lunes, 24 de enero de 2011

La función inferior


Marie-Louise von Franz
M-L von Franz nació en Zurich en 1915, fue alumna y discípula de Jung, se especializó en el estudio del simbolismo, la interpretación de sueños, mitos y leyendas. Fue presidenta honoraria del Instituto Jung de Zurich. Dotada de una especial habilidad para traducir los materiales junguianos simbólicos a la realidad psicológica cotidiana, murió en 1998. Este documento es la primera parte del Capítulo 2 del libro Psicoterapia, 1a edición. New York, EE. UU., Editor: C. G. Jung Foundation Books, 28 East 39th Street, New York, NY 10016, Shambhala Publications, Inc. Horticultural Hall, 300 Massachusetts Avenue. Boston, Massachusetts 02115, ©Marie-Louise von Franz 1993. Fue traducido del inglés por ©Orlando Gallego Bedoya 2009. E-mail: orly3283012@yahoo.es

INTRODUCCIÓN
Aunque el tema de este artículo es la función inferior, no se puede hablar al respecto sin discutir todo el problema de las cuatro funciones y esbozar también la función superior ya que todo está entrelazado. Yo presupongo que el lector está familiarizado con el libro de Jung sobre los tipos psicológicos,(1) e intentaré ilustrarlo de acuerdo con mis experiencias prácticas.
Tipos Psicológicos es uno de los primeros libros de Jung. Cuando él lo escribió y estaba intentando averiguar acerca de los tipos, estaba en muchos aspectos luchando en la oscuridad; desde entonces él ha hecho muchos descubrimientos, los cuales se encuentran en sus otras obras, y estos son los que tengo la intención de vincular. Uno a menudo se encuentra con personas que no entienden cómo aparece la tipología en la vida práctica. Muchas personas que hablan acerca de los tipos no pueden siquiera descubrir cuál es su propio tipo, lo cual se debe por lo general a su falta de experiencia práctica. Desde que el libro fue escrito, la idea de las cuatro funciones de la consciencia y el funcionamiento de la personalidad humana consciente en esta forma cuádruple, ha demostrado ser enormemente productiva, y el problema de las cuatro funciones ha evolucionado crecientemente en el pensamiento de Jung y además aparece en su pensamiento en la forma religiosa del problema del tres y el cuatro.
El problema del tres y el cuatro, especialmente en la imagen de Dios, ha resultado tan enormemente importante que las personas tienden a proyectar la función problema en esta cuestión religiosa. Lo mismo ocurre en la interpretación mitológica, pues dondequiera que la gente encuentra símbolos cuaternarios –dígase en la mitología indígena de América del Norte, donde uno se vuelve hacia los cuatro puntos cardinales o donde las pinturas de arena son obviamente de una estructura cuádruple- se dice que aquello significa las cuatro funciones, y se fija ese concepto al tema mitológico. Existen tres errores aquí. Primero, tomar los conceptos Junguianos y fijarlos como con un prendedor de seguridad en el material mitológico, es una empresa completamente estéril en sí misma, pues ello tergiversa los hechos fundamentales. En segundo lugar, usar los conceptos sin pensar en lo que realmente quieren decir y en qué se basan. Y tercero, en este caso especial es un error fundamental, porque si usted piensa por un momento, se da cuenta que lo que podemos ver en el material mitológico es material inconsciente. Los Navajos, por ejemplo, no han concebido sus pinturas de arena y sus mandalas de manera consciente; dirían que les fueron revelados a ellos o a sus chamanes. Por consiguiente, aquellos primitivos e incluso evolucionados temas mitológicos cuaternarios son auto-manifestaciones del inconsciente colectivo, de manera que no podemos identificarlos con un fenómeno consciente, mientras que las funciones son modos de comportamiento de la consciencia. Tenemos que mirarlos más bien del siguiente modo.
La consciencia evoluciona en la temprana infancia, como es sabido, desde el inconsciente. Desde nuestro punto de vista, el inconsciente es un hecho primario y la consciencia un hecho secundario. Por tanto la totalidad inconsciente y la estructura de la personalidad total existen en el tiempo antes que la personalidad consciente y podrían considerarse según se muestra en el diagrama siguiente.
La consciencia en sí misma es un campo de representaciones, ya que las representaciones son solo llamadas conscientes en la medida en que se asocian con el complejo del ego. Si uno dice, “Yo sé que esto es así y así”, eso significa que esto es consciente para mí, es un hecho en mi campo de consciencia. Cuando las funciones se desarrollan en el campo de la consciencia –A, B, C, D, en el diagrama- allí surge desde abajo, primero digamos, la función del pensamiento, la cual luego se convierte en una de las principales funciones del ego, que usa principalmente la operación de pensar en la organización de su campo de consciencia. Lentamente otra función aparece y gradualmente todas ellas –bajo condiciones favorables- aparecen en el campo de la consciencia. De este modo se obtiene una estructura cuádruple en la consciencia la cual refleja exactamente la estructura pre-consciente cuádruple. Tenemos un cuaternio de funciones en la consciencia porque existe ya una tendencia innata para construir dicha estructura cuádruple en el inconsciente. Los productos mitológicos por regla general reflejan la estructura básica (el círculo), pero ellos no representan su espejismo en la consciencia, por decirlo así. Esto es debido a que si nosotros intentamos fijar los conceptos del pensamiento, sentimiento, y así sucesivamente en el fenómeno mitológico, siempre la pasamos mal, porque estamos tratando de conectar de manera equivocada. Es como si intentáramos identificar el resultado con la causa. Si, por consiguiente, tenemos un fenómeno cuádruple en la mitología, es mejor decir que representa la estructura arquetípica general de la psique, la cual, entre otras cosas, ha producido la tendencia siempre a desarrollarse en las cuatro funciones en la estructura de la consciencia.
La cuestión ha sido planteada con frecuencia en el sentido de por qué en la tierra debe haber cuatro funciones. ¿Por qué no tres o cinco? Eso no se puede responder teóricamente; es simplemente cuestión de revisar los hechos y de ver si se puede descubrir más o menos funciones y otra tipología que fuera igualmente justificada. Para Jung fue un gran descubrimiento cuando él más tarde encontró la confirmación de su idea concebida de manera más intuitiva, en el hecho de que en todas partes en los mitos y el simbolismo religioso, aparece el problema de la estructura cuádruple de la psique y que, estudiando el comportamiento de sus pacientes, él aparentemente había hallado una estructura básica de la psique.
