ML von Franz
LA ALQUIMIA GRIEGA
La vez anterior intenté darles
un breve boceto de la importancia del simbolismo alquímico:
en primer lugar, contiene una colección de símbolos arquetípicos con un mínimo de
personificación, y, además, hay gran cantidad de material
simbólico proveniente de imágenes almacenadas en el inconsciente. Para
el hombre, estas imágenes del agua, el fuego y el metal son, simbólicamente,
tan importantes como cualquier otra personificación del inconsciente. Además,
aquí la psique inconsciente y la materia aún no están separadas; la religión,
la magia y las ciencias naturales no se han dividido todavía. Estamos
confrontados con la situación originaria, en la que no se han diferenciado
todavía las facultades y categorías por mediación de las cuales observamos
la naturaleza interna y la externa.
El hombre como totalidad mira la
naturaleza como totalidad y elabora ciertas hipótesis de trabajo en la búsqueda
de la verdad. Recordarán ustedes que al terminar mi primera conferencia señalé
que ahora, tras haber dejado atrás las primeras etapas de la ciencia natural,
podemos reconocer como proyecciones del inconsciente mucho de lo que antes se
dijo sobre los diferentes materiales y procesos en la materia, por más que
sobre ciertas afirmaciones no se haya llegado a conclusiones definidas. Por
ejemplo, en un documento medieval atribuido a Alberto Magno hay una teoría
sobre el agua pesada que parece una anticipación completamente intuitiva del
agua pesada que hoy conocemos. Por consiguiente, ese simbolismo contiene
también vagas intuiciones que se anticiparon a los descubrimientos de una
evolución posterior de la ciencia, aunque todavía no sabemos qué era lo
que anticipaban, porque no sabemos qué otros descubrimientos harán los
científicos de la naturaleza. En última instancia, y como ya dije, la cuestión
de si el inconsciente está de alguna manera conectado con la materia, y de qué
manera, no está todavía zanjada.
No queremos caer en la
conjetura, y por eso nos abstenemos de enunciado alguno; apenas si planteamos
la hipótesis de que hay una psique que se manifiesta en los sueños y de modos
psicológicos involuntarios que podemos estudiar, tal como los físicos dicen que
hay algo así como la materia o la energía, y eso es lo que estudian. Pero
estamos ya empezando a ver que ciertos resultados son tan similares que es como
si estuviéramos perforando túneles desde ambos lados hacia el centro de la
misma montaña. Aunque en realidad todavía no nos hemos encontrado, parece como
si estuviéramos avanzando hacia el mismo objetivo y que hubiera, por lo
tanto, la posibilidad de encontrarnos un día. Recordarán que insistí también en
el punto, quizás el más importante, de que al observar y experimentar sus
símbolos, y en sus descripciones escritas, los alquimistas trabajaban sin ningún
programa religioso o científico consciente, de modo que sus conclusiones son
impresiones espontáneas y no corregidas del inconsciente, con muy poca
interferencia consciente, a diferencia de otros materiales simbólicos
que siempre habían sido revisados. Por eso es muy gratificante descubrir que en
este material espontáneo hay afinidad con ciertos productos del inconsciente de
gentes modernas que, con una especie de actitud científica natural, un mínimo
de prejuicios y una actitud de recogimiento interior, observan lo que sucede
sin apresurarse a extraer conclusiones teóricas, con resultados que, sin embargo,
son muy similares. El abordaje no programado, por así decirlo, es común a la
alquimia y a la psicología analítica.
Esta vez quiero atender a uno
de los textos más antiguos que se conocen, en que la profetisa Isis se dirige a
su hijo Horus, y en el cual el emblema de la luna creciente aparece
después del título. Pero primero debemos considerar cómo es que hemos llegado a
estar en posesión de textos así. Como ustedes saben, los productos de la
antigüedad desaparecieron en la Edad Media y posteriormente fueron
redescubiertos. Primero, las ciencias críticas los organizaron en grandes tomos.
Por ejemplo, los científicos de la antigüedad tardía recopilaron la historia de
la filosofía y de la filología en volúmenes como los que llamaríamos hoy enciclopedias,
o libros de escuela, que dan resúmenes: Platón dice… , Aristóteles dice…. , los
estoicos dicen... y así sucesivamente. Lamentablemente, si se los compara con
el espíritu crítico de los científicos modernos, aquellos hombres
eran bastante imprecisos. Por eso sus teorías fueron planteadas con cierto
desaliño, haciendo que la totalidad del trabajo se asemeje a una corriente de
agua fangosa. Los escritos más antiguos y los más recientes se confunden con
los comentarios, que han sido copiados y vueltos a copiar, dispuestos de otra
manera y abreviados, y así siguiendo... y de todo esto hemos sido los herederos.
