sábado, 21 de abril de 2012

Alquimia Greco-Árabe


ML von Franz
LA ALQUIMIA GRECO-ÁRABE
La última vez terminamos mientras hablábamos de un pasaje muy oscuro en el texto de Olimpiodoro. La cita mencionada decía que se ha de tomar la Chrysokolla, la piedra de oro, a la que se llamaba el macho, junto con el hombre amasado, lo que evidentemente se refiere a Adán, que fue amasado o moldeado en barro. Así pues, hay una referencia indirecta a Adán en el Paraíso, lo que quedaría confirmado por el hecho de que Olimpiodoro sabía de la existencia de Zósimo. Como ustedes saben, en Psicología y alquimia hay una referencia a un texto de Zósimo que se refiere a Adán diciendo que fue creado en el Paraíso a partir de los cuatro elementos, y después cayó en el mundo. La tarea de la alquimia, para Zósimo, consiste en volver a unir las chispas de luz de Adán y llevarlo de vuelta al Paraíso. Olimpiodoro, que vivió doscientos años más tarde, conocía este texto de Zósimo, de modo que es evidente que aquí se refiere a la reconstrucción de Adán, a la restauración del Adán caído, que vive como una chispa de luz en cada ser humano, en el ámbito celestial. Por consiguiente nuestro texto es una variación sobre la idea de que en el fondo de la materia está, en una forma extensa o disuelta, o en la figura cósmica de un ser humano, Adán, el primer hombre, llamado con diferentes nombres, que ha de ser liberado o redimido de la materia
Los remito a ustedes a la parte de Psicología y alquimia que se refiere al Adán caído, al anima caída u hombre, donde Jung menciona diferentes textos que muestran que esto es un reflejo del proceso de proyección. Recordarán ustedes que dice que el mito de un ángel, o de Adán, o de la figura de un anima cósmica que cae en la materia, representa el momento en que esta figura es proyectada en la materia, lo que significa que las teorías así, que provienen del inconsciente, en alquimia aportan la idea de que de pronto se busca conscientemente el símbolo del Sí mismo en la materia. Esto es sin duda lo que sucede con nuestro texto anterior, el referente al ritual funerario de Osiris y a todos los rituales funerarios, en el sentido egipcio del término. La búsqueda de la inmortalidad era de hecho la búsqueda de una esencia incorruptible en el hombre, capaz de sobrevivir a la muerte, de una parte esencial del ser humano que pudiera ser preservada. Lo mismo vale para esos poderes desconocidos que también guían la vida humana. Esta búsqueda se continuó prácticamente hasta el siglo XVII con todas las teorías posteriores del elixir dela vida, el pharmakon de la vida y otras. Si se lo traduce en términos psicológicos modernos, algo inmortal que haya de sobrevivir a la vida podría ser expresado como un aspecto del Sí mismo, la búsqueda de aquello que hay en el hombre de más grande, incorruptible y esencial. La parte siguiente del texto se ocupa de la extracción del oro por obra de las hormigas del territorio etíope. El trasfondo de esto es el mito de los arimaspianos [en la mitología grecorromana, raza de hombres con un solo ojo que vivían en constante lucha con los grifos, en el intento de arrebatarles el oro del cual estos últimos eran guardianes] de la India, porque ambos países —la India y Etiopía— cargaban por aquel entonces con la proyección de ser no sólo los países donde sucedían milagros, sino también aquellos donde la piedad era más notoria. En los últimos escritos griegos de la época de Alejandro hay muchas cartas apócrifas de Alejandro Magno a su madre, Olimpia, donde le habla de la India y le cuenta que allí los brahmanes andan desnudos y que son los hombres más sabios de la tierra y los más piadosos. Esta misma idea fue proyectada también sobre Etiopía. En las últimas novelas e informes geográficos escritos en griego se dice siempre que las gentes negras de Etiopía son las más próximas a Dios y que constituyen el pueblo más piadoso del mundo. También se puede decir que los griegos, a lo largo de su evolución intelectual, perdieron cierto aspecto de la religión primitiva: esa actitud religiosa primitiva e inmediata que, en la medida en que alcanzamos a ver, es común a todas las civilizaciones primitivas. Un estudio de las civilizaciones primitivas demuestra que su actitud religiosa hacia la vida es algo completamente evidente sin más. La religión no era algo aparte de la cotidianeidad de la vida profana, sino la base, por sí misma evidente, de todo lo que se hacía, creía y decía. En su estado primitivo, el hombre es naturalmente religioso y su religión traspasa toda su naturaleza y la totalidad de sus actividades. A partir de este estado, la civilización griega había ido evolucionando, pasando por la filosofía presocrática y por la sofística, siguiendo las diversas evoluciones de la filosofía griega. En Grecia, quizá por primera vez, las capas altas de una sociedad cultivada habían ido apartándose de la actitud religiosa primitiva que a partir de entonces se proyectó primero sobre los indios y los etíopes, y más adelante, de acuerdo con la literatura griega de épocas posteriores, sobre los egipcios y otros pueblos afines, a quienes se consideró entonces los más elevados y más próximos a Dios, y era en su ámbito, según dice nuestro texto, donde se habría de encontrar el misterio alquímico. Retornar a la actitud primitiva y evidente hacia la vida es el requisito previo a la experiencia del Sí mismo, que no puede ser hallado por mediación de la mente consciente ni con la parte evolucionada de la personalidad, sino que exige primero el retorno a aquella primitiva actitud humana. El texto prosigue: «Póngase entonces a la esposa, o la mujer del vapor con el oro que extraen las hormigas, hasta que salga la amarga agua divina.» De modo que tenemos aquí el motivo de una coniunctio.
Se toma el oro que se ha extraído de la tierra etíope (la sustancia masculina), y se lo pone con una sustancia femenina a la que se denomina la mujer del vaho o el vapor.
Pregunta: La actitud religiosa primitiva, ¿tendría algo que ver con la participation mystique?
M. L. von Franz: Sí, es algo que tiene todos los síntomas de la religión primitiva, es decir, la participation mystique: la observación de los acontecimientos sincrónicos, la observación de los signos, el no actuar sin haber observado primero los síntomas y signos internos y externos, o —tal como se lo ha definido— la constante y cuidadosa atención puesta en los factores desconocidos. De acuerdo con tal definición, la religión significa no actuar jamás exclusivamente en función del razonamiento consciente, sino prestando una atención constante a los factores desconocidos que participan teniéndolos siempre en cuenta. Por ejemplo, si alguien sugiere que nos vayamos a tomar un café después de la conferencia, si en lo único que pienso es en que tengo tiempo, porque hasta las 12:30 no almuerzo, eso sería una razonamiento consciente, que naturalmente es también correcto, pero si soy una persona religiosa me detendré un momento a pensar, e intentaré percibir si siento que está bien hacer lo sugerido o si tengo una sensación instintiva de rechazo, o si en ese momento se cierra de golpe una ventana o si doy un tropezón, porque entonces es probable que no vaya. Uno puede reírse de eso y considerarlo superstición, y naturalmente en ese nivel no es diferente de la superstición, pero no se trata solamente de algo mecánico como la idea de que si se nos cruza en el camino un gato negro más vale volvernos atrás, sino más bien de que todo el tiempo deberíamos concentrarnos en el intento de recibir alguna señal de Sí mismo o de nuestro propio interior. En la filosofía china es el equivalente de prestar atención constante al Tao, a si lo que en este momento estoy haciendo está bien, si está en el Tao. Naturalmente, hay también discusiones personales, uno debate los pros y los contras, pero vivir de manera religiosa significaría estar constantemente en estado de alerta para percibir aquellos poderes ignotos que también guían nuestra propia vida. Si no recibo ninguna indicación contraria, puedo decidir que me tomaré el café, puesto que tengo tiempo o porque me apetece. El sonido de una campana no es siempre una advertencia; pero si lo es y la desoímos, entonces algo anda mal. La actitud religiosa primitiva implica que constantemente se tengan en consideración estos poderes. Si no me llega una indicación en contrario, puedo decidir que me tomaré el café, porque tengo tiempo o porque me apetece. No siempre nos suena un timbre de advertencia, pero, si suena y uno no le hace caso, entonces algo anda mal. Las actitudes religiosa y primitiva implican una consideración constante de estos poderes. Cuando Jung estuvo en África, el guía de su safari era un musulmán, creo que un chiíta. Todas las mañanas, durante el desayuno, todos los porteadores negros comentaban sus sueños, tras lo cual el líder del grupo iba a decir a Jung si ese día seguirían avanzando o no. Jung comprobó que cuando decían que no continuaban, el aspecto general de los sueños no había sido favorable, de modo que probablemente sintieran que tenían que esperar un día más antes de seguir. Jung aceptaba aquellas decisiones e incluso se las arreglaba para dejarse arrastrar a participar en el comentario de los sueños, y los hombres se quedaron muy impresionados al descubrir que él se interesaba por los sueños y sabía algo de ellos, y que incluso podía interpretarlos mejor, como si pudiera observar lo que estaba sucediendo. Pero un inglés que algunas semanas después fue al mismo lugar hizo, naturalmente, lo que hacen la mayoría de los blancos: acusó a los hombres de haraganes e insistió en que tenían que llegar a destino en cinco días, quiso imponerse por la fuerza y resultó muerto.