Naturalmente, la estructura cuádruple básica de la psique, la cual significa más que solo las funciones conscientes, está en general representada, si aparece, como una auto-manifestación puramente primitiva del inconsciente, usualmente como un cuaternio indiferenciado. Existen los cuatro principios más o menos de la misma clase: cuatro colores, o ángeles o dioses, etc. Cuanto más se relacionan con la consciencia, más tienden a convertirse en tres animales y un ser humano, o tres dioses buenos y uno malo, y después se llega a aquellos mandalas más diferenciados donde los cuatro polos de la estructura cuaternaria son diferentes entre sí. Esto es particularmente cierto si se está tratando con material que ha sido elaborado en gran medida de manera consciente, cuando se encuentra el problema clásico del tres y del cuatro, respecto del cual Jung ha escrito bastante. Esto significa que cuando, desde esta estructura básica, una u otra función se hace consciente, o cuando bajo condiciones óptimas tres funciones se hacen conscientes, esto tiene el efecto de que la estructura básica también cambia, pues ni en la psicología ni en ningún otro campo de la realidad existe un curso unilateral de acción; porque si el inconsciente vigoriza un campo de la consciencia, la repercusión de dicho cambio produce una alteración en la estructura inconsciente también. Por consiguiente, en los sueños y en el material mitológico se encuentra que esta estructura básica también aparece en forma alterada, de lo cual puede concluirse que una parte del problema de las funciones se ha hecho ya consciente de modo que, debido a la oposición, incluso la estructura básica tiene esta forma cambiada o modificada. Además hay mandalas que se encuentran principalmente en las civilizaciones superiores, tales como las imágenes de los cuatro evangelistas donde tres son animales y una un ser humano. Este tema apareció previamente en la mitología egipcia en los cuatro hijos de Horus, representado con tres animales y una cabeza humana, así mismo como los otros tergiversados mandalas, en los cuales existe una cierta tensión dentro de la estructura, por lo general entre el tres y el cuatro en particular.
Me gustaría dar un breve bosquejo del modelo de las cuatro funciones en la psicología Junguiana. Jung primero diferenció dos tipos actitudinales: el extravertido y el introvertido. En el extravertido, la libido habitualmente fluye de manera consciente hacia el objeto, pero existe también una inconsciente oposición secreta hacia el sujeto. Para el extravertido el movimiento oculto hacia el sujeto es por lo general un factor inconsciente. En el caso del introvertido ocurre lo opuesto, ya que él siente como si un objeto lo abrumara de manera constante, de modo que tiene que retirarse continuamente de éste pues todo recae en él; está constantemente abrumado por las impresiones, pero no es consciente del hecho de que él secretamente está tomando prestada, o prestando, energía psíquica al objeto a través de su propia extraversión inconsciente.
Expresado brevemente, eso representa la diferencia entre el extravertido y el introvertido y entonces, si usted toma las cuatro funciones de sensación, pensamiento, sentimiento e intuición, cada una de las cuales puede ser extravertida o introvertida, obtiene ocho tipos: pensamiento extravertido, pensamiento introvertido; sentimiento extravertido, sentimiento introvertido; intuición extravertida, intuición introvertida, sensación extravertida, sensación introvertida.
Antes de seguir adelante con ejemplos prácticos, me gustaría caracterizar la función inferior en su comportamiento general. Se puede decir que todas las funciones superiores en un individuo, sea en un caso pensamiento y en otro sentimiento, tienen una tendencia a comportarse de cierto modo, y que la función inferior en un individuo, independientemente de lo que pueda ser, tiene un tipo de comportamiento general. El comportamiento de la función inferior está estupendamente reflejado en muchos mitos y particularmente en muchos cuentos de hadas, donde existe un modelo muy extendido de la estructura siguiente. Un rey tuvo tres hijos. Él prefería a sus dos hijos mayores y el más joven era considerado como un ser estúpido o tonto. El rey luego señala una tarea en la cual los hijos deben encontrar el agua de vida, o la más bella novia, o ahuyentar a un enemigo secreto que cada noche roba los caballos, o las manzanas doradas del jardín real. En general los dos hijos mayores se exponen y no llegan a ninguna parte o se quedan atascados, y luego el tercero, ensilla su caballo y todos se ríen y le dicen que él debería mejor quedarse en casa junto a la estufa, a donde él pertenece, pero es él quien por regla general ejecuta la gran tarea. Esta cuarta figura –él es el tercer hijo pero la cuarta figura en la disposición- tiene, de acuerdo con los mitos, cualidades diferentes. Algunas veces es el más estúpido o el más joven, a veces es un poco torpe y algunas otras un completo tonto.
Existen diferentes versiones, pero él siempre está en alguna categoría semejante. En un bello cuento de hadas ruso, es considerado como un completo idiota y los dos hermanos mayores cabalgan sobre maravillosos caballos del establo de su padre, pero el más joven toma un pequeño caballo peludo y lo monta de manera equivocada –con la cabeza hacia la cola del caballo- y sale mal, ridiculizado por todos. Él es, por supuesto, Iván el héroe ruso, quien hereda todo. La historia del tonto o el idiota a veces ocurre por fuera de la disposición general de las cuatro figuras, de manera que él es el héroe muy desde el comienzo. Luego está el tema del pulgar o el lisiado, o muy a menudo del soldado que ha desertado o que ha sido herido y relevado del ejército y está perdido en los bosques, donde comienza la gran aventura. O puede ser un pobre campesino quien se convierte en rey o hereda el reino, y en todos estos desde el mismo comienzo de la historia, usted sabe que ello atañe a algo más que las cuatro funciones, ya que el tonto es una figura religiosa arquetípica que abarca más que solo la función inferior; él implica una parte total de la personalidad humana, o incluso de la humanidad misma, y representaría lo que quedó atrás y que por tanto aún tiene la totalidad original de la naturaleza, de modo que tiene principalmente un sentido religioso. Pero en la mitología, tan pronto como el tonto aparece como el cuarto en un grupo de personas, tenemos cierto derecho para asumir que él refleja el comportamiento general de una función inferior.
He intentado a menudo, al interpretar los cuentos de hadas, ir más lejos en los detalles y llamar al rey la función pensamiento y al cuarto hijo la función sentimiento, pero en mi experiencia, eso no funciona. Usted tiene que torcer el material y hacer algunos trucos deshonestos si fuerza el material de este modo. De esta forma, he llegado a la conclusión de que no podemos ir tan lejos, y que debemos solo decir que en la mitología dicho tercer hijo, o tonto, simplemente representa un símbolo del comportamiento general de la función inferior, cualquiera que sea; no es ni individual ni específica, sino una estructura general. Eso es absolutamente correcto pues si se estudian los casos individuales, se verá que la función inferior tiende a comportarse después de todo a la manera de semejante héroe “tonto”, el tonto divino o héroe idiota, quien representa la parte despreciada de la personalidad, la parte ridícula e inadaptada pero también aquella parte que reconstruye la conexión con la totalidad inconsciente de la persona.
