primer rol debe haber sido el de organizar el comportamiento en secuencias mayores de lo que puede hacerse con programas motores básicos; regular la conducta individual en el grupo. La introspección debe haber derivado de este tipo de lenguaje. La expansión del neocórtex permite su uso en procesamientos internos, planes personales y la habilidad para analizar las interacciones sociales. Este lenguaje interno también puede haber evolucionado de la necesidad de tener pensamientos propios que no conviene compartir, habilidad que podría haber dado origen a la negación o represión, demostrando así cuán eficientes somos en engañar y autoengañarnos.
Otra función del self es permitir que la experiencia de uno como individuo sea estable y consistente en el tiempo. Sólo uno es el protagonista de todas las historias, asumimos continuidad de nuestros cuerpos en el tiempo. Lo mismo ha sucedido en la historia evolutiva de la humanidad: se identifica un solo self.
Para Neisse la idea de “yo” como construcción objetiva de auto identidad es el aspecto final del self. Este self parece servir más a una función conceptual y es probablemente el último en evolucionar. Dennet (1991) propone llamarlo “centro de gravedad narrativa”. La conciencia es vista como el producto de las narrativas y no el productor de las mismas. Probablemente la existencia de un self conciente se deba al lenguaje.
El modo cómo el cerebro construye el self produce muchas ilusiones, una es que la conciencia está en el interior del cráneo, donde la experiencia se presenta como en una pantalla. La 2nda ilusión es que nuestro tomar conciencia nos conduce a través del tiempo; primero ocurriría nuestro pensamiento y luego los sentimientos y acciones. Esto provoca una 3era ilusión: que los procesos cerebrales pueden ser controlados por nosotros… lo que facilita que sobrevaloremos nuestro rol en los resultados.
La mayoría de la información que adquirimos y codificamos es externa al darse cuenta y ocurre antes que él, sentimos y actuamos como si tuviéramos toda la información e hiciéramos elecciones concientes. Pero esto no es tan así, tenemos poco acceso a la información o a la lógica en la que se basa la mayor parte de nuestras decisiones. Lo que llamamos intuición es el resultado de rápidas e inconscientes decisiones que guían nuestros pensamientos, sentimientos y acciones sin conocimiento conciente (Damasio 1999): estas moldean la construcción del self. Algunas ilusiones –fabricadas por nuestro self, cultura o familia- son estables; otras, mueren con el insight. Nuestro cerebro nos presenta una imagen diseñada para crear ciertos efectos (3) Los estratos ocultos de procesamiento neuronal predigieren y organizan nuestra experiencia antes de que esta emerja en la conciencia; esta organización produce sesgos y distorsiones perceptuales -relacionados con la historia de la especie y también sesgos proyectados por las experiencias cotidianas, del desarrollo, los traumas. (4)
Lo propio de la evolución es que a mayores situaciones similares, mayor espectro de conductas posibles; a mayor cantidad de cerebro dedicado a procesos de alto nivel, mayor flexibilidad y cantidad de opciones conductuales. La flexibilidad de la respuesta requiere de estratos neurales intermedios, que se dediquen a calcular la probabilidad de éxito, basándose en la experiencia acumulada. Los estratos ocultos permiten una habilidad incrementada para recordar y aplicar lo aprendido. Por medio del ensayo y el error, las experiencias son traducidas en la fuerza y conectividad de la neurona con las redes neurales, permitiendo que se almacenen y activen patrones conductuales alternativos. Los estratos ocultos –unidades ocultas para la ciencia cognitiva- son aquellas estructuras neurales que sirven de conectores entre las sensaciones y el darse cuenta conciente. Como la velocidad de respuesta y la flexibilidad son imprescindibles para la sobrevivencia, cada red nerviosa refleja un compromiso entre las dos, generando atajos (5)
Nuestros estratos ocultos, instantes antes del darnos cuenta conciente, nos presentan una imagen del mundo basada en lo que han trabajado en el pasado, destacando algunos aspectos y ensombreciendo o bloqueando otros (6) Por lo mismo, los estratos ocultos pueden ser fuente de placer para unos y negativos para otros. Los aprendizajes del pasado pueden ser irrelevantes o destructivos e igualmente los traen al presente, experiencias de vínculos tempranos que han organizado esquemas –dentro de los estratos ocultos- los que a su vez moldean nuestra experiencia de los que nos va a rodear durante la vida. El grado de integración entre las redes verbales y emocionales, determinará si llegamos o no a estar concientes de nuestras emociones y si podemos ponerlas en palabras.