Esta anécdota ejemplifica una actitud de cuidadosa consideración de todos los aspectos irracionales. Los nativos actuaban de aquella manera porque podría haber un día de temporal, o podían encontrarse con un rinoceronte y sufrir un ataque, o tropezar con otro imprevisto. En la naturaleza uno se enfrenta constantemente con cosas así, y nuestro inconsciente lo sabe, y cuando se vive en plena naturaleza prestar atención a esos factores es esencial para la supervivencia. Los animales siempre captan señales de los terremotos y otros peligros, las reciben instintivamente, y si prestamos atención nosotros también las recibimos en nuestros sueños, y por eso aquellos nativos, mostrando una adaptación muy razonable, prestaban atención a sus sueños todas las mañanas. El otro día tuve un ejemplo de algo semejante cuando estaba en mi casa de vacaciones. Era evidente que por la parte alta del lago se acercaba una tormenta. Por supuesto, yo no sabía que fuera a granizar, pero de pronto mi perra enderezó las orejas, se precipitó dentro de la casa, se fue al piso alto y escondió la cabeza en mi cama. Yo fui corriendo tras ella a ver por qué hacía todo aquello, ¡y en ese momento se desató el granizo! Son advertencias que los animales reciben como por telepatía. Pero en realidad, telepatía sólo significa tener conocimiento de algo que está lejos, y eso no explica nada, porque telepatía no es más que una palabra. Lo único que sabemos es que en el funcionamiento inconsciente e instintivo de los animales superiores, incluido el hombre, hay una percatación sobrenatural, o mejor dicho sobrerracional, de cosas sobre las cuales no podríamos tener conocimiento racional, y que por consiguiente es útil, saludable y muy importante prestarles atención. Parece que tales impulsos no sólo sirven a la supervivencia de animales y humanos, sino que tienen una extensión mayor, la de estar al servicio de una evolución y una madurez superiores, y del bienestar psicológico de la persona, y por eso los consideramos como el inconsciente en su aspecto de preservación y de curación. En nuestra definición, y en su forma más básica, la religión sería simplemente una atención en estado de constante alerta dirigida hacia estos hechos, en vez de regir y decidir uno su vida mediante una decisión racional consciente y razonando sobre los pros y los contras. Por lo tanto, en las sociedades primitivas la religión impregna toda la vida cotidiana. Antes de que los primitivos salgan a cazar se celebra el ritual de la caza, y si durante la celebración se produce un accidente, pues no salen. No hay en ello nada de místico, trascendente ni especial; la actitud religiosa básica se vincula con la idea de supervivencia, y por ende ser religioso es una ventaja inmediata, porque asegura la supervivencia. Cuando nos vemos enfrentados con el fenómeno de la neurosis, cuando la gente se atasca en sus dificultades, intentamos descubrir qué es lo que tiene que decir el inconsciente, y lo primero es guiar a los analizandos a prestar más atención a sus instintos, tras los cuales está la totalidad del fenómeno de la experiencia religiosa y el insight religioso. Jung, por cierto, empezó como todos los médicos —basándose además en su contacto con Freud— con la idea de ayudar a la gente a volverse más instintiva, para que así pudiera ser más sana, pero después descubrió que por detrás del instinto estaba también la religión, o que esta última era algo instintivo y completamente natural, porque el hombre sencillo es hombre religioso. Por lo tanto hay que volver al hombre interior, natural e inmediato, y a una actitud religiosa, porque no podemos tener ninguna de estas cosas sin la otra.
Pregunta: La palabra religión, ¿proviene de religare o de religere?
M. L. von Franz: Respecto de ese punto se ha planteado una discusión etimológica. Naturalmente, religare y religere tienen la misma raíz, legere, recoger. Originariamente se refería a recoger o recolectar leña, pero legere, leer, tiene otra connotación: la de «recoger» «ir reuniendo» las letras una por una; así es como lee la gente al comienzo, y como aprenden todavía los niños.
Religare ha sido aceptada como la interpretación oficial desde la época de san Agustín, basándose en la reflexión teológica de que significa ligar, volver a ligarlo a uno con Dios. San Agustín decía que el hombre había sido separado de Dios por el pecado original y que la tarea de la religión era volver a establecer la ligazón. Ésta no es, sin duda, una interpretación científica, pero es muy interesante, y refleja bien cuál es la idea cristiana de la religión. Los etimólogos modernos piensan que es probable que provenga de la palabra religere, que querría decir «consideración cuidadosa», un significado que yo he ampliado considerándolo, por ejemplo, como un estar alerta a los factores irracionales, pero estos elementos no están en la palabra misma, que significa simplemente consideración cuidadosa. El «re» indica «hacia atrás», es decir que significa que uno mira hacia atrás para descubrir si lo que está detrás también viene o si es dudoso. Uno tiene que estar siempre alerta y asegurarse de qué es lo que tienen que decir las otras fuerzas acerca de nuestra vida.
Pregunta: ¿Se podría decir que no es más que superstición?