Hay algo más en lo que hay que ser cauteloso y es que en los diversos mitos donde el tercer hijo tonto encuentra el agua de la vida o el pájaro de oro, vence al dragón o conduce a casa a la bella princesa o hereda el reino, etcétera, uno está muy tentado a interpretarlo como el puente al inconsciente, porque los precedentes son todos símbolos de lo que asumimos que se encuentra en el inconsciente. No obstante, no debemos olvidar que todo el proceso mitológico simboliza todo en el inconsciente, ni tampoco que para un introvertido el inconsciente muy a menudo ¡aparece afuera! Por tanto, es bastante correcto decir que el tercer hijo o la cuarta figura en la disposición, establece el puente al inconsciente, pero esto no debe implicar que el inconsciente sea siempre experimentado como estando “adentro”, pues eso solo se aplica a un extravertido ya que la función inferior tiene el tipo actitudinal opuesto de la función consciente. Un tipo pensamiento introvertido tendrá sentimiento extravertido inferior mientras que un intuitivo extravertido tendrá sensación introvertida inferior y así sucesivamente.
Se puede decir que la función inferior siempre establece el puente hacia el inconsciente, y en el caso de un introvertido está por lo general avanzando hacia una proyección inconsciente la cual aparece afuera. De este modo podría decirse que la función inferior está siempre dirigida hacia el inconsciente y al mundo simbólico, pero no está dirigida al interior o al exterior; esto último varía individualmente. Si la función inferior de un introvertido se mueve afuera, entonces significa que la esfera exterior adquirirá una cualidad simbólica para esa persona. Por ejemplo un tipo pensamiento introvertido tiene una función sentimiento inferior, por tanto el movimiento será hacia los objetos externos, es decir, hacia las otras personas; pero tales personas externas tendrán un significado simbólico para la persona, siendo conductoras de los símbolos del inconsciente. El significado simbólico de un hecho inconsciente aparece afuera, como la cualidad de un objeto externo, prima vista. Pero si un introvertido con su habitual modo de introyectar dice que no necesita telefonear a la señora fulana de tal, pues ella es precisamente el símbolo de su ánima y por tanto es simbólica, y la persona externa no importa pues solamente sucedió que su proyección cayó allí, entonces él nunca llegará al fondo de su función inferior o nunca la asimilará como un problema. Esta es la razón por la cual el sentimiento de un tipo pensamiento introvertido en general es auténticamente extravertido, y con tal trampa él simplemente intenta agarrarse a su función inferior por medio de su función superior y la jala hacia adentro. Él introyecta en el momento equivocado a fin de mantener la predominancia de su función superior sobre su función inferior. Un introvertido que quiere asimilar su función inferior debe relacionarse con los objetos externos, pero teniendo presente que ellos son simbólicos. Él no debe, sin embargo, sacar la conclusión de que son solo simbólicos y que por eso se puede prescindir de ellos. Eso es un truco muy asqueroso y deshonesto que muchos introvertidos desempeñan con su función inferior. Naturalmente los extravertidos hacen la misma cosa, solo que de un modo menos directo. Por consiguiente, no debe decirse que la función inferior esté dirigida hacia el interior, o vuelta hacia dentro del inconsciente, sino que la función inferior está dirigida hacia el inconsciente, sea que éste último aparezca en el interior o el exterior, y que es siempre la conductora de las experiencias simbólicas, las cuales pueden venir desde adentro o desde afuera.
En el caso de los extravertidos, he visto con frecuencia que el inconsciente aparece directamente desde adentro como una visión o como una fantasía. De este modo con frecuencia me ha impresionado el hecho de que los extravertidos, cuando ellos se acercan a su otro lado, tienen una relación mucho más pura con el mundo interior que el introvertido. ¡Incluso he sido bastante celosa! He visto que ellos tienen una relación ingenua, auténtica y pura con los hechos internos, ¡pues pueden tener una visión y tomarla inmediatamente de manera seria, bastante ingenuamente! En un introvertido ésta es siempre tergiversada por su sombra extravertida, la cual arroja dudas sobre ella. De este modo puede decirse que si un extravertido cae en su introversión, será especialmente auténtico, puro y profundo. Es por eso que usualmente los extravertidos están tan orgullosos de esto que alardean ruidosamente que son grandes introvertidos. Ellos tratan de convertir en una pluma su gorra –lo cual es de nuevo típicamente extravertido- ¡y con eso arruinan todo! Pero realmente, si ellos no echan a perder todo con la vanidad, los extravertidos pueden tener una introversión mucho más infantil, ingenua, pura y realmente auténtica que los introvertidos. Los introvertidos por su parte, si despiertan a su extraversión inferior, pueden esparcir un brillo de vida y ¡convertir su medio en un festival simbólico mejor que cualquier extravertido! Un introvertido puede dar a la vida exterior una profundidad de significado simbólico y el sentimiento de la vida como un festejo mágico de alguna clase, lo cual el extravertido no puede. Si un extravertido va a una fiesta, piensa que todo el mundo es maravilloso y está listo para decir: “¡Vamos, hagamos que esta fiesta funcione!” Pero eso es simplemente una técnica, y la fiesta nunca alcanza en realidad la profundidad mágica, o sucede muy rara vez; permanece en el nivel de la superficie amable. Pero si un introvertido puede manifestarse con su extraversión de modo correcto él puede crear una atmósfera donde las cosas exteriores se vuelven simbólicas: tomar un vaso de vino con un amigo se convierte en algo parecido a una comunión, y así sucesivamente. Con el introvertido ello está vinculado con el exterior, al tiempo que con el extravertido ello está realmente adentro, si él se abre paso al otro lado.
En los Tipos Psicológicos, Jung habla del empobrecimiento general de las actitudes del pensamiento extravertido e introvertido cuando éstas comienzan a desgastarse. Él dice:
Mientras el extravertido realmente se rechaza a sí mismo en su completa dispersión entre los objetos, el introvertido, para librarse a sí mismo de todos y cada uno de los contenidos, tiene que contentarse con su mera existencia. En ambos casos el desarrollo más amplio de la vida está atestado por fuera del dominio del pensamiento en la región de otras funciones psíquicas que habían existido hasta ahora en relativa inconsciencia. El extraordinario empobrecimiento del pensamiento introvertido en relación a los hechos objetivos encuentra compensación en una abundancia de hechos inconscientes. Siempre que la consciencia, casada con la función del pensamiento, se confina dentro del más pequeño y más vacío círculo posible –aunque aparente contener la plenitud de la divinidad- la fantasía inconsciente se enriquece de manera proporcionada.... (2).