El poder y la consistencia de las distorsiones perceptuales y cognitivas observadas en las interacciones humanas, dan evidencia de la existencia de los procesamientos ocultos. El que errores de juicio puedan sustentarse en patrones consistentes, sugiere que reflejan organizaciones neurales estables (7) Esta forma lo que nos ayuda a tener control sobre los hechos es lo mismo que nos limita la perspectiva.
Creemos que quienes ven las cosas en forma diferente, están equivocados. Las distorsiones que producen este error no son fáciles de detectar en personalidades relativamente normales. Heider (1958) distingue el error de atribución fundamental como nuestra tendencia a explicar la conducta de otros basados en aspectos de su carácter, más que a variables ambientales o situacionales; cuando se trata de aplicar el criterio a nuestras propias conductas, apelamos a variables externas. Una extensión de lo mismo es lo llamado culpar a la víctima (Ryan, 1971) que se presenta al decir que los responsables de los males son los mismos que lo sufren; criterio que se aplica en forma inversa al tratarse de uno mismo. Otro fenómeno que refleja el funcionamiento de estos estratos ocultos es lo que se denomina perseverancia en las creencias que consiste en atender sólo aquellos argumentos que sostienen las propias creencias y desatender los otros. Los estratos ocultos son conservadores, lo cual hace difícil producir cambios sociales o en las creencias arraigadas y prejuicios. (8)
Mecanismos de defensa y sesgos perceptuales pueden ser útiles para la supervivencia. La represión, negación, humor pueden reducir la ansiedad y la culpa cuando reducen la conciencia ante realidades deprimentes. Realidad y distorsión son así espadas de doble filo: pueden ayudar a la salud o a la enfermedad. Los psicólogos evolutivos dicen que el autoengaño ayuda a engañar a los demás, porque convence como si fuese una verdad.
Con la expansión del córtex emergen nuevos dominios de relación social y de experiencia interna. Las redes básicas que mediaban instintos y reflejos se han mantenido y colaboran a desarrollar sistemas de emoción y cognición. Como resultado tenemos una psique organizada por nuestra habilidad para tolerar la ansiedad, el stress y la activación en nuestros mundos interno y externo. Nuestros mecanismos de defensa aparecen para modular la experiencia de ansiedad interna de nuestros cuerpos físicos interactuando con el ambiente para negociar la sobrevivencia física. Los estratos ocultos del inconsciente psicodinámico –reflejados en los mecanismos de defensa- ponen su objetivo en pensamientos y sentimientos que se abstienen de la conciencia a través del olvido motivado, las modificaciones o distorsiones de la experiencia. Freud llamó a eso la hipótesis proyectiva.
Algunas estrategias para leer la estructura oculta del inconsciente son ser pantalla de proyección y presentar estímulos ambiguos o incompletos en test proyectivos, la asociación libre y los sueños.
Contarse historias es el primer modelo que tienen los hombres para integrar secuencial y significativamente la acción humana. Son el vehículo que explican la conducta y definen los self privados. Son emocionalmente significativas, secuencias de acciones causalmente ligadas que ayudan a la organización, mantención y evaluación de la conducta. La organización y coherencia que proveen las narrativas ofrecen la oportunidad de enseñar, reparar, actualizar y crear nuevas historias, que pueden servir de esbozo para nuevas conductas. (9)
Las narraciones regulan la experiencia y expresión de la conducta emocional y son uno de los aspectos de la representación materna interna que tiene efectos organizadores y calmantes, en cuanto evocan sensaciones de seguridad y bienestar… pueden entregar recuerdos optimistas para el futuro. .. ayudan a organizar las experiencias momento a momento… las narrativas nos anclan en nuestros cuerpos a través del tiempo.
Los humanos son los primeros primates en regular sus afectos. El córtex cerebral hace posible esto. Dentro del lazo simbiótico entre madre e hijo, el almacén que la madre tiene de procesos concientes e inconscientes, memorias concientes y emotivas, son transferidas al niño a través de un flujo constante de interacciones obvias y sutiles. La madre determina el núcleo afectivo y la eventual autoimagen a través de patrones de apego. Después, mucho del mundo interno de la madre será transferido a las estructuras ocultas de procesamiento del niño. El self individual y conceptual surge de esta díada. Esta emergencia no es completa, porque el self es una matriz de aprendizaje y memoria reflejada y moldeada por las interacciones sociales. (10)
Los padres organizan la memoria y crean la historia del self dentro del niño. A los 2, 5 años la narrativa entre padres e hijos empieza a ser co-construida en cada conversación.