M. L. von Franz: ¡No! La superstición sería la mecanización de esta actitud. Por lo general se piensa en superstición cuando uno toca madera o cuando dice que ver un gato negro significa mala suerte, o que ver una araña por la mañana es mal signo y deprime. Todo eso puede ser verdad, pero si se lo aplica mecánicamente, si los signos se codifican en vez de considerarlos con cuidado, entonces empieza la superstición. Una araña significa hilar, hilar fantasías. La superstición es que la araña por la mañana significa mala suerte, y buena suerte por la noche. Evidentemente, eso quiere decir en realidad que si por la mañana uno está «flojo» y con sueño, se levanta tarde y se queda sentado a medio vestir, pensando en sus problemas neuróticos, eso sería la araña de la mañana, que seguramente trae mala suerte. Pero si después de trabajar todo el día uno enciende un cigarrillo y se sienta frente a su casa, como hacen los campesinos, a dejar volar la fantasía, o a filosofar sobre la vida, está perfectamente bien, es una buenísima manera de prepararse para dormir. Por lo tanto la araña al anochecer es propicia, y probablemente ése haya sido el significado original de esta difundida superstición. La araña es un símbolo negativo de la madre, es la Maya [la gran ilusión cósmica] y cosas semejantes. Cuando aparece al anochecer, o al anochecer de la vida, está muy bien, pero es muy malo empezar el día con ella. Sería entretenido si alguno de nosotros escribiera una tesis sobre las supersticiones más comunes y su significado simbólico. Sería sumamente interesante, y se lo propongo como tema a cualquiera que no sepa sobre qué escribir; tomar algunas de las supersticiones comunes y analizarlas, porque son muy ricas en significados. Lo único que es superstición en el mal sentido de la palabra es su aplicación mecánica, que no es más que un hábito estúpido y no tiene nada que ver con la actitud religiosa. Ahora bien, en nuestro texto, con la sustancia masculina se pone a la esposa de vapor, o la mujer que consiste en un vapor o un vaho, hasta que sale el agua amarga. Esta es la conjunción de lo masculino y lo femenino, y el hijo es el agua divina. A la esposa se la caracteriza como un vaho. Otros textos muestran que en general al vaho o al vapor se lo considera como la psique de la materia. ¡Todavía hasta 1910 en el servicio militar suizo se solía dar un breve curso de medicina general, y un maestro decía que el cerebro era como un tazón de macarrones, y que el vapor que salía era el alma! ¡Aquel hombre se ajustaba al antiguo modelo alquímico! Se podría decir que aquella fantasía se remontaba dos mil años, porque en los viejos textos de alquimia la idea de un vapor o un vaho connotaba siempre la idea de la psique, de la materia sublimada, de un cuerpo sutil, algo sólo a medias material. En los informes parapsicológicos, si aparece un espíritu siempre hay primero algo como un vapor o una niebla, de modo que se puede decir que una de las ideas más arquetípicas es la de que la psique tiene que ver con la cualidad de un vapor o un vaho, lo cual expresa la idea de que es algo que de alguna manera se relaciona con la materia sólida, aunque no coincida con ella. Es probable que en esto intervenga cierto factor del anima, porque el texto debe de haber sido escrito por un hombre. Después de la unión de la sustancia masculina con el vapor venía la divina agua amarga. La palabra «divina» en griego estbeios, que también significa azufre, de modo que se lo puede traducir como el agua divina, que es la traducción oficial generalmente aceptada, o como un agua sulfurosa, ya que al azufre se lo consideraba una sustancia divina. Es el agua, o el líquido, dela sustancia divina. El agua en general, incluyendo la orina, recibe la proyección del conocimiento. En el simbolismo de la Iglesia medieval se hablaba del aqua doctrinae, y en el dialecto suizo, si alguien sale con un montón de galimatías sin sentido, decimos que está orinando. Con mucha frecuencia, los trastornos psicógenos del riñón tiene relación con el hecho de que la gente esté llenándose de esa agua mala, porque no tiene la actitud correcta o la verdadera conexión con el conocimiento; simplemente charla mucho de cosas que no tiene bien digeridas, y eso es como orinar. Por eso se puede decir que el agua tiene que ver con el conocimiento extraído del inconsciente, del que tanto es posible abusar como usarlo en forma positiva. En la alquimia el agua podía ser tanto el gran factor que sana como el que envenena y destruye. Generalmente interpretamos el agua como el inconsciente, y diferenciamos su significado específico de acuerdo con el contexto. Si en el sueño de un paciente el agua sube, o si hay una gran inundación, le diríamos que tuviera cuidado, porque el inconsciente lo está abrumando; allí el agua sería negativa, pero en cambio, si uno está en el desierto y tiene sed, el agua es agua de vida. Cristo es el manantial de vida, y hay varios símiles que quizás ustedes conocen. En todas las religiones el agua es la sustancia vital, y esto se reduce al hecho de que la extractio del anima, o ese conocimiento ácueo, es lo que tiene lugar en la interpretación de una situación psicológica o de un sueño. Si alguien viene con un problema, en vez de discutir con esa persona nos fijamos en el sueño que se refiera a la situación; quizá se lo pueda interpretar de una manera que vivifique a la otra persona y le dé un sentimiento de esperanza y la sensación de que el problema tiene un significado oculto, aunque tal tez todavía no esté claro. En un caso así, el conocimiento obtenido desde el inconsciente tiene la cualidad del agua de vida, porque esa persona, por así decirlo, ha bebido del agua de vida y se irá con la sensación de que ahora algo está fluyendo y el período de estancamiento ha pasado. Entonces sigue habiendo cierta tensión hasta la próxima hora analítica, porque el analizando se pregunta cómo continuará la aventura interior hasta hacer que la vida arranque de nuevo y una vez más vuelva a fluir. Por otra parte, todos hemos visto personas anegadas en el inconsciente, casos esquizoides o fronterizos, o gente que pasa por un episodio psicótico y que expresa el conocimiento del inconsciente. Sentados en la cama, o en su celda del asilo, hablan de la creación del mundo o de lo que es Dios y de lo que ha de hacerse para salvar al mundo, diciendo que todos los médicos del asilo son unos tontos y que ellos mismos son los que saben, y así en ese estilo. Eso es conocimiento del inconsciente; es agua, y está incluso lleno de sabiduría, pero el que habla tiene la cabeza debajo del agua, y el conocimiento es el que tiene a la persona, no ésta el conocimiento. Esa pobre persona está literalmente ahogada en la sabiduría del inconsciente, y no quiere salir porque siente que se ahoga en algo muy bueno y maravilloso, y por eso la mayoría de ellos se niegan a curarse. Si se lo ve desde un punto de vista razonable, este estado es malísimo, porque estas gentes llegan a un grado tal de inadaptación que hay que mantenerlas en confinamiento. Tienen demasiada agua de vida, aunque lo que dicen no es disparatado. Si uno tiene el suficiente conocimiento simbólico, se puede entender del principio al fin lo que dice un psicótico, tal como si fuera el habla normal. En nuestro texto tenemos la situación normal, es decir que el agua divina ha de ser producida como resultado de la coniunctio, que en términos psicológicos sería lo que hacemos todos los días. Unimos nuestra actitud consciente con el inconsciente, por ejemplo, cuando interpretamos sueños. De ese modo alcanzamos ese conocimiento vivificante, la sensación de entender, y eso sería el agua. Pero aquí se dice que el agua es amarga. ¿Por qué?
Respuesta: Porque es la verdad.
M. L. von Franz: ¡Sí, naturalmente! Muchas veces no tenemos una reacción muy feliz, sino todo lo contrario, porque con frecuencia la verdad que proviene del inconsciente es muy amarga. Es una píldora difícil de tragar porque contiene críticas muy obvias de nuestras actitudes, y esta experiencia es amarga. Eso explica además la resistencia contra la psicología, porque hay muchas personas que no quieren tomar píldoras amargas. Tienen la vaga sensación de que andan muy despistadas, y de que sólo podrían recuperar la salud si se avienen a tragar ciertas críticas; están firmemente decididas a defenderse si la crítica viene de afuera, pero es muy difícil e incómodo si la crítica viene desde adentro porque en ese caso el analista puede lavarse las manos y decir que lo siente mucho, pero que el sueño es del analizando, que no se trata de nada que haya dicho el analista, y entonces el paciente tiene que tragárselo. El texto sigue diciendo que el filósofo Petasios también habla de la obra de la misma manera, diciendo que lo que mantiene oprimida a la esfera de fuego es el plomo. El mismo filósofo, en una interpretación de sí mismo, dice que esto proviene del agua macho. Olimpiodoro dice que por lo tanto parece que el agua macho fuera lo mismo que la esfera de fuego, que según vimos en la primera parte del texto era la tumba de Osiris, que había sido sofocado en el plomo. Es decir que tenemos a Osiris, a la esfera de fuego y al agua macho, y están los tres sofocados en el plomo, el enemigo.