Este es solo un ejemplo del gran problema que Jung consideró para describir cómo la lenta extralimitación de la función superior conduce a su degeneración neurótica. Él alude también a un hecho que juega un gran papel, a saber que en el caso de una persona que no ha sido analizada, la función inferior se intrusa dentro de la superior y la falsifica. Aquí, por ejemplo, él describe lo que pasa cuando al pensamiento introvertido se le exige un esfuerzo excesivo. Hubo una maravillosa demostración de esto hace algún tiempo en el caso de un profesor de filosofía quien realizó un ataque a la psicología del inconsciente en un periódico de Zúrich, el Neue Zurcher Zeitung. Él es un alumno de Heidegger y una demostración absoluta del pensamiento introvertido excesivamente esforzado o sometido. Esto tiene el efecto de que su ser no puede afirmar nada más allá de que ¡la vida es un fenómeno ontológico de la existencia! Él enriquece su afirmación con unos cuantos adjetivos solemnes más, ¡pero eso es todo a lo que asciende! Este pensamiento, que “la existencia realmente existe”, expresa una plenitud divina para él, como también lo fue para Parménides, y él no puede dejar de tranquilizarnos acerca de tal existencia a lo largo de varias páginas. Y luego dice, “Sin embargo el inconsciente sería un misterioso teatro de marionetas y fantasmas”. Allí tiene usted una ilustración absoluta de lo que Jung dice: “La fantasía inconsciente se enriquece proporcionalmente por una multitud de hechos arcaicamente formados, un verdadero pandemonio de factores mágicos”. Eso es exactamente lo que este profesor expuso en sus artículos –que la idea del inconsciente era terrible, que era precisamente un pandemonio teatral, y luego salvó su posición consciente diciendo que simplemente no existía, ¡que era solo una invención de los psicólogos! Esa fue una bella ilustración práctica de lo que Jung, en las frases citadas dice. Para agregar a lo que Jung dice allí, si usted excede una de las actitudes conscientes, no solo la empobrece y pierde su fertilidad, sino que además la contra-función inconsciente (en un tipo pensamiento sería sentimiento) se inmiscuye en la función principal pasando sus límites, y la falsifica. Eso era obvio en los artículos de este profesor, lo cual demuestra que el sentimiento estaba realmente interesado en instruir a la humanidad en cuanto a lo absurdo de la idea de la psicología del inconsciente. Él perdió íntegramente el estilo objetivo al cual estamos acostumbrados en la discusión científica, y sintió que era un profeta cuya misión era salvar a la humanidad de algún veneno maligno; de esta manera, se veía que su moral entera o su función del sentimiento contaminó a su pensamiento. Su pensamiento se volvió subjetivo en vez de objetivo y era obvio que él no había leído siquiera la literatura sobre la psicología del inconsciente, ¡ni siquiera los principales libros! Él solo estaba profundamente interesado en salvar a la humanidad de semejante doctrina venenosa.
Otra forma en que la función inferior con frecuencia se intrusa sobre la superior es visible en el muy aterrizado y realista tipo sensación introvertido. Los tipos sensación, sean introvertidos o extravertidos, son por lo general bastante buenos en su relación con el dinero y en no ser demasiado extravagantes, pero si semejante tipo exagera esto, entonces su intuición inferior se complica. Por ejemplo, conocí un tipo sensación quien se volvió locamente tacaño y prácticamente no pudo ya progresar más en la vida –bien, en Suiza ¡todo cuesta algo! Cuando uno intentaba averiguar donde se originó esta repentina tacañería –hasta ahora él había sido solo moderadamente tacaño como la mayoría de la gente en Suiza- se notaba que él producía cualquier cantidad de presentimientos oscuros: podría tener un accidente y ser incapaz de trabajar y apoyar a su familia, algo podría suceder a su familia, su esposa podría tener una larga enfermedad, su hijo podría fallar en sus estudios y necesitar más años de lo usual, su madrastra, una mujer muy rica, podría repentinamente enfurecerse con él y dejar su dinero a otra familia en vez de a la suya, etcétera, etcétera. Aquellos son ejemplos de los oscuros temores de lo que podría suceder, lo cual es típico de una intuición negativa inferior. Solo se contemplaban las oscuras posibilidades pero él no encaraba el hecho de que tenía semejantes expectaciones melancólicas del futuro, pero las primeras apariciones de su intuición inferior en cambio, reforzaron su sensación de un modo equivocado haciéndolo tacaño. La vida ya no fluyó más pues todo fue falsificado por la invasión de la intuición inferior. En este caso, cuando llega el tiempo del desarrollo de las otras funciones, existen por lo general varios fenómenos: la función superior degenera como un carro viejo que comienza a irse a pique y desgastarse, el ego se fastidia de la función superior porque todo lo que usted puede hacer muy bien se vuelve aburrido y, más allá de eso, la función inferior, en vez de aparecer en su propio campo, tiende a invadir a la función principal, dándole una sacudida inadaptada y neurótica. Uno se confronta en estos términos con un neurótico mixtum compositum de un tipo pensamiento quien ya no puede pensar más, o un tipo sentimiento quien ya no presenta más ningún sentimiento agradable. Luego hay una etapa transicional donde las personas no son ni pez ni carne ni buen arenque rojo, ¡sino sólo terribles! Antiguamente eran buenos pensadores, pero ya no pueden pensar más y no han alcanzado un nuevo nivel. Es por tanto muy importante conocer el tipo de uno y reconocer lo que el inconsciente está ahora proyectando, de lo contrario uno está atrapado desde atrás.