Ouroboros, símbolo del trabajo alquímico como proceso circular y contenido en sí mismo. |
Las decisiones referentes a
quién era quién, quién escribió qué, y a la edad de los diferentes escritos
no pasan de ser conjeturas, porque algunos hablan del siglo I y otros del
siglo III —es decir que sus estimaciones difieren en trescientos años— y en
esta mezcla de tradiciones es muy poco el orden que se ha establecido. Como
pasa con todas las ciencias naturales, lo primero fueron tradiciones griegas
directas provenientes de Constantinopla. Otra corriente de la tradición
científica provenía de Oriente y regresó a Europa por la vía de España, el sur
de Francia y Sicilia; esta corriente se produjo a partir del siglo X,
cuando las Cruzadas conectaron a Europa con Oriente.
La historia de la química es
completamente idéntica a la de las matemáticas y la astrología, y a otras ramas
como la geometría: parte fue al Imperio bizantino, por la vía de
Constantinopla, y el resto a Oriente, y regresó a Europa por mediación de los
árabes. Los árabes, en general, eran traductores muy fieles y añadían muy poco;
simplemente, traducían del griego al árabe. También fueron famosos muchos
traductores sirios. Parte de las tradiciones fueron también a Persia, y en el
Oriente hubo ciertos centros que traducían los textos. Tenemos textos en griego
y en árabe, y en latín tardío. Allí donde el texto griego se ha perdido,
tenemos el árabe, pero de los nombres y de otros detalles se puede
concluir que el original era griego. Después, en estos centros árabes y
musulmanes estuvieron las diferentes sectas que cultivaron estas tradiciones;
por ejemplo los chiítas, secta persa formada en el año 644 en oposición a
los sunnitas o musulmanes ortodoxos; y los drusos, un pueblo sirio, mitad
cristiano y mitad mahometano, cuyo lenguaje era puramente árabe. Ya en estos
centros islámicos unos pocos árabes reconocieron que el simbolismo alquímico
contenía un simbolismo religioso y lo vivenciaron como más religioso que
químico, agregándole elementos de su propia experiencia. Sin embargo, por lo
común se limitaban a traducir. Uno de los hispano árabes más famosos es alRazi,
en latín Rasis, que cultivó las ciencias en su vertiente química. Fue él quien
introdujo en la química la necesidad de pesar las sustancias. Antes se decía
simplemente: «Pon un poquito de azufre y un poquito de plomo», y ya está. Para
alRazi, el «poquito» era muy importante, y estableció que se debían tomar
tantas o cuantas partes, u onzas, para el caso, de modo que a él se le debe el
gran logro de establecer pesas y medidas exactas, lo que significó para las
ciencias naturales un gran paso adelante en cuanto a la precisión. En este aspecto
se le debe mucho, pero no así en la dimensión simbólica, ya que alRazi fue
puramente un técnico. Su homólogo en el mundo árabe sería Muhammadibn Umail,
que en los textos latinos figura como Sénior. Lo llamaban el Jeque, y en el
texto latino esto fue traducido como Senior, «el Viejo», lo que sería la
traducción correcta, de modo que en la tradición latina siguió siendo Senior y
sólo más tarde se vino a descubrir que el tal Senior era Muhammad ibn
Umail. En Hyderabad se han encontrado casi un centenar de escritos de este
importante místico, que todavía no están publicados. Aunque es un material
sumamente prometedor, es tan poca la gente que se interesa por la alquimia que
nadie se preocupa por traducirlo ni publicarlo. ¡Es decir que hay minas de oro,
y nadie quelas trabaje! Algunas de estas personas hicieron sus propios añadidos
y después, como ya dije, se produjo un retorno por mediación de las Cruzadas. Uno
de los puentes intelectuales con Europa se dio por la vía de los templarios,
que llegaron a tener una estrecha relación con los drusos, una secta más
mística y pagana dentro del mundo islámico, que eran súbditos del «Viejo de la
montaña», el Imán, o jefe de la secta. Tenían una jerarquía iniciática, y los
templarios se interesaron por el simbolismo de su doctrina. Los drusos tuvieron
estrecho contacto, probablemente en Jerusalén, con algunos miembros superiores
de la orden de los templarios y con sus prácticas supuestamente paganas, por lo
que posteriormente fueron perseguidos. Los drusos se contagiaron de estas
fuentes, como también de las inclinaciones paganas de Federico II, el
Stauffer, en cuya corte siciliana había —para gran irritación del Papa—
astrólogos, matemáticos y profetas judíos e islámicos. De esta manera, como
también a través de la famosa isla de Rodas, donde los Caballeros de San Juan
llegaron a conectarse con el Oriente y con lugares como España y el sur de
Francia, llegaron estos escritos a ser traducidos, entre otros, por los
judíos. Traducidos los textos al latín, se inició el gran influjo de esta
tradición científico natural en Europa. La Iglesia,
representada principalmente por Alberto Magno, santo Tomás de Aquino y
algunos otros, intentó eliminar la doble tradición de Iglesia y ciencia
natural, y asimilar e integrar la totalidad en la doctrina de la Iglesia,