En el conocimiento de la antigüedad tardía, el plomo era el metal del planeta Saturno y tenía sus mismas cualidades: por el lado negativo, la depresión, y positivamente, la depresión creativa. Saturno es el dios de los mutilados, de los criminales y de los tullidos, pero también lo es de las gentes artísticas y creativas. En nuestro lenguaje moderno, eso significaría la extraña cualidad de ciertas depresiones en las que uno se siente literalmente como plomo. Sin pensar en ningún símil alquímico, es frecuente que la gente diga: «Hoy me siento como [si fuera] de plomo». En una depresión intensa, uno se siente incapaz de levantarse de la silla, y hasta de abrir la boca para explicar que está deprimido; no hace más que estar sentado como un bloque de materia inerte. Cuando alguien está en este estado, sus confesiones tienen innumerables símiles con el plomo. Tal como implica la palabra, en una depresión la persona está aplastada, comprimida, en general porque una parte de la libido psicológica está baja y hay que buscar cómo subirla; la verdadera energía de la vida ha resbalado a una capa más profunda de la personalidad, y sólo es posible alcanzarla mediante una depresión. Es decir que, a menos que haya una psicosis latente, una depresión debe ser estimulada, diciéndole a la persona que entre en ella y esté deprimida, en vez de tratar de rehuirla poniendo la radio o leyendo Selecciones, y si las depresiones dicen que la vida no significa nada y que nada vale la pena, pues aceptarlo y decir: «bueno, ¿y qué?». Escuchar, profundizar y profundizar, hasta volver a alcanzar el nivel de energía psicológica de donde puede surgir alguna idea creativa de modo que, súbitamente, en el fondo, pueda surgir un impulso de vida y de creatividad que había sido pasado por alto. Las personas que son profesionalmente creativas, como los artistas por ejemplo, saben que es probable que antes de cada actuación o trabajo nuevo tengan una depresión así. También se las puede tener en escala menor; yo, por ejemplo, siempre me deprimo antes de una conferencia, porque la libido empieza por bajar. Son ritmos menores de algo que en la depresión se produce en gran escala, y significa que uno ha pasado por alto ciertos factores creativos que se han configurado por debajo del nivel consciente y que al atraer la libido causan indiferencia y falta de energía. También puede ser un síntoma pre-psicótico, como bien lo saben los psiquiatras. Lo que emerge después también es un contenido creativo, pero aflora en una medida tal que puede destruir la personalidad. En estos casos hay que reflexionar con cuidado antes de animar a la persona a que se hunda en la depresión porque, aunque el mecanismo es el mismo, existe el riesgo de que lo que aflore sea demasiado fuerte y haga estallar la personalidad. El plomo es, por lo tanto, esa pesadez e indiferencia, ese sentimiento de la nada que cubre o sofoca el contenido del inconsciente.
Tal como dice el texto que brevemente les expuse en la última hora, en este plomo existe incluso el elemento de locura. Esto se refiere a otro hecho porque, si se profundiza en los estados depresivos de la gente, por lo general en el fondo se encuentran o bien contenidos creativos, o un violento deseo que no se ha llegado a sacrificar. Con frecuencia, las personas deprimidas sueñan con leones voraces o con otros animales que las devoran, pero en especial con leones, y eso significa que la persona está deprimida porque está frustrada en la satisfacción de sus deseos salvajes. Quieren tenerlo todo: ocupar el puesto más alto, tener el hombre más apuesto o la mujer más hermosa, dinero y todo lo demás. Tienen los deseos salvajes de un niño a quien le gustaría comérselo todo, pero al mismo tiempo tienen la inteligencia suficiente para saber que la vida no es así, que no pueden tener lo que quieren, de manera que el deseo se enrosca sobre sí y se convierte en depresión y hosquedad. Una depresión así tiene la calidad de un deseo hoscamente frustrado, y explica por qué, tras una relación amorosa desdichada, la gente se hunde en una depresión terrible. Su león se ha visto frustrado y ha regresado hoscamente a su guarida. Algunas personas llevan dentro de sí un niño frustrado. Por lo general son muy correctas y corteses, y plantean pocas exigencias al analista, pero ser demasiado cortés, correcto y considerado es siempre sospechoso. Uno sabe que a esa gente le gustaría devorarse completamente al analista, como el león, imponiéndole exigencias infantiles y haciéndole escenas, ya sea porque el analista terminó la hora cinco minutos antes, o porque contestó el teléfono o les cambió la hora, ¡o estuvo con gripe! Estas personas de un nivel de exigencia infantil lo compensan siendo muy correctas, sabiendo que si admiten sus exigencias hará su aparición el león devorador, y el analista devolverá el golpe, algo que a ellas les ha pasado con frecuencia en la vida cuando, tras haber escondido sus sentimientos, un día se arriesgan y como resultado reciben un palo en la cabeza. Entonces el niño herido vuelve a retraerse, amargamente frustrado, y aparece la depresión, el león devorador. Es una parte de la naturaleza primitiva, de las reacciones arcaicas que tienen todos los conflictos de querer comer y no poder, de modo que se instala la manía depresiva. Ése es el simbolismo de la locura en el plomo, pero también contiene a Osiris, el hombre inmortal, y con sólo que acepte uno esa zona interior, llegará al contenido creativo donde se oculta el Sí mismo. Se podría decir que el niño frustrado es un aspecto que encubre una imagen del Sí mismo, y que el león que devora también es un aspecto del Sí mismo. Esto se ve muy claro si se toma la imagen del león devorador. Si creo que tendría que ser el primero en todo, tener la pareja más apuesta, tener dinero, ser feliz y así sucesivamente, eso es una fantasía paradisíaca, y eso, ¿qué es? ¡Una proyección del Sí mismo! De modo que en realidad lo infantil es el deseo de experimentarlo todo en el aquí y ahora. La fantasía como tales totalmente legítima, tiene la idea de la coniunctio, de un estado perfecto y armonioso. Es una idea religiosa, pero, si se la proyecta sobre la vida exterior y se la quiere tener allí, en el aquí y ahora, es imposible. La forma en que la persona quiere realizar la fantasía es infantil, pero en sí la fantasía es valiosa y no hay en ella nada de malo ni de enfermo. Así que precisamente en esa zona loca y no dominada de la persona, en la zona salvaje y problemática, está el símbolo del Sí mismo. Eso le da el impulso, y es por eso por lo que las personas nunca saben qué hacer, porque no pueden reprimirlo; o, si son razonables y se resignan a renunciar a la cosa y se dan cuenta de lo infantil que es y entienden que hay que resignarse y adaptarse a la vida, entonces sienten que se han curado, pero que los han despojado de sus mejores posibilidades y se sienten frustrados.
Una vez tuve un analizando que vino a Europa a hacerse un análisis junguiano, mientras su mejor amigo iniciaba un análisis freudiano. Pasado un año, decidieron volver a encontrarse. El analizando freudiano dijo que estaba curado y que regresaría a su país; al haberse dado cuenta del desatino de todas sus ilusiones neuróticas, iba a empezar a ganarse la vida, y quería buscar mujer para casarse. El otro dijo que no estaba curado en absoluto, sino que seguía muy loco, en pleno caos, y aunque veía con algo más de claridad su camino, todavía le quedaba mucho por resolver. El paciente freudiano le dijo entonces que aquello era algo muy raro, porque aunque a él lo habían liberado de todos sus demonios, ¡lamentablemente, también habían desaparecido sus ángeles! El análisis había puesto una tapadera en la zona loca, pero la fantasía religiosa de perfección, la fantasía romántica, la fantasía del Sí mismo, todas ésas también llevaban ahora una tapadera, de modo que ese hombre era ahora un animal resignado, socialmente adaptado y que funciona, pero todos sus sueños románticos de verdad, de vida y de auténtico amor —que indudablemente en ambos jóvenes eran fantasías infantiles— también estaban sepultados. La gran dificultad, por consiguiente, para retornar al lenguaje alquímico, reside en extraer a Osiris del plomo, en salvar la fantasía que es dadora de vida y al mismo tiempo podarle la puerilidad del deseo de realizarse. Es algo tremendamente sutil. Toda la tarea consiste en salvar el núcleo, la fantasía del Sí mismo, y despojarlo de todo lo pueril, del deseo primitivo y de todo lo demás que lo circunda, lo que significaría sacar a Osiris del ataúd de plomo. Eso es lo que el alquimista hizo en forma proyectada cuando dijo que al hombre divino había que extraerlo del ataúd de plomo o de la materia corruptible. Creo que ahora podemos pasar a un texto árabe, obra de un hombre que se llamó Muhammad ibn Umail al Tamini, pero es suficiente hablar de Muhammad ibn Umail, porque al Tamini, «el Tamin», se refiere solamente a la tribu islámica a la cual pertenecía. Este hombre vivió aproximadamente entre los años 900 y960, es decir a comienzos del siglo x, de acuerdo con nuestras fechas. Uno de sus escritos ha sido publicado en lengua árabe en The Memoirs of the Asiatic Society of Bengal, que se imprimió en Calcuta en 1933, según un manuscrito que el señor Stapleton encontró en Hyderabad. Stapleton expresa que en Hyderabad haya próximamente otro centenar de manuscritos del mismo autor, con títulos tan interesantes como promisorios, como La perla de la sabiduría, La escondida lámpara de la alquimia y otros semejantes, pero si se escribe allí para preguntar por ellos no se obtiene respuesta. Desde el siglo XII o comienzos del XIII, este hombre ha sido famoso en la alquimia europea. El escrito que voy a presentarles fue traducido al latín a fines del siglo XII o comienzos del XIII, y se ha convertido en uno de los escritos medievales más famosos en el mundo alquímico latino. En estos textos en latín su nombre figura como Sénior, y hasta 1933 nadie supo quién era Sénior. Incluso el famoso J. Ruska afirmó autorizadamente que Sénior no era un árabe, sino que ésa era una tergiversación latina. Pero a Ruska no hay que creerle nunca, porque está siempre dudando, y se equivocó por completo al sostener que a aquel texto se lo tomaba erróneamente por árabe. Ahora tenemos el original y sabemos que el nombre Sénior es simplemente la traducción latina de «el Jeque», que en realidad quiere decir «el Anciano», y esto explica cómo a Muhammadibn Umail llegaron a llamarlo Sénior. El texto latino se publicó con el título De chemia, lo cual significa que es un libro sobre química, pero el verdadero título en árabe es Agua de plata y tierra estrellada.