La diferenciación de los tipos realmente arranca en la primera infancia. Por ejemplo, las dos actitudes de extraversión e introversión se pueden ver en un niño de un año o un año y medio, si bien no siempre de manera muy clara. Jung en una ocasión habló de un niño que no entraba a un cuarto antes de que hubieran sido dichos los nombres de los muebles del cuarto –mesa, silla y así sucesivamente- después de lo cual se movería hacia un objeto en el cuarto. Eso es típico de una actitud definitivamente introvertida, en la cual el objeto es aterrador y tiene que ser desterrado o puesto en su lugar por una palabra: un gesto propicio por el cual el objeto se hace conocido y no puede portarse mal, pues una mesa debe seguir siendo una mesa, a fin de que usted pueda caminar hacia ella. En semejantes pequeños detalles, si uno sabe cómo buscarlos se puede observar la tendencia hacia la introversión o extraversión en un niño muy pequeño. Las funciones naturalmente no se presentan tan tempranamente en todos los casos, pero en la etapa del Jardín usualmente se puede observar el desarrollo de una función principal por una preferencia hacia alguna ocupación, o por el comportamiento del niño hacia otro niño; pues tanto los niños como los adultos tienden a hacer frecuentemente lo que ellos pueden hacer bien y a no hacer las cosas que no pueden hacer bien. Probablemente la mayoría de ustedes hizo igual que yo con su trabajo de escuela; si usted fue talentoso en matemáticas, eso es lo que hacía primero y dejaba todo lo que para usted no era bueno para el final y nunca hacía primero las cosas que no le gustaban, lo cual es algo que muy pocas personas hacen, pues la tendencia natural es aplazar las acciones o desatracar sobre otras personas los asuntos en los cuales usted no se siente superior. A través de semejante comportamiento natural la unilateralidad innata se incrementa cada vez más. Y luego viene la actitud familiar según la cual el niño que es muy inteligente debe estudiar después o el niño que es talentoso en materias prácticas debe convertirse en un ingeniero, de manera que el medio refuerza las tendencias unilaterales existentes, los así llamados “dotados”. De este modo existe un incremento en el desarrollo de la función superior y un lento retraso del otro lado de la personalidad. Este es un proceso inevitable e incluso tiene grandes ventajas. Mucha gente encaja justo dentro de este modelo y usted puede descubrir su tipo inmediatamente, pero otros pueden ser muy difíciles de definir. Incluso las personas mismas tienen conflictos para averiguar su propio tipo, lo cual es muy frecuente debido al hecho de que son tipos tergiversados. Este es un acontecimiento no muy habitual, pero sucede en casos donde alguien naturalmente tendría que convertirse en un tipo sentimiento o un intuitivo, pero fue forzado por el ambiente a desarrollar otra función. Supóngase un muchacho que nace como un tipo sentimiento en una ambiciosa familia intelectual. Todo su entorno ejercerá presión sobre él para convertirlo en intelectual, y su posibilidad original como un tipo sentimiento estará frustrada o desperdiciada. Por lo general, en semejante caso él es incapaz de volverse un tipo pensamiento –lo que sería un paso demasiado remoto- pero él bien podría desarrollar la sensación o la intuición, una de las funciones auxiliares, a fin de estar relativamente mejor adaptado a su medio, pues su función principal está simplemente “afuera”, en el medio en el cual él crece.
Los tipos tergiversados tienen ventajas y desventajas. La desventaja es que desde muy al comienzo ellos no pueden desarrollar completamente su disposición principal, la cual permanece por consiguiente un poco debajo de la marca que ellos habrían alcanzado si se hubieran desarrollado de modo unilateral. Por otra parte, han sido forzados por anticipado a hacer algo que en la segunda mitad de la vida ellos habrían tenido que hacer de todos modos. En el análisis, uno puede con frecuencia ayudar a las personas a desviarse hacia atrás al tipo original, y ellos son entonces capaces de restablecer alguna otra función muy rápidamente y alcanzar una etapa desarrollada, pues la disposición original es una ayuda en esa dirección. Ellos son como un pez que puede ahora retornar felizmente a su agua.
Lo que determina la disposición básica original no es conocido. Jung, en una breve descripción al final de los Tipos Psicológicos, dice que probablemente tiene una base biológica. ÉL señala, por ejemplo, las dos formas en las que una especie animal se adapta a la realidad: propagándose tremendamente con un mecanismo de defensa muy pequeño, por ejemplo en pulgas y piojos o conejos; o vigorizando en forma tremenda los mecanismos de defensa, como en erizos o elefantes, entre los cuales la propagación se reduce a un grado relativamente pequeño. De esta manera, ya en la naturaleza existen dos posibilidades para habérselas con la realidad externa: o usted mismo se defiende contra ella, manteniéndola a distancia mientras reconstruye o vigoriza su propia vida interponiendo un mecanismo de defensa contra la abrumadora realidad, o se derrama, por decirlo así, en ella y de ese modo, la vence o conquista –lo cual también se corresponde con los impulsos sexuales y de poder. La base es una de estas dos. Aquello sería un introvertido y un extravertido funcionando en la esfera biológica.
Cuando Jung publicó sus libros sobre los tipos, no se había dado a conocer mucho sobre el comportamiento animal, pero si usted estudia los libros modernos verá que entre los animales, en la mayoría de modelos de comportamiento, hay un mixtum compositum de factores internos y externos. En estos términos algunos aspectos del comportamiento animal vienen más de adentro, es decir, entran en juego sin ningún estímulo externo, mientras otro comportamiento animal depende más del estímulo externo. Es sabido que los monos antropoides superiores son incapaces de ejecutar el acto sexual a menos que hayan observado a otro mono y de ese modo aprendido, mientras que con otros animales sin haber visto alguna vez a animales de su especie apareándose, el instinto interior es suficiente. Pero si en un zoológico los monos superiores son criados sin que alguna vez hayan visto a un compañero consorte, de esta forma ellos permanecen ignorantes, lo mismo que un ser humano. Por tanto es obvio que el comportamiento de un animal depende en parte de un factor externo y en parte está condicionado por una disposición innata y que existe una interacción mutua entre los factores internos y externos.
Existe además algunas veces cierta incertidumbre en el comportamiento animal. Se han realizado experimentos incubando huevos de cigüeña evitando a los huevos tener contacto con el grupo social. Cuando los pájaros producidos de tales huevos son liberados en el tiempo que deberían volar a África del Norte, aquellas crías de huevos cuyo grupo vuela sobre Yugoslavia volarán sobre ese país, y aquellos producidos de huevos de pájaros que vuelan sobre España volarán sobre España a África –lo cual prueba que ellos confían completamente en su disposición innata interior la cual les dice cómo alcanzar África. Pero si una cría de cigüeña del grupo Yugoslavo se pone con los pájaros que vuelan sobre España, el pájaro volará con ellos y no seguirá su disposición innata. Esto muestra las dos posibilidades muy claramente: ser influenciado por los factores externos, por la influencia social de afuera, o simplemente seguir la disposición innata.