Fonagy ha estudiado cómo los padres enseñan al niño a ser autorreflexivo. Se ha demostrado que ser capaz de entender y considerar el estado mental de uno mismo y de otros disminuye la dependencia y las estrategias defensivas. Lo que se crea entre padres de hijos es más que una historia, porque hay una selección de información ya procesada en la que también podrá enfatizarse en puntos de vista egocéntricos o empáticos. Así, los modos narrativos están estructurados conteniendo una teoría de la mente de sí y de otros.
No todas nuestras historias son causales y lineales, por lo que esas historias imprecisas pueden ser las herramientas más apropiadas para el trabajo de integración de redes neurales en el nivel mas alto (Rossi, 1993). Aún más, la imprecisión de las historias puede ser un requisito para el éxito en la integración de sistemas nerviosos con distintos estilos de procesamiento –sensación, sentimiento, pensamiento, conducta- (11)
La terapia no sólo es un lugar para reescribir la historia del paciente, es también la enseñanza de un método, un proceso de integración, una evaluación y recalibración de la percepción y un set de principios para la futura organización. En tal sentido, la terapia es tanto una forma de reparación como el aprendizaje de una estrategia para reeditar el self.
La teoría que al parecer está subyaciendo a algunos Programas Académicos estaría de acuerdo con esta noción de Self en construcción a través de narrativas, de lo contrario ¿a qué fin des-cubrir y escribir, por ejemplo, cuál pudiera ser el mito personal? ¿cuál es el real propósito de utilizar la metodología de relatorías y trabajos finales escritos y elaborados por cada una de las personas en una reflexión espejo con su propio computador? Estoy segura de que no es por mejorar la redacción de los alumnos –aunque ciertamente debe contribuir-. El valor de elaborar historias –completas, organizadas, estructuradas- está en la necesidad de explicitar y expresar con palabras –hacer concientes- las ideas, sentimientos, sensaciones que producen en cada uno de nosotros los sucesos de la vida. De alguna forma, es también hacer gestalt de los procesos.
Sería interesante, en consecuencia, que cada uno de los alumnos pudiese reconocer cada uno “su patrón”, a través de los temas que van desarrollando en sus respectivos trabajos, porque no me cabe duda que la gran mayoría de éstos versarán, en cada uno, sobre un tema esencial –casi único-, aunque los contenidos a ser desarrollados en cada clase o temática sea diferente. En el análisis de aquellos trabajos, cada cual podrá revisar cuánto hay de distorsión, de ilusión, de autoengaño en las bases de sus propios procesos neurales que, hasta hoy, no estuvieron dispuestos a su observación conciente.
Me pregunto ¿cómo habrá sido el proceso vivido por la naturaleza que la hizo sentir la necesidad de hacerse conciente y de manifestarse? o ¿habrá sido que el hombre apareció como forma del potencial creativo de la naturaleza? Y entonces, ¿será que las ideas son creadas por el hombre o sólo son manifestadas por él? ¿Será que las cosas vienen de nosotros o pasan a través de nosotros?
Me pregunto si ¿seremos nosotros narraciones de algo o de alguien?… ¿no serán esas mismas narraciones nuestros mitos? ¿seremos self, seremos mitos?…..
“… hay un espacio despoblado, que es preciso poblar… de miradas con semillas abiertas… y de voces bajadas de la eternidad”…
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DEL TEMA: SELF E INDIVIDUACIÓN: AION Contribución a los Simbolismos del Sí Mismo
(1) El análisis y la edición de las narrativas de identidad es un componente central en la terapia. Las ilusiones son entrelazadas automáticamente en nuestra experiencia de realidad y la construcción del self por estratos de procesamiento nervioso ocultos (capas profundas de redes neuronales).
(2) La terapia también deberá ocuparse de estos materiales provenientes de las distorsiones, ilusiones y autoengaños que se encuentran al interior de los procesos neurales y no disponibles a la observación conciente.