La edición presenta el texto árabe a un lado y el latino al otro, para que sea posible compararlos. La traducción latina es muy correcta y sólo se desvía en detalles casi sin importancia. Después de que Muhammad ibn Umail hubo dejado el país, su mejor amigo, un chiíta, fue quemado por hereje. En el mundo islámico, los sunnitas eran la secta oficial y —en términos muy generales— la escisión entre ellos y los chiítas se debía al hecho de que la interpretación que estos últimos daban al Corán era un poco más mística y simbólica. Por ejemplo, no se tomaban el Corán al pie de la letra, sino que permitían una interpretación simbólica, en tanto que los sunnitas insistían en una obediencia literal a las reglas y en su verdad literal. Los chiítas desarrollaron un amplio sistema místico de interpretación simbólica, y en ese sentido se los podría comparar con los místicos de la Edad Media, que también intentaban interpretar simbólicamente la Biblia, a diferencia de otras tendencias. Se podría establecer una comparación con el paralelismo de la escisión entre tendencias talmúdicas y cabalísticas en la tradición judía. Los chiítas corresponderían a la tradición cabalística, los verdaderos introvertidos que se orientaban más bien a una interpretación simbólica psicológica y a una vivencia personal de la verdad religiosa, en contraste con las gentes de mentalidad más literal, que insistían más bien en el dogma y en el texto sagrado. Les daré el texto árabe tal como es, con todas sus complejidades, como hice con el texto griego, para que puedan experimentar plenamente el impacto de esta forma de expresión.
Yo y mi querida Obouail [la terminación es femenina] entramos en la Barba. [Barba quiere decir exactamente eso, y por cierto que todo el mundo decía que no se podía entrar en una barba y nadie sabía qué significaba eso, pero está simplemente en lugar de «Birba», es decir, pirámide, que era evidentemente algo que el traductor no había entendido, causando con ello gran confusión.] Yo entré en la Birba y en cierta casa subterránea, y después yo y al Hassan, o sea Hassan, vimos todas las prisiones ardientes de José, y yo ví sobre el techo las nueve águilas pintadas con las alas extendidas como si volaran y las patas abiertas, y en los talones de cada águila había un gran arco, como el que usan tambiénlos que practican tiro con arco. Sobre las paredes de esa casa, a derecha e izquierda del que entra, vi las imágenes de seres humanos de pie. No podían haber sido más perfectas ni hermosas, ni haber tenido ropas más bellas de todos los colores. Tenían las manos extendidas hacia el centro de la habitación y estaban mirando cierta estatua en mitad de la misma, cerca de la pared de la cámara interior, que estaba de frente a ellas. La estatua estaba representada sentada en un trono, similar al trono del doctor, y sobre él estaba la estatua, y sobre la estatua, sobre su falda y por encima de sus brazos extendidos con las manos abiertas sobre las rodillas, había una plancha de mármol, que fue extraída de eso [de qué no se sabe], de la longitud de un brazo y el ancho de una mano, y los dedos de la estatua se doblaban sobre el borde de la tableta que ésta sostenía. La tableta tenía la apariencia de un libro abierto de frente a la persona que entraba, como si la estatua quisiera enseñárselo.
Esto suena complicado, pero significa simplemente que en el fondo de la habitación había una figura sentada que, con los dedos doblados, sostenía una tableta que parecía un libro abierto que aparentemente la figura quería mostrar a la persona que entraba.
En esa parte de la habitación en donde estaba sentada la estatua había imágenes de infinitas cosas, y letras escritas en un lenguaje bárbaro [lo que significa simplemente un lenguaje no árabe]. Esta tableta que uno veía en la falda de la estatua estaba dividida por una línea en el medio, que separaba los dos lados. En la parte inferior estaba la imagen dedos pájaros inclinados el uno hacia el otro, uno de los cuales era alado y el otro no, y cada uno sujetaba con el pico la cola del otro. Vistos esquemáticamente, los pájaros estarían tendidos el uno sobre el otro, cada uno con la cabeza hacia la cola del otro, uno alado y el otro sin alas. Era como si quisieran volar juntos o como si el pájaro sin alas estuviera deteniendo al otro, esto es, que el pájaro de arriba quería llevarse al de abajo, pero el pájaro de abajo lo retenía y le impedía levantar vuelo. Los dos pájaros estaban ligados uno con el otro, eran homogéneos y de la misma sustancia, y estaban pintados en una esfera como si fueran la imagen de dos cosas en una. Cerca de la cabeza del pájaro que volaba, y por encima de ella, estaban representados el sol y la luna. Esto estaba cerca de los dedos de la estatua, y en la otra parte de la tableta —es decir, hacia la derecha— había otra esfera u objeto redondo que miraba hacia los pájaros, y en total había cinco ritmos temporales [una cosa más que queda inexplicada], es decir, debajo de los pájaros y de la esfera. Por encima de esta esfera está la imagen de la luna y otra esfera. Del otro lado, cerca de los dedos de la estatua, está la imagen del sol, que emite sus rayos como la imagen de dos en uno. Enfrente hay una imagen del sol con un rayo que cae hacia abajo y juntos harían tres, es decir los dos planetas — el sol y la luna— y el rayo de los dos en uno, y desde el rayo una parte desciende y llega a la parte inferior de la tableta que rodea la esfera negra y está dividida por esta esfera, ala que rodea, lo que en conjunto hace dos, tres y el tercero. Lo que está claro por lo que antecede es que el sol y la luna están uno junto a la otra, con la luna de frente al que mira a la derecha y el sol a la izquierda, y debajo hay una esfera negra que los rayos penetran. La tercera tiene la forma de una luna creciente, cuya parte interna es blanca sin negrura, pero está rodeada por una esfera negra, y la forma es como la forma de dos en uno de un sol simple, y ésa es la imagen de uno en uno y ésos son otra vez cinco, y juntos hacen diez, de acuerdo con el número de las águilas y la tierra negra. Ahora les he dicho todo esto y he escrito un poema y sinla gracia de Dios, cuyo nombre sea bendito, no tendríamos este secreto. Para que puedan ustedes entenderlo y pensar y meditar sobre él, les he copiado la imagen de la tableta, y lo que las imágenes son será explicado en mi poema y después ustedes pueden mirar los capítulos y ver lo que significaba cada figura. Ahora ya he explicado esas diez figuras y he mostrado las figuras en mi poema y ciertamente uno no podría hacer nada sin mi poema, pero quiero manifestarles a ustedes algo que todos los sabios han ocultado hasta ahora: quién hizo esta estatua en esta casa, en que se describe toda la ciencia en una figura simbólica que enseña su sabiduría sobre esta piedra y se la muestra a quienes son capaces de entenderla. Yo sé que esta estatua era la imagen de un sabio. [Esta estatua representa a Hermes, de modo que eso significa que Hermes inventó la ciencia y dibujó las figuras. ]Ahora tenemos que encontrar lo que todo esto significa. La estatua es la figura de un sabio, y sobre la falda tiene la ciencia oculta que describe por medio de figuras simbólicas como para dirigir al que sabe y entiende. El sabio que entiende debe mirar hacia el interior con sutileza, y debe conocer los términos de la sabiduría y debe entender un lenguaje oscuro y simbólico. Después, cuando compare con nuestras imágenes ese lenguaje tan oscuro, separará lo uno de lo otro y se convertirá en el soberano de la piedra secreta. A esto sigue otra parte que tiene un título nuevo, Carta del Sol a la Luna creciente, y que, como verán ustedes, es una carta de amor.