Otra gran pregunta siempre es si cuando un animal que ejecuta el acto sexual o lucha o se alimenta, está solo siguiendo un impulso o actuando como una máquina, o si tiene algo parecido a una representación interior. Adolf Portmann da un ejemplo especial que muestra que mientras que un animal está actuando instintivamente, puede tener representaciones internas de lo que hace. Las ideas y representaciones son palabras peligrosas que los zoólogos tratan de evitar, pero ellos admiten que en la así llamada mente de un animal son imágenes internas. Se han realizado experimentos con un pájaro solitario en una jaula en la cual no tenía oportunidad de poner en práctica su instinto natural para pelear. Otro pájaro de la misma variedad fue introducido en la jaula y los dos disfrutaron de una gran lucha. Esto es vitalmente importante para un animal macho; contribuye a su bienestar si puede luchar con otro macho de su especie. Después de un rato el enemigo fue removido de la jaula, pero más tarde el pájaro repitió toda la pelea con un pájaro imaginario en una esquina de la jaula, obviamente teniendo una imagen del otro pájaro en su así llamada mente. Existe una analogía –aunque las palabras humanas son peligrosas y Portmann tartamudea cuando da este ejemplo- pero podemos ciertamente decir que hay una forma previa de lo que llamaríamos una representación interior –una imagen de recuerdo. Es lo que uno mismo hace algunas veces: uno tiene una pelea con alguien y luego en el camino a casa uno repasa totalmente la cosa en la mente con esta persona.
Otra dificultad para definir el propio tipo o el de otras personas es que si la gente ya ha alcanzado la etapa de estar fastidiada con su función principal, con frecuencia le aseguran con absoluta sinceridad que ellos pertenecen al tipo opuesto del que realmente son. El extravertido jura que él es profundamente introvertido, y viceversa. Esto viene del hecho de que la función inferior subjetivamente se siente que es la verdadera. Se considera a sí misma la actitud más importante o auténtica, por tanto un tipo pensamiento, ya que él sabe que todo en su vida importa desde el aspecto del sentimiento, le asegurará a usted que él es un tipo sentimiento. En este caso, cuando se está tratando de encontrar el propio tipo, uno nunca debe preguntarse, “¿Qué es lo que más me importa?” sino mas bien “¿Qué es lo que más hago habitualmente?” Un extravertido puede ser constantemente extravertido pero le asegurará, y lo dirá de veras, que él es profundamente introvertido y que solo está interesado en el mundo interior. Eso no es un engaño, es como él se siente, pues sabe que aunque pueda ser solo por un minuto al día, en ese minuto en el cual él se introvierte está cerca de sí mismo: allí él es real.
Además en la esfera de la función inferior uno está agobiado, uno es infeliz, se hace un gran problema de uno, se está constantemente impresionado por las cosas, y por consiguiente, en cierto modo, la intensidad de la vida es con frecuencia mucho más grande en el reino de la función inferior, especialmente si la función superior está ya desgastada, de manera que naturalmente se tiende a definir el propio tipo de uno erróneamente. En la práctica, es más útil cuando uno quiere determinar el tipo preguntar cuál es la mayor cruz para la persona, dónde está su mayor sufrimiento, dónde siente que siempre se frustra y sufre el infierno. Eso por lo general apunta a la función inferior. Muchas personas, además, desarrollan dos funciones superiores tan bien que es muy difícil decir si la persona es un pensamiento-intuitivo o un intuitivo con buen pensamiento, pues las dos parecen ser casi igualmente buenas. A veces la sensación y el sentimiento están tan bien desarrollados en un individuo que usted tendría dificultad para acertar cuál es la primera, pero la persona intuitiva-pensamiento ¿sufre más por frustrarse con los hechos de la sensación o por los problemas del sentimiento? Aquí usted puede decidir cuál es la primera, con la otra bien desarrollada segunda función.
Yo presupongo aquí que se conoce el esquema de Jung de los tipos, en el cual las dos funciones racionales, pensamiento y sentimiento son opuestas mutuamente, y de la misma manera la intuición y la sensación, tal como se muestra en el diagrama siguiente.
Muy a menudo alguien dirá ingenuamente que es un tipo pensamiento y que ahora va a desarrollar su sentimiento, ¡qué ilusión! Si usted es un tipo pensamiento, usted primero puede ir a la sensación o a la intuición; esa es su elección, naturalmente influenciado por la disposición. A continuación pasa a la opuesta de las dos funciones secundarias y por último a la inferior, pero no puede cruzar directamente a la función opuesta. La razón es muy simple y es que ellas se excluyen entre sí por completo, son incompatibles. Tome el ejemplo de un funcionario quien tiene que planear la evacuación de la población de una ciudad de la mejor forma posible bajo determinadas condiciones. Desafortunadamente su propia esposa e hijos están en la misma ciudad. Si él cede a sus sentimientos, no desarrollará un buen plan racional. Él simplemente debe borrarlos de su mente y decirse a sí mismo que su trabajo ahora es planear la evacuación tan bien como pueda y considerará a sus propios sentimientos como sentimentalismo –es decir, los despreciará para liberarse a sí mismo. O de lo contrario tomará una decisión doble en la cual los demás tienen que ir en una dirección y su familia en otra, lo cual es desleal; pero es un hecho que en ciertas situaciones de la vida, el sentimiento y el pensamiento son bastante incompatibles y solo uno de los dos puede operar. Uno no puede hacer un salto directo desde la una a la otra, pero puede asimilar el pensamiento con la sensación o hacer que funcionen relativamente juntas muy fácil, y se puede combinar las otras dos con mucha facilidad, de manera que en el salto desde una función auxiliar a la otra usted no sufrirá tanto como si tuviera que saltar a la función opuesta, porque cuando uno tiene que pasar de la intuición a la sensación, se puede no obstante usar el antiguo pensamiento como juez, y cuando la intuición y la sensación pelean como locas, uno puede separarse de esa lucha por medio del pensamiento.
Tomemos como ejemplo práctico un tipo pensamiento quien de manera primaria acopla su pensamiento con su intuición. El filósofo Nietzsche es un caso. Uno es bastante dudoso frente al hecho de si él tenía muy buen pensamiento o muy buena intuición; esta última es la mayor en su caso, pero las dos están muy bien combinadas y se mueven juntas. Kant también estaría más bien en el lado pensamiento-intuición. Dicho filósofo, si él quiere ampliar su campo de consciencia, podría producir hechos. Por lo general un filósofo, después de haber desarrollado en la juventud (el introvertido infiere todo desde adentro) cierto concepto de sus ideas, tendrá la necesidad de confrontar sus ideas teóricas e intuitivas con los hechos. Allí él entrará en cierta tensión entre su intuición y el lado con el que mira los hechos, porque los dos no se mueven juntos tampoco, pero él no estará en el completo infierno porque si la tensión es demasiado mala, él siempre se puede separar de la situación y decidir por su pensamiento; solo cuando llega a la función opuesta él tiene que renunciar. La raíz de su anterior actitud del ego hacia la vida es excluida. En este caso usted no puede saltar directamente, pero si usted tiene que dar el salto, es útil si ya ha desarrollado las dos auxiliares, las cuales no batallan tanto dentro de usted, antes de tener que sacrificar la función principal. Naturalmente, toda su vida usted se topa con la una y con la otra, pero aunque se pueda chocar con el funcionamiento momentáneo en otro campo, eso no es lo que se quiere decir con asimilar o desarrollar otra función.