(3) Los psicólogos evolutivos piensan que esos efectos van en la línea de hacernos sentir guiados por una fuerza poderosa, que da dirección y confianza.
(4) Mucha de la psicoterapia se centra en descubrir, comprender y corregir los contenidos y la organización de esos estratos ocultos.
(5) Casi siempre estos atajos son responsables de la mayor parte de las dificultades por las que las personas van a terapia.
(6) Los terapeutas son expertos en inferir la arquitectura de estos estratos ocultos, a través de interpretar los efectos que tienen las historias de los pacientes, los síntomas que sufre y las vidas que llevan.
(7) Una de las distorsiones más importantes para la psicoterapia son los sesgos en la forma cómo procesamos nuestra información y la de otros. El hecho de que sean equivocadas crean problemas, aunque su interpretación sea positiva. De esta forma lo que nos ayuda a tener control sobre los hechos es lo mismo que nos limita la perspectiva.
(8) Todos estos aspectos son vitales en psicoterapia: se intenta revertir creencias y sesgos atribucionales y socavar la naturaleza conservadora de los estratos ocultos. La guía debe tender hacia la responsabilidad personal, experimentación de conductas nuevas, a cambiar el foco de la causa de los problemas que pudiera tener. Tales técnicas son vehículos para crear emergencias seguras de modo que las redes neuronales puedan ser expandidas e integradas.
(9) El poder de las historias para sanar el sufrimiento y la confusión viene desde antiguo y es central en varios estilos de terapia.
(10) Los terapeutas se refieren a objetos internos, redes de recuerdos sensoriales, emocionales y conceptuales de otros significativos, que pueden ser fuente de confort, molestia o indiferencia.
][11 La co-construcción de nuevas narrativas en psicoterapia se centra en las creencias del terapeuta y los objetivos del paciente. Así, cada terapia tiene una orientación propia, lenguaje, héroes, mitos; por lo que es esperable que se tejan lazos entre ambos.

miércoles, 5 de mayo de 2010

La Relación Suegra-Nuera

La Relación Suegra-Nuera
ML Paula Durán H. y María Paz Soublette
I. Introducción
Los mitos no nos dicen cómo,
Ellos sencillamente nos dan el fondo invisible
Que nos hace empezar a imaginar,
a cuestionar, a profundizar 1
(Hillman, 1975)
De aucerdo a un artículo escrito por Galias, la relación nuera-suegra tiene raíces en el inconsciente colectivo. Esto se demuestra en parte, en el hecho que, cuando se la alude, produce disimulados comentarios y, cuando se la vive, las personas que participan de esa relación, se ven envueltas en suspicacias, dificultades y/o actitudes defensivas hacia la otra persona. Todas estas reacciones suelen ser extremadamente intensas, incluso desproporcionadas a la realidad de lo que se haya desarrollado en la relación. Estas reacciones de adversidad y/o resistencias se presentan hacia los roles de suegra y nuera, con independencia de si están o no asumidos por personas en concreto. Claro está que, una vez “ocupados los cargos –de nuera y suegra-”, intensos sentimientos se trasladan a las personas que los encarnan.
El análisis de los arquetipos divinos implicados en esos roles facilitará la comprensión de las razones por las cuales esta relación se hace difícil para ambas mujeres, examinar los cambios que una y otra están protagonizando en sus respectivas vidas, y distinguir las posibilidades que les están ofrecidas a cada una.
La metodología utilizada fue hacer un compendio de las ideas centrales del artículo mencionado, para luego profundizar en aquellos aspectos que resultan más interesantes para nuestro propoósito y para lo cual se hizo uso de lecturas y bibliografía de conocimiento previo o que cayeron sincrónicamente en nuestras manos. A continuación se anotan algunos comentarios.
II. Antecedentes del Artículo
Con el fin de contextualizar el trabajo realizado hacemos a continuación una síntesis de lo expuesto por la autora.
Los primeros dos capítulos responden a un análisis de los roles de nuera y suegra, en forma independiente, puntualizando que ambas están asumiendo una nueva etapa en sus respectivas vidas y que, tanto la suegra como la nuera, se ven atrapadas en esta coyuntura existencial en el momento en que se formaliza la relación del hijo-novio con la novia-nuera. En la suegra, lo central observable –y a partir de lo cual se desencadena una serie de reacciones- es que experimenta una segunda gran separación del hijo; la primera ha sido al momento de darlo a luz, cuando una parte de ella se independiza para comenzar a “ser” otro, al inicio sólo físicamente. En la nuera, también lo central observable –y a partir de lo cual debe tomar muchas decisiones que privilegiarán que su propia vida tome formas más o menos definitivas, al menos por algunos años- es la gran cantidad de cambios que debe asimilar en poco tiempo, comenzando por su nuevo rol de esposa.