—En una gran debilidad te daré luz de mi belleza hasta que haya yo alcanzado la perfección. [El sol será exaltado a la altura suprema. ] Primero la luna dice al sol: —Tú me necesitas como el gallo necesita a la gallina, y yo necesito tus obras, oh Sol, sin interrupción, porque tú eres de carácter  perfecto, el padre de todas las luces, la alta luz, el gran Maestro y Señor. Yo soy la luna creciente, húmeda y fría, y tú eres el sol, caliente y seco. «Cuando nos hayamos unido en la igualdad de posiciones de nuestra casa, en la cual no sucede nada más sino que lo pesado tiene consigo la luz, en la cual permaneceremos, entonces yo seré como una mujer que está abierta a su marido y que es veraz en la palabra, y cuando nos hayamos unido, permaneciendo en el vientre de esta casa cerrada, entonces halagándote recibiré tu alma, y tú te harás con mi belleza y por mediación de tu cercanía adelgazaré y ambos seremos exaltados en una exaltación espiritual, o elevados en una exaltación espiritual. »Cuando ascendamos en el orden de los Jeques [o de los ancianos], la sustancia resplandeciente de tu luz se unirá con mi luz, y tú y yo seremos como la mezcla de vino y aguadulce, y yo detendré mi fluir y quedaré después envuelta en tu negrura y eso tendrá el color de la tinta negra, pero después de tu disolución y de mi coagulación, cuando hayamos entrado en la casa del amor, mi cuerpo se coagulará y estaré en mi vacío.
Eso significa probablemente que la luna ha menguado por completo, es decir, que es la luna nueva. A esto el sol replica: —Si eso haces, y no me haces daño, oh Luna, y si mi cuerpo retorna, entonces te daré una nueva virtud de penetración y después de eso serás poderosa en la batalla del fuego de la licuefacción y la purgación y no habrá ya disminución ni oscuridad, como sucede con el cobre y el plomo, y ya no te defenderás más de mí porque ya no serás rebelde.
El sol dice, por lo tanto: si no quieres hacerme daño en esta coniunctio —porque la luna podría hacer daño al sol— entonces yo te haré poderosa en la batalla del fuego, y tú ya no serás corruptible como loes el cobre, y no te defenderás luego de mí, del sol, porque ya no tendrás sentimientos de rebeldía. Entonces la luna, que se caracteriza porque crece y decrece y es hostil al sol, y por ser oscura y corruptible, perderá todas esas cualidades negativas y se convertirá en una luz sólida como lo es el sol. El sol continúa: —Bendito sea quien piense en mis palabras; mi dignidad note será arrebatada y no perderá su valor, tal como no lo pierde un león, al ser debilitado por la carne [el león es aquí otra imagen del sol], pero si me sigues yo no te negaré ni te despojaré del crecimiento del plomo, sino que entonces mi luz será extinguida y toda mi belleza será extinguida, pero ellos tomarán del cobre de mi cuerpo puro y de la gordura del plomo verificándolo en el silogismo de su peso, pero sin sangre de cabra, y entonces uno hará una destilación entre lo que es falso y lo que es verdadero. »Yo soy lo duro, el hierro seco, soy el fermento fuerte, todo lo bueno está en mí, la luz del secreto de los secretos por mi mediación se genera, y toda cosa activa es mi acción. Lo que tiene luz se crea en la oscuridad de la luz [todo lo que brilla ha sido creado en la oscuridad], pero después de haber sido llevado a la perfección me recuperaré de mi enfermedad y de mi debilidad, y entonces aparecerá ese gran líquido de la cabeza y de la cola y ésas son las dos cualidades y las diez órdenes o pesos, cinco de los cuales son sin oscuridad, y cinco de ellas relucientes de belleza. Este es el final de la carta. Después de esto Sénior  promete dar una explicación, pero el texto no hace más que seguir de la misma manera. La explicación que da es simplemente lo que nosotros llamaríamos una amplificación, muy llena de significado por cierto, pero que aun así no es una explicación. Actualmente sabemos que Muhammad íbn Umailfue uno de esos condenados ladrones que violaban las pirámides y se introducían en las cámaras mortuorias. En aquellos tiempos los árabes destruyeron gran número de pirámides, robando todo el oro que contenían, de modo que hoy por hoy la mayoría de ellas están vacías; pero Sénior —o Muhammad ibn Umail— no lo hizo impulsado por el afán de encontrar oro y robarlo, como la mayoría de los otros lo hacían, sino porque proyectó en la cámara mortuoria de las pirámides el secreto alquímico. Tal como veremos en sucesivas partes del libro, él creía que los egipcios sabían alquimia, y que lo que se había de encontrar en la cámara última de la pirámide era el secreto de la alquimia, pero no pudo leer lo que estaba escrito en el antiguo lenguaje egipcio, y por eso lo tacha de lenguaje bárbaro; como ustedes saben, todo eso era antes de Champollion. Entonces, él creía que en aquellos misteriosos signos jeroglíficos estaba escrito el secreto de la alquimia, y, tal como lo describe en otro texto, en un ataúd de oro encontró una reina momificada que tenía un par de tijeras y unos pequeños tazones de oro, y estaba absolutamente seguro de que aquélla era la reina de la alquimia, por así decirlo, la sabia profetisa de la alquimia, y de que los instrumentos escondidos en el ataúd de la reina egipcia eran alusiones simbólicas a la obra alquímica. Ésta es una de las cosas extrañas de la proyección en el pasado. Muhammad proyectó en la momificación la totalidad del simbolismo del opus alquímico. Pero lo que es aún más interesante es que ahora sabemos, por lo que les dije antes, que de hecho la alquimia se originó en el culto egipcio de la muerte, que la química dela momificación desempeñó un papel enorme, que en realidad los egipcios momificaban a sus muertos para obtener la inmortalidad y divinizar a la persona muerta, y que la alquimia intentaba hacer lo mismo, es decir, producir el hombre inmortal, obtener la inmortalidad. Por consiguiente hay un anzuelo muy bueno para que el viejo Sénior haga su proyección; él se limitó a proyectar toda la historia hacia atrás [en el tiempo]sobre la momificación egipcia, y a eso se debe que ayudara tan apasionadamente a violar y destruir las cámaras funerarias de las pirámides. Naturalmente, observaba todo lo que allí veía e intentaba descubrir si había alusiones a la obra de la alquimia. La imagen de esa estatua que sostiene una tableta es un tópico que reaparece en muchos otros textos alquímicos; no es nada específico de Sénior. Todos ustedes conocen, por las conferencias de Jung sobre Zaratustra, la tabula es maragdina, la tabla de esmeralda. Es un texto clásico, a cuyas sentencias aisladas Jung ha dado interpretación, de manera que no necesito detenerme en él. La forma más antigua de un texto así se encuentra en los escritos de Gabir, que serían del siglo VII, y a partir de la totalidad de esta versión, la más vieja del hallazgo de la tabula, está claro que la historia se remonta a fuentes griegas. Debe de haber habido un relato griego sobre una estatua de Hermes encontrada en una tumba y que tenía el secreto sobre las rodillas. Esa historia se convirtió en un tópico dentro de la literatura alquímica en numerosos escritos alquímicos, por ejemplo en el Kitab al Habib, o también en el Libro de Krates, y empieza siempre de la misma manera: «Entré en la tumba y encontré una estatua con una tableta, sobre la cual estaba… », y a eso sigue una especie de explicación. Entonces, en la época de Sénior aquello se había convertido en un tema de la literatura. Eso es un paralelo con la tabla de esmeralda, y hay otras variaciones nuevas. Sénior añade algo que no he encontrado en ninguno de los otros relatos del hallazgo de la tableta, a saber, las nueve o diez águilas que, en la imagen, disparan con arco y flecha sobre la estatua. También ha cambiado el contenido de la tableta, porque lo que hay sobre ella no son sentencias de sabiduría, como en las otras versiones, sino dos dibujos simbólicos, uno el de los dos pájaros que tratan de apartarse volando el uno del otro, y el otro del sol yla luna y la esfera negra, y, hasta donde yo puedo ver, ésta es la contribución de Sénior. Ahora tomaré parte de la información que se da enel resto del libro, porque no puedo leérselo todo. De acuerdo con él, las águilas representan la sustancia sublimada o volátil, y por ende algo similar a la esposa del vapor en el texto que ya vimos. A las sustancias volátiles como vapores y vahos se las simbolizaba muy frecuentemente con pájaros, porque se decía que tales sustancias habían adquirido cualidades espirituales. El arco y la flecha son muy misteriosos y no se los explica nunca en todo el libro, de modo que la alternativa es dejarlos sin explicar o darles una explicación psicológica. Hermes está rodeado por las nueve águilas que le disparan con arco y flecha. En su explicación posterior del texto, Sénior se limita a saltarse este motivo, pero a partir del resto del texto se puede conjeturar que las águilas representan las sustancias espiritualizadas. ¿Qué dirían ustedes que representan el arco y la flecha? Imaginen que fuera el dibujo de un paciente.