Si yo analizo un tipo pensamiento, nunca lo empujo al sentimiento de una vez; veo que las otras funciones sean asimiladas primero. Es un error olvidar la etapa intermedia, pues eso no funciona. Tome, por ejemplo, un tipo pensamiento que se enamora perdidamente de una persona completamente inadecuada debido a su sentimiento inferior. Si él ya ha desarrollado la sensación, lo cual implica cierto sentido de realidad y cierta cantidad de intuición –la capacidad para darse cuenta que hay gato encerrado- entonces no caerá en la tontería completa. Pero si él es un tipo pensamiento unilateral y se enamora de una persona inapropiada y no tiene sentido de realidad ni intuición, entonces allí sucederá lo que es tan bellamente representado en la película El Ángel Azul donde el profesor se convierte en un payaso de circo al servicio de una vampiresa, porque no ha habido campos intermedios de donde él pudiera asirse –él es golpeado por su función inferior. Pero si su analista pudiera ver que, si bien él aún no tiene mucho sentimiento, por lo menos ha desarrollado cierto sentido de realidad, entonces puede vencer la dificultad con esa función intermedia. Pienso que es algo para tener en cuenta si uno es un analista –que uno nunca puede saltar a la función inferior. Por supuesto la vida lo hace, ¡pues a la vida no le importa! Pero el proceso analítico no debe ir en esa dirección y normalmente no lo hace, si uno sigue las insinuaciones dadas en los sueños, pues uno ve que la tendencia del proceso es que el desarrollo debe estar en un movimiento serpentino, la manera normal en la que el inconsciente intenta levantar la función inferior.
Otra dificultad de las etapas tempranas, cuando se está desarrollando la función principal propia pero sin tocar todavía el problema de la función inferior, consiste en la tendencia en las familias a distribuir las funciones: un miembro es el introvertido de la familia y otro se convierte en el ingeniero práctico de la familia, un tercero es el visionario y profeta de la familia y así sucesivamente, y los demás felices desisten porque uno de los miembros puede hacerlo mucho mejor, así que ¿por qué molestarse si usted está derrotado ¡desde el comienzo!? Esto exalta maravillosamente los grupos vitales que funcionan bien y solo entran en conflicto cuando se desintegran. Existe una tendencia muy fuerte en la mayoría de las familias y también en otros grupos, a resolver el problema de la función distribuyendo las funciones y confiando en la buena función del otro. En el matrimonio, como Jung señaló, se tiende a casarse con el tipo opuesto, y de nuevo se está libre de la desagradable tarea de confrontar la propia función inferior, al menos así lo piensa uno por el momento. Esa es una de las grandes bendiciones y una fuente de felicidad en las primeras etapas de un matrimonio, cuando repentinamente todo el peso de la propia función inferior se ha ido y se vive en una encantadora unidad bendita con el otro ¡y todo el problema está resuelto! Es solo si uno de los compañeros muere, o si surge en uno de ellos la necesidad de desarrollar la función inferior en lugar de dejar esos aspectos de la vida al otro, que el problema comienza. Sin embargo con frecuencia en las primeras etapas del matrimonio se elige esta solución simbiótica y las personas no son conscientes de lo que están haciendo.
Lo mismo sucede además en la elección de los analistas. Con frecuencia las personas escogen el tipo opuesto como analista. Por ejemplo, el tipo sentimiento no puede pensar y por tanto admira a una persona que puede pensar; de esta manera busca un analista con una fuerte función de pensamiento. Pero eso no es recomendable, porque si usted está siempre con alguien que lo sabe todo tan bien, usted acaba desanimándose y renunciando por completo, y solo le dejará todo el pensamiento a los demás. Usted se siente muy feliz porque ahora el pensamiento está atendido, pero esto no es bueno. Jung, por ejemplo, siempre gustaba de enviar personas con los mismos puntos ciegos entre sí, pues él decía que si dos idiotas se sientan juntos y ninguno puede pensar, entonces ellos entrarán en un conflicto tal que ¡por lo menos uno de ellos comenzará a pensar! ¡No importa si es el analista primero o el paciente! Sería, por supuesto, lo mismo con las otras funciones; la persona solo se sienta y espera a que la otra lo haga. Entonces ¡algo podría ocurrir! Si uno va al tipo opuesto, esto es algo que debe tenerse en cuenta, y el analista que debería ser el más responsable, debe ser especialmente cuidadoso de no exhibir su función superior demasiado. Él debe entonces, contra su sentimiento real, pretender constantemente que no sabe o que se siente incapaz, o que no tiene idea, etc. Él tiene que renunciar a su función superior para no paralizar los primeros tímidos intentos que su analizando podría hacer en este campo, desaprobándolos por medio de su superioridad. Lo mismo es válido para un intuitivo. El intuitivo por lo general se mete en problemas con respecto a sus asuntos monetarios tales que si se encuentra a un compañero que se haga cargo de eso y haga el presupuesto de la renta y llene las formas de impuesto sobre las rentas por él, nunca se convertirá en el héroe que dice: “¡No, yo no puedo hacerlo, por lo tanto debo aprender, por favor déjamelo a mí!”. Él suspirará con alivio y lo arrojará todo sobre el escritorio del tipo sensación y se sentirá muy feliz, pero entonces nunca logrará ningún contacto con la realidad. Usted ve esta clase de asociación en el análisis y en la vida familiar así como en la vida tribal primitiva, donde el curandero en general es el introvertido-vidente del tipo intuitivo, quien cuida el enlace con el futuro y la germinación de las ideas y posibilidades. Además existe el tipo sensación quien es el buen y eficiente cazador o explorador, mientras que los caciques, que pertenecen a los tipos sentimiento y racional, guardan el orden ya sea con la función del sentimiento o con la función del pensamiento. Entonces nadie tiene que desarrollar nada; la gente solo se atiene a esas tribales funciones principales de la consciencia mientras que ellos permanecen en la dichosa inconsciencia.