La autora continúa con lo que denomina el “encuentro nuera-suegra”, en el que, una está haciéndose adulta y la otra está envejeciendo; en el que una está alegre por el inicio de una nueva vida y la otra está triste, por el mismo motivo; en el que, finalmente, pueden ser vistas mutuamente como rivales que se disputan el mismo “bien”, el hijo-marido.
Haciendo honores a Junito y Neuman por sus respectivos trabajos analíticos en torno a las diosas en el Mito de Eros y Psiqué, Galias transcribe el Mito para destacar, en el capítulo siguiente, la ingenuidad con que Psiqué asume su nueva condición de casada; los celos con que Afrodita recibe a Psiqué, las pruebas que le impone y a las que no se resiste Psiqué; las ayudas recibidas por Psiqué para librar correctamente los duelos; la reconciliación final.
Los últimos capítulos, uno en el que se refiere a Afrodita-Psiqué como polaridad simbólica y otro a la relación suegra-nuera en un plano arquetípico, nos parecen interesantes de profundizar y poder analizar con mayor detención. Nos hemos centrado en ellos.
III. Análisis
Nos enfrentamos al análisis de posibles caminos para el reencuentro entre suegra y nuera. Dos roles asumidos por mujeres: una iniciando la 2nda etapa de su vida; otra, iniciando la 3era. A su vez, somos dos mujeres quienes analizamos el texto y estos roles; y quienes hacemos, necesariamente una conexión con nuestras Psiqué y Afrodita internas. Estamos, por decirlo metafóricamente, en una verdadera mesa redonda compuesta por entre 6 y 8 mujeres que comentan sus experiencias.
1. Afrodita – Psiqué como polaridad simbólica. Reconocer a estas diosas como dimensiones arquetípicas de nuestras experiencias personales es un primer aprendizaje. Psiqué es nuestra niña ingenua, inexperta que proyecta su animus externamente en Eros. Afrodita le aporta vivacidad; ella es intensa, creativa, conciente; es quien prepara y transforma a Psiqué para la relación simétrica que quiere alcanzar y consolidar. Si a nivel de nuestro desarrollo individual, tenemos dificultades de interacción entre nuestra Afrodita – Psiqué internas, la suegra real asumirá como Afrodita y la nuera real asumirá como Psiqué.2 (Galias, 1993) Esto significa que el “problema” suegra-nuera se presentará en el “exterior” –con nuestra suegra-nuera real-, cuando esté presente esa dificultad o conflicto en el interior de nosotras mismas. Si el desajuste está presente en la nuera y no en la suegra, la nuera se identificará con Psiqué evaluada y exigida y proyectará en su suegra las características de una Afrodita bruja; si, por el contrario, este desajuste sólo está presente en la suegra, es ella quien se sentirá identificada con Afrodita y sobrecargará a su nuera de responsabilidades de las que ella se exime. En definitiva, el “problema” existe porque debe ser solucionado; si no existe es porque esa relación Afrodita-Psiqué es armónica en nuestro interior.
Galias finaliza el capítulo diciendo que “estas polaridades estarán siempre activas en nuestro desarrollo, frente a cada relación erótica, sea con una persona o con una situación; más con el matrimonio, habrá una reactivación de ellas, ya sea en la personalidad de la suegra o de la nuera o en ambas”.3 (Galias, 1993)
2. Afrodita-Psiqué, dos mujeres que pueden ser una espejo de la otra. Una de la etapas del proceso de individuación es el encuentro con la sombra y la integración de esos contenidos a la conciencia. La sombra es el aspecto “negativo” de la personalidad, la suma de todas aquellas cualidades desagradables que desearíamos ocultar, las funciones insuficientemente desarrolladas y el contenido del inconsciente personal”4 (Jung, 2001)
En el 1er punto se destacaron las dos mujeres como polaridad simbólica. En éste queremos tomar sólo algunos de los aspectos de una y otra personalidad y no sus arquetipos completos. Como en cualquier relación, con mayor facilidad en la que se da entre dos personas del mismo sexo, los contenidos de la sombra pueden identificarse a través de aquellas características que el otro nos muestra y que nos producen reacciones desproporcionadas de rechazo. Aquellos rasgos “del otro” que nos son en extremo desagradables son más bien reflejos sombríos y nos hablan de contenidos inconscientes con los cuales debemos establecer lazos de amistad.