¿Qué dirían ustedes entonces de las águilas que disparan contra Hermes? Tenemos que empezar por amplificar el arco y la flecha. ¿Qué les sugiere esto?
Respuesta: Eros.
M. L. von Franz: Sí, es la idea más obvia. . . El niño Cupido con sus torpes flechas y toda la bibliografía dela antigüedad, relacionada con el arco y la flecha y la forma en que Cupido a veces hasta le dispara una flecha a Zeus en muy mal momento y lo tiene en su poder. Un arco y una flecha indicarían dirección, algo que apunta a un objeto. La libido ha sido encauzada, como sucede cuando uno se enamora, va nadando por el río de la vida y súbitamente le disparan, y cuando uno se va a casa está de la mañana a la noche pensando en esa mujer, o en aquel hombre. De pronto toda la libido está dirigida y concentrada allí. Uno no quiere pensar en ello, pero después empieza a preguntarse si mañana encontrará a esa persona en el mismo lugar, y así en ese estilo, porque es ahí donde está la energía. Por lo tanto, se puede decir que el arco y la flecha tienen que ver con la orientación súbita de la libido inconsciente; tienen que ver con la proyección, porque una flecha es un proyectil, y mediante la proyección la libido queda apuntada. Es lo mismo que si uno odia a alguien. Incluso hay un dicho que pregunta —creo que es un dicho hindú— quién está más próximo a Dios, si el hombre que lo ama o el que lo odia. Y la respuesta es que el que lo odia, porque él pensará en Dios con más frecuencia y con mayor intensidad incluso que el hombre que lo ama, porque su arco y su flecha están constantemente apuntados: ésa es la dirección de la libido mediante la proyección.
Se puede decir que todas las fuerzas disociadas del pensamiento y del alma están ahora concentradas en lo que hay en esa tableta, es decir, que en torno de ello está concentrada toda la atención psicológica. Están las dos alas de la tableta, como dos partes de un libro, y de un lado está el problema de los dos pájaros y del otro el de la unión del sol y de la luna. Evidentemente, el problema de los dos pájaros es una variación del Ouroboros como en la vieja alquimia, porque en los antiguos textos griegos encontramos un dibujo de la serpiente que se come la cola. Por lo general la cabeza tiene estrellas y el resto es negro, lo cual sería la oposición secreta. En el antiguo texto griego eso se explica como que la cabeza es diferente dela cola. Es una imagen maravillosa si uno dice que es una sola cosa, pero que hay una oposición entre la cabeza y la cola. De ahí que haya dichos tales como:«Toma la cabeza, pero cuídate de la cola», o «A menos que la cabeza haya integrado la cola, toda la sustancia es nada». Es mucho lo que se dice sobre la cabeza y la cola, yla forma en que deben relacionarse entre sí, de modo que describe bien los opuestos que son secretamente uno. Es una especie de t'ai chi europeo, como el símbolo del Yin Yang, los opuestos en uno.
Comentario: Las águilas me dan la impresión de tener alguna relación con Apolo, porque se dice que pueden mirar al sol, y por cierto que Apolo tiene el arco, lo mismo que Cupido, el niño alado.
M. L. Von Franz: Apolo es el representante del principio de la conciencia, pero eso no contradice la interpretación. El arco y la flecha de Apolo se referirían a la atención prestada por amor, a la concentración de la libido mental mediante el amor. De acuerdo con la teoría escolástica del conocimiento, sólo se puede llegar al conocimiento por el amor, lo que significa que sólo se llega a conocer algo amándolo, estando fascinado por aquello. Entonces, el anima está siempre por detrás de la búsqueda de la verdad. Si uno tiene que aprender un tema que no ama, donde no ha proyectado nada, lo que significa que no se tiene relación con él, que no significa nada para uno y no está conectado con el fluir de su libido, tiene que esforzarse y sudar aprendiéndolo para el examen, pero diez minutos después ya ha vuelto a olvidarlo. En cambio, si uno está fascinado, lo cual significa que se ha producido una proyección, uno se emociona y muy fácil y rápidamente toma conciencia en una medida enorme. Este es todo el secreto de la enseñanza y del aprendizaje. Se puede decir que ésos son simplemente dos aspectos de lo que como descripción general se podría llamar atención, que se crea ya sea por la concentración de la conciencia o por el amor, y por detrás de ambos hay una proyección. En la fascinación siempre está en juego la proyección.
Comentario: Usted habla de proyección, pero éstas son todas figuras arquetípicas.
M. L. von Franz: Sí, y eso plantea la cuestión de silos arquetipos se proyectan. Yo creo que sí. Por cierto que en nuestra idea de la proyección es así. Piense usted qué es lo que en realidad sucede. Sabemos muy bien que nunca hacemos la proyección, sino que ésta se hace sola. Por mí misma no proyecto nada; ésa es nuestra manera de hablar, pero no es verdad. El hecho es que de pronto me encuentro en la situación de proyectar, y cuando he visto que era una proyección puedo empezar a hablar de ella, pero antes no. Por ejemplo, alguien que haya proyectado la sombra insistirá en que el otro es una mala persona y seguirá en ese mismo tono, pero quizá dos años después, en el curso de un análisis, se dará cuenta de que estaba proyectando su sombra sobre el otro. Entonces, ¿quién proyectaba? He ahí un gran misterio. Cuando los griegos se enamoraban, tenían la modestia suficiente para no decir que se habían enamorado, sino que lo expresaban con más precisión al decir que el dios del amor les había disparado una de sus flechas. Y eso es lo que realmente sucede: uno siente de pronto la dolorosa picadura que uno mismo no se ha hecho; se encuentra con que le dispararon. Por lo tanto, se puede hablar del arquetipo del dios del amor. Si se adentran ustedes en la historia de Eros, se encontrarán con que es una variación de Hermes; el Eros de la antigüedad es similar al Hermes Cilenio. En la antigüedad, cuando era un dios de la fertilidad en Beocia, se lo representaba exactamente como en las estatuas de Hermes. Por consiguiente, se puede decir que los griegos aludían a una variación del dios Hermes. Es un símbolo del Sí mismo, o de la totalidad, que hace la proyección. Creo que lo correcto es decirlo así. Si me encuentro en una situación de proyección, eso es algo amañado por el Sí mismo.
Comentario: Aquí el águila se relaciona con Eros, o con Apolo, de modo que los dioses están proyectando sobre los dioses.