También sucede que las personas desatracan las funciones inferiores sobre los sirvientes. En los países donde aún hay sirvientes, ¡eso se hace con el más grande regocijo! El sirviente es un símbolo conveniente para la función inferior y naturalmente la gente tiende a contratar a alguien que pueda hacer las cosas que ellos no pueden y que esté dispuesto a hacer las cosas de las que ellos desean zafarse, por consiguiente, escogerán al sirviente con ese punto de vista en la mente. Las secretarias también pueden desempeñar la misma función y, de este modo, usted puede archivar el problema de desarrollar las funciones retardadas; pero entonces tiene otros conflictos, porque todo el asunto permanece en la proyección y el sirviente se comporta con el empleador como la función inferior se comporta con la función superior: él aparentemente se somete ¡pero secretamente lo tiraniza! Las personas que no pueden cocinar o siquiera coser un botón, son tiranizadas por una criada quien en virtud del hecho de que ella puede hacer estas cosas, lo decide todo. No puede ser desechada porque el empleador estaría perdido sin ella, en estos términos ellos son tiranizados desde el exterior de la misma manera como lo serían desde su propia función inferior interna. Muchos de los así llamados problemas sociales son realmente el problema proyectado de la función inferior, el cual con frecuencia se representa en los sueños bajo la apariencia de las personas de los estratos simples de la población o los obreros. El inconsciente los usa como un símil para mostrar qué de la función inferior ha persistido en ese nivel, pero las personas no entienden esto y proyectan, pues desprecian y temen a los obreros al mismo tiempo. Se puede decir que alguien que no tiene desahogo y que no conoce su propia función inferior es socialmente desadaptado. Él no puede armonizar con la gente simple y tenderá a tener problemas o a supeditarlos, porque les teme en secreto. Desde luego en las organizaciones sociales donde existen minorías raciales, hay una tendencia incluso más grande de parte de la mayoría a proyectar la función inferior. En tal caso surge incluso el hermoso hecho simbólico de que la función inferior es, por así decirlo, de otra raza, verdaderamente muy diferente de uno mismo; se siente extraña y diferente de lo que uno es, de manera que una persona de otro medio racial es un gancho apropiado sobre el cual colgar la proyección, y eso perturba las relaciones sociales en sumo grado. Por tanto, desarrollar la función inferior propia es, en cierto modo, una obligación social también. Hasta que uno haya hecho esto y se haya ocupado de la propia función inferior, se tenderá al comportamiento unilateral y asocial, porque esa es la manera original. Tome las cuatro castas de la India, por ejemplo: usted solo distribuye ciertas funciones y por consiguiente se mantiene alejado de los problemas manteniendo así su unilateralidad.
Al bosquejo general de la función inferior también pertenece el hecho de que ésta es por lo general lenta en contraste con la función superior. Jung la llama infantil y tiránica. Esta lentitud es de hecho uno de los grandes problemas de la función inferior, lo cual es una razón de por qué las personas odian comenzar a trabajar sobre ella, pues la reacción de la función superior se manifiesta en forma rápida y bien adaptada mientras que muchas personas no tienen idea de dónde está realmente su función inferior. Por ejemplo, los tipos pensamiento no tienen idea de si ellos tienen sentimiento o qué clase de sentimiento es. Ellos tienen que sentarse durante media hora y meditar en cuanto a si tienen algún sentimiento acerca de algo, y si es así, qué es. Si usted pregunta a un tipo pensamiento qué siente, él por lo general responde con un pensamiento o da una rápida reacción convencional, y si usted luego insiste en saber qué en realidad siente, él no sabe, y desarraigarlo de sus entrañas, por así decirlo, puede tomar media hora. O si un intuitivo llena una forma de impuestos, necesita una semana donde a otras personas les tomaría un día. Él simplemente no puede hacerlo, o si lo hace con precisión, se demora eternamente. Conozco una mujer introvertida intuitiva -¡ir con ella a escoger una blusa! ¡Nunca más! Toma una eternidad, ¡hasta que la tienda entera enloquece! Pero ello no puede acelerarse y no ayuda impacientarse. Es terrible, y naturalmente eso es tan desalentador respecto a desarrollar la función inferior, porque uno no tiene el tiempo.
A veces las personas tienen dos funciones muy altamente desarrolladas y las otras dos están muy subdesarrolladas. Eso sucede cuando un temperamento muy fuerte e impulsivo logra que el desarrollo de la función principal marche muy bien. Puede decirse que esa es la desventaja de la eficiencia. Las personas perezosas nunca tienen tales funciones tan fuertemente divididas como las personas eficientes, de manera que las personas perezosas tienen su peculiaridad – ¡por sí mismas! Ellos nunca exageran la unilateralidad, la eficiencia de la función principal, y entonces desde luego las otras funciones no están completamente tan sumergidas. Existe también otro punto que nunca se debe olvidar: esta teoría de las funciones no dice nada sobre el nivel cualitativo. Por ejemplo, un tipo sensación puede no ser un ingeniero particularmente eficiente o práctico, mientras que otro tipo sensación podría ser muy altamente diferenciado. El nivel cualitativo total de la personalidad puede ser muy diferente, y hay muchos tipos pensamiento que no se vuelven Einstein, a pesar de que el pensamiento sea su función principal. Así, si nosotros decimos que este es tal o cual tipo, ello se refiere simplemente al funcionamiento habitual y no a su cualidad.
El nivel de la cualidad parece ser un asunto otorgado. Hay un viejo dicho que dice que usted no puede hacer un bolso de seda de la oreja de una marrana, pero por otra parte es muy peligroso juzgar prácticamente desde el comienzo diciendo que este chico nunca llegará muy lejos, o que no progresará mucho. Algunas veces ocurren cosas bastante sorpresivas. Es muy difícil juzgar el nivel de manera práctica, pero yo diría que existe algo como un nivel que no puede ser trascendido y que es más o menos innato.
A veces por medio del tratamiento analítico usted puede mejorar el nivel general inesperadamente. Sin embargo, usted nunca puede probar científicamente que lo ha hecho. Puede cuando bien decir que ese nivel existía y que estaba simplemente obstaculizado en la salida. Usted no puede resolver la cuestión. Según el resultado, usted puede decir que el análisis puede desarrollar el nivel cualitativo, o que éste estaba allí y que el proceso simplemente ha removido el obstáculo.
Hoy día damos demasiada importancia a las pruebas C. I. (Cociente de Inteligencia). Yo diría que existe también un “C. I. del sentimiento”. Los franceses tienen una expresión que habla de la intelligence du coeur –la inteligencia del corazón. Existen personas que no pueden pensar pero que tienen una tremenda inteligencia del corazón y son entonces considerados en general altamente inteligentes, no obstante su inteligencia reside en el corazón, por así decirlo. Las mujeres con frecuencia tienen esta inteligencia del corazón y se echan al bolsillo a un muy inteligente esposo con ella. Lo mismo funciona para la intuición y la sensación. Todas ellas pueden ser altamente inteligentes, ¡o bastante estúpidas! Esa es la razón por la que nosotros preferimos hablar de la diferenciación de las funciones, más bien que del C. I. de una persona.
NOTAS
(1)   C. G. Jung, Psychological Types, CW 6 (1971).
(2)   Ibíd., paras. 628ss.
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