En la relación suegra nuera cada una de estas mujeres parece que suele activarse la fantasía que establecer una relación con otra persona es poseerla como un bien material. La nuera le ha “robado” a la suegra su bien más preciado, su hijo y la suegra quiere sentirse “poseedora absoluta” de la atención del mismo.
3. Arquetipo del animus en la suegra y nuera. El animus es una estructura psíquica que conecta al yo con la imagen y la experiencia del sí mismo, procura el vínculo entre la conciencia individual y el inconsciente colectivo. Así como la persona es el complejo funcional que aporta una barrera protectora entre el yo y el exterior, el animus relaciona con los sujetos –objetos internos- y provee de la “actitud interna”, el cómo se trata uno internamente, a través de la imaginación, impresiones, ideas, estados de ánimo y emociones subjetivas. Por tanto, en la medida en que el animus, moldeado por el inconsciente, de la mujer se encuentra desarrollado y armónico, la puerta que permite el ingreso de los contenidos colectivos filtrará correctamente.5 (Stein, 2004)
La mujer en su 2nda etapa de la vida -Psiqué- tiene un animus -imagen interior que tiene la mujer de la personalidad masculina- que se proyecta en su novio-marido; desde ahí van interactuando anima/marido y animus/mujer iniciando y evolucionando mutuamente en sus respectivos desarrollos. La conciencia de Psiqué debe ser preparada para la entrada del arquetipo del animus en su campo de conciencia. En la 3era etapa de la vida, la mujer, -Afrodita- tiene un animus que ya no necesita proyectarse al exterior, sino interactuar internamente, con lo cual va desarrollando su espiritualidad, en unión con el arquetipo de alteridad que le facilita establecer relaciones. Este es el proceso que nuestra Afrodita está viviendo, no sin dolor; la emancipación de su hijo Eros -en concreto- permitirá un duelo en que este animus se internalice concientemente o se incorpore definitivamente y permita el matrimonio sagrado, única posibilidad de lograr la dinámica de la alteridad y optar a la totalidad.
4. Relación suegra-nuera en un plano arquetípico. Esta relación puede ser una gran oportunidad, tanto para la nuera como para la suegra, para desarrollar aspectos que quedaron regresivos en su pasado. Para la “hija” podrá significar expandir aspectos de hija y madre interna que podrá humanizar con una figura “indirecta” representada por la suegra. Para ello necesita reconectarse con su niña interior y sustentarse en una madre sustituta. Es para ambas un momento de reivindicación, ajustes, enmiendas o completación de roles que fueron ejercidos en un momento de menor experiencia que la actual. El mismo proceso puede darse para la “madre”. El desempeño del rol de mujer para quienes no tenían modelos femeninos –por la represión de lo femenino o porque la forma de ser mujer del feminismo fue adquiriendo, las mujeres, características masculinas- facilita el que muchas mujeres hayan querido una madre que nunca fue o que nunca pudo ser, motivo por el cual necesiten reformular en ellas las características de esa madre que desean ser, es decir, re-madrarse.6 (Jung, 1994). Las relaciones con los otros siempre serán una oportunidad para expandir y ampliar nuestra conciencia, siempre nos abrirán la posibilidad de ser más y mejor persona, siempre serán motivo de humanización.
5. Lo propio de la mujer es relacionarse. ¿Qué pasa con la nuera y la suegra que se confrontan? La creación de vínculos es una de las formas de romper la urna de cristal de Blanca Nieves; una forma de acercarse a la Bella Durmiente; una forma de despertar y abrirse a la conciencia. Lo propio de la mujer es relacionarse; lo propio de la suegra y nuera, como mujeres, es relacionarse. Si no lo hacen, suponemos que está actuando algún modelo que no les pertenece, suponemos que sus conductas están contaminadas. De esta premisa surge nuestra última reflexión.