M. L. von Franz: Sí, usted tiene razón, y por lo tanto podemos decir en general que siempre es el inconsciente, o algún aspecto de él, lo que produce la proyección. Es el Sí mismo o un dios. Siempre es un dios el que produce la proyección, lo que significa que es siempre un arquetipo, que no es el complejo del yo el que lo hace. El paso siguiente es preguntar sobre qué proyecta el dios del inconsciente. Generalmente proyecta sobre objetos externos, ya sean seres humanos o cosas. ¿O puede suceder que un arquetipo proyecte sobre otro arquetipo? Yo creo que sí, que es algo que ocurre con frecuencia, y eso sería un proceso de unificación en los sistemas de religión. Tomemos por ejemplo el politeísmo. En la mayoría de los sistemas religiosos politeístas se da el conocimiento secreto de que todos son aspectos de un solo dios. Hasta los griegos lo sabían; en el estoicismo, la filosofía tardía de los griegos, se dice siempre que en realidad hay un solo dios y que todos los otros —Atenea, Hermes y los demás— no son más que aspectos diferentes de ese uno, de modo que se puede decir que dentro del politeísmo griego hay un monoteísmo latente. Lo mismo sucede con Elohim en el monoteísmo judío. Cuando Dios creó el mundo, dijo «Hagamos», y siempre se ha supuesto que el «nosotros» se refería a«los» Elohim. Es decir que hay también un politeísmo secreto dentro del monoteísmo, que aparece también en las figuras del Malak Jahvé, el ángel de Dios. A veces Jahvé interviene personalmente, y a veces envía al Malak Jahvé, que es más o menos un aspecto de Él. Se puede decir en general que en cualquier sistema monoteísta, como en el judeocristiano, hay una tendencia secreta hacia el politeísmo, que aun sin ser totalmente consciente ni admitida, existe, así como en los sistemas politeístas hay una tendencia secreta al monoteísmo, para asegurar que todos aquellos múltiples dioses en realidad no son más que aspectos diferentes de un dios único. Si se lo expresa en términos psicológicos, esto significaría que la multitud de configuraciones arquetípicas son todas en realidad una en el Sí mismo, aunque de hecho en la vida práctica el Sí mismo se manifieste muy a menudo en aspectos aislados que preferimos llamar arquetipos diferentes. El problema es si hay muchos arquetipos o si el arquetipo del Sí mismo es en realidad el único. Por ejemplo, cuando alguien está dominado por el arquetipo de la madre, se habla de un complejo materno, pero si nos adentramos en el tema encontraremos siempre que en ello está la totalidad del Sí mismo. Un complejo arquetípico conduce siempre al símbolo del Sí mismo. De modo que aquí hay nuevamente un monoteísmo secreto en el politeísmo, ya sea que el énfasis se ponga en uno o en el otro. Si lo múltiple apunta hacia lo uno, yo diría que en el inconsciente hay una tendencia a poner toda la energía sobre el Sí mismo y a apartarla de los diferentes arquetipos aislados. Los múltiples arquetipos tienden a concentrarse en torno del único arquetipo, del que se podría decir que refleja la tendencia del inconsciente mismo hacia una mayor conciencia. Se podría decir que las águilas son como una asamblea de dioses reunida en torno del único Dios, lo que interpretado psicológicamente significaría que muchos arquetipos comienzan a caer en un orden que se concentra en el arquetipo del Sí mismo. El arquetipo del Sí mismo empieza a ser dominante y la disociación en múltiples arquetipos comienza a ordenarse en torno de un centro. De ello se seguiría que si en la psique de alguien domina un único arquetipo, digamos el arquetipo de la madre, o el del anima, o el que fuere, en esa persona hay cierto monto de unilateralidad. Es sólo cuando el arquetipo del Sí mismo comienza a hacerse cargo del proceso cuando la cosa se unifica y todo va ocupando su lugar; de hecho, yo diría que el sentimiento de unidad es una representación simbólica del momento en que los múltiples arquetipos comienzan a ceder su energía a uno solo.
Comentario: Estaba pensando en algo ligeramente diferente, apartándome un poco de los arquetipos y acercándome más a la actitud de las religiones primitivas, tales como la experiencia del dios en el árbol, oel espíritu en el árbol. El paralelo que yo vería en este caso es el siguiente: quizás haya un espíritu en el árbol y los arquetipos estén siendo proyectados en el árbol, de modo que Dios esté realmente en el árbol y los dioses estén proyectando en Dios. Esto, por cierto, una conjetura.
M. L. Von Franz: Sí, lo es, y yo no puedo darle una respuesta. Usted puede creerlo o no, porque una cosa así no se puede demostrar. En realidad, eso simplemente toca la cuestión de si, en el caso de que se proyecte realmente una imagen arquetípica, hay también una realidad trascendental que haga la proyección. Pero no tenemos medios de verificar una cosa así, de modo que es cuestión de creencia, y usted puede creerlo o no. Yo lo creo, pero no tengo la intención de convencer a nadie, porque no tengo pruebas.
Comentario: Si usted vuelve a la actitud religiosa primitiva y trata de analizarla, diciendo que eso no es más que una proyección, entonces inmediatamente algo ha sido proyectado, y no se lo puede tomar más que en ese nivel.
M. L. von Franz: En eso está completamente equivocado. Si lee la definición de proyección del doctor Jung, verá que dice categóricamente que sólo se puede hablar de proyección cuando se ha planteado la duda. Por lo tanto, nos equivocamos al decir que el primitivo proyecta en el árbol. Ésa es nuestra manera de hablar, porque dudamos de que Dios esté en el árbol, y por ende podemos decir que sería una proyección para nosotros, pero como en el primitivo no se plantea ninguna duda, no tenemos derecho a decir que él proyecta. Busque la simple definición que da Jung de la proyección en Tipos psicológicos.
Allí verá que sólo se puede hablar de proyección cuando ha surgido la duda, y que hasta entonces no es legítimo aseverar que haya una proyección. Sólo cuando siento inseguridad dentro de mí puedo empezar a hablar de proyección, no antes. La proyección implica que yo ya no estoy del todo convencida, que en cierta medida estoy ya fuera de la participation mystique, o identidad arcaica; hasta entonces no hay proyección. Naturalmente, el que lo ve desde afuera duda, y por eso si uno toma un caso moderno, digamos que X se enamora de Y, el espectador dirá que allí hay una proyección del animus.
Pero para la persona a quien le sucede no hay proyección, y desde el punto de vista analítico sería un error decir que la hay; eso sería infestar a la otra persona con la propia duda. Para X ese hombre es ahora su amado, y no simplemente una imagen del animus. Si yo dudo porque no estoy en la misma participation, no tengo derecho a envenenar al otro con esa duda. Tengo que esperar hasta que la paciente empiece a sentir cierta inquietud, hasta que el hombre que ama no se comporte como ella había esperado que lo haría. Una vez que se manifieste ese estado de inquietud, puede decirle que quizás haya proyectado en ese hombre algo que es de ella. Pero en tanto que no haya ninguna inquietud, no tengo el derecho de cortar esa participation diciendo que es una proyección; ése es un grave error que se comete con gran frecuencia. Nosotros ya no creemos que los árboles y los animales sean dioses, pero sería un error afirmar que eso es una proyección en el caso del primitivo, porque lo que para nosotros es proyección, para él es la vivencia total de la realidad. Es su verdad. Si yo tuviera que ir a África y volverme emocionalmente negra, no hablaría de la proyección de los primitivos en la forma en que solía hacerlo. Diría que ahora veo que los primitivos tienen razón: Dios está en el árbol. Pero en tanto que permanezca en Europa, y el primitivo diga que Dios está en el árbol, mientras que yo no veo en él nada de divino. . . en ese caso podría hablar de proyección. El uso de la palabra depende del estado en que yo estoy. Cuando dudo, puedo usarla, pero si en mí no hay duda, no; y jamás debo usar esa palabra para emponzoñar la realidad de otra persona. Las proyecciones mueren en forma autónoma; de pronto la cosa ha desaparecido, y eso sucede sin ninguna cooperación consciente. Esas cosas son hechos psicológicos per  se.  Después yo puedo decir que hubo una proyección, pero eso es sólo una verdad relativa, no absoluta. 

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