6. La necesidad de un nuevo arquetipo: lo femenino conciente. Lo femenino surgido desde el interior, re-encantado de su origen y no como una reacción necesaria a la oportunidad que despertaba. Las diosas, nuestros modelos, “no sólo están subordinadas a los dioses, están definidas como seres relacionadas con los hombres en su misma esencia, cada una de un modo particular: Hera es esposa, Atenea es hija del padre, Afrodita es la amante sensible, Artemisa es la que rehuye de los hombres. Representadas así, desde la perspectiva de la psicología masculina, se las ha sentimentalizado y denigrado”.7 (Downing, 1999). Se requiere ahora de “imágenes que afirmen que el amor que las mujeres recibimos de las mujeres, de la madre, hermana, hija, amante, amiga, es tan profundo y tan digno de confianza, necesario y sustentador como lo es el amor simbolizado por el padre, hermano, hijo, marido.”8 (Jung, 1994). “Lo auténticamente femenino es el valor, la creatividad, la confianza en uno mismo, la lealtad, la flexibilidad, la tenacidad, la capacidad de intuir claramente, la tendencia a la soledad y la intensidad de la pasión.”9 (Jung 1994).
Esto puede observarse en la fecundidad de “los círculos de mujeres”, en los que el interés se focaliza más en lo colectivo que en lo individual. En nuestro siglo hemos asistido a múltiples organizaciones femeninas, todas de asombrosa entrega, fines altruistas y comunitarios, pero que además a cada una de sus participantes aportan un gozo maravilloso de su condición de ser mujer.
La enmienda arquetípica, el aporte al inconsciente colectivo, de la relación nuera-suegra, es una oportunidad que tiene la mujer hoy, en este siglo. La mujer puede retomar su condición esencial de mujer mujer.
IV. Comentarios
La primera reacción a la lectura una vez terminada produjo, al menos en una de nosotras, incomodidad respecto a la forma con que la autora del artículo había enfrentado esta relación, ya que “responsabilizaba” del problema a una u otra de las dos mujeres, eximiendo de plano a Eros que, finalmente, se presenta como al centro de la disputa. No sólo Eros constela la dificultad, sino –y la autora lo indica, respaldada por una cita al mismísimo Jung- “si el hijo hubiese resuelto correctamente su problema con su madre, éste no hubiese sido transferido a la nuera” Sorprende que el artículo omita un análisis al problema que efectivamente existe y que no ha sido resuelto.
También llaman la atención, las características del “hijo” que se presenta y la forma cómo se describe la situación que se va produciendo en la suegra, en la nuera, en sus nuevas condiciones, ya que las interacciones en las que está incluido, lo dejan como si él nada pudicese hacer o decidir, porque siempre está esta “madre” satisfaciendo necesidades que él aún no ha manifestado. Pensamos que el estereotipo de “madre” e “hijo” utilizado son “no integrados” y, si la relación “suegra-nuera” es efectivamente arquetípica, eso no sería motivo para que el conflicto no se manifestara igualmente, aunque posiblemente con una intensidad menor.
Hay algunos puntos no destacados que sí merecen ser señalados, por ejemplo: a) ¿porqué se produce un problema de relación entre dos personas cuya característica arquetipal es relacionarse?, ¿es lógico que ello se dé o están estos arquetipos contaminados y deben reinventarse?; b) La madre de la nuera atraviesa por las mismas circunstancias “dramáticas” que acusa la madre del marido; en virtud de lo cual parece razonable proponer alguna alternativa en que ambas se comprendan y solidaricen, permitiendo que los jóvenes las encuentren a ambas disponibles cuando las requieran.
Bibliografía

1 Hillman, James, “Re-Visioning Psychology” (Nueva York: Harper&Row, 1975), pg.158
2 Galias, I.(1993) “A relaçao sogra-nora, un tema que pede resgate”. San Pablo: Junguiana11, 44-65
3 Ibid.
4 Jung, CG, Campbell, otros “Encuentro con la Sombra”, Ed.Kairós. Barcelona 2001, pg 34
5 Stein, Murray, “El Mapa del Alma según Jung”, Ed.Luciérnaga, Julio 2004. Pgs. 169-200
6 Jung, CG, Campbell, otros “Espejos del Yo”, Ed. Kairós, Barcelona 1994, pgs. 246-257
7 Downing, Christine. “La Diosa”, Ed. Kairós, Barcelona, 1999
8 Ibid. 6
9 Ibid