pero el intento no tuvo éxito más que parcialmente. Valga esto como breve
resumen de la situación histórica y del material que nos interesa. Dije que les
daría a ustedes tres horas sobre alquimia griega antigua, tres sobre la
alquimia árabe y tres sobre los textos latinos medievales. Empezaremos conel
antiguo texto griego que se encuentra en el Codex Marcianus y que pertenece
probablemente a lo que llamamos los escritos más antiguos. Se titula La
profetisa Isis y su hijo, y aunque el título no lo dice, sabemos que el hijo es
Horus. Debajo del título está el signo dela luna creciente, pero nadie sabe lo
que significa. Les daré el material sin agregar nada para que ustedes puedan
recibirlo directamente, sin influencia de nada que se haya dicho después sobre
ello. Es probable que el documento se remonte al primer siglo de nuestra era; ésta
es la opinión común de los estudiosos, pero también podría ser más antiguo. Si
leen ustedes lo que se ha escrito sobre estos libros sabrán que lo más probable
es que hayan sido escritos en tal y cual siglo, pero que sin duda se basaban en
textos más antiguos, lo que implica cierta incertidumbre, de manera que digamos
que fue la época helenística. Por si alguno de ustedes tiene el texto original,
quiero decir que no uso el francés sino mi propia traducción. Recordarán la
famosa batalla en que Seth dejó ciego a Horus, y en que a su vez Horus le cortó
los testículos, y saben que después ambos fueron curados por Thot, el dios
lunar, y que incluso cooperaron en la resurrección de su padre, Osiris. Recordarán
también la famosa batalla de Horus, el dios solar que restableció el orden,
contra Seth, el Ardiente (así llamado porque re presentaba la pasión
caótica, la destrucción, la brutalidad y cosas semejantes), que era el enemigo
y asesino de Osiris. Isis comienza: Oh, hijo mío, cuando deseabas irte a
combatir al traicionero Tifón [Seth] por todo el reino de tu padre [el reino de
Osiris] yo me fui a pasar un tiempo en Hormanouthi, es decir Hermopolis, la
ciudad de Hermes, la ciudad de la técnica sagrada de Egipto, y allí me quedé
algún tiempo.
Después de las palabras «la
ciudad de Hermes» hay una pequeña observación marginal escrita con la misma
letra del original, que dice: «Esto lo dice en sentido místico», es decir, que
el nombre de la ciudad deber ser entendido en sentido místico. «La técnica
sagrada» — hiera techne — se refiere a la alquimia. Después de
cierto transcurso del kairoi, y del necesario movimiento de la esfera celeste
sucedió que uno de los ángeles que moraban en el primer firmamento me vio desde
arriba y vino hacia mí deseoso de unirse sexualmente conmigo. Estaba con gran
prisa de que así fuera, pero yo no me sometí a él; me resistí, porque deseaba
preguntarle por la preparación del oro y de la plata. El kairoi desempeña
un papel enorme en otro antiquísimo texto alquímico en donde el escritor
Zósimo, a quien ustedes ya conocen por los comentarios del doctor Jung, dice
que todo el funcionamiento alquímico depende del kairos y él, incluso, llama a
la operación alquímica el kairikai baphai, el coloreado del kairos.
Su teoría es que los procesos
químicos no siempre suceden por sí solos, sino sólo en el momento
astrológicamente adecuado; esto es, si estoy trabajando con plata, la
luna —que es el planeta de la plata— debe estar en la posición adecuada, y
si estoy trabajando con cobre, Venus tiene que estar en determinada
constelación porque sino estas operaciones con plata y cobre no darían
resultado. Uno no puede limitarse a tomar esos dos metales y unirlos, sino que
también debe tener en cuenta la constelación astrológica y esperarla, y rogar a
los dioses planetas, y, si todo esto está en orden, entonces puede ser que
la operación química funcione. Lo que significa esta idea del kairikai
baphai es tomar en consideración la constelación astrológica. Por
consiguiente, en aquella época y en este contexto, kairos significa el momento
astrológicamente correcto, el momento en que las cosas pueden tener un
resultado afortunado. El alquimista es el hombre que no sólo debe conocer la técnica,
sino que siempre debe tener en cuenta estas constelaciones. Por consiguiente,
Isis dice que de acuerdo con el transcurso de estos momentos (hay un momento
tras otro, y uno tiene que escoger el oportuno), y de acuerdo con el movimiento
de la esfera celeste (lo cual significa todos los movimientos de los planetas),
sucedió (la palabra griega sunebe es también un acontecer sincrónico de los
hechos) que uno de los ángeles del primer firmamento puso sobre ella sus ojos y
quiso unirse sexualmente con ella. Ella lo desanima, porque quiere conseguir de
él el secreto alquímico, y negociando llega al acuerdo de que sólo se le
entregará si él primero le dice todo lo que sepa del asunto.
Cuando le hice mi pregunta,
contestó que no deseaba responderme porque era un misterio demasiado grande [el
misterio superlativamente grande, por dar una traducción más libre, porque es
un misterio demasiado avasallador], pero dijo que volvería al día
siguiente y que con él vendría un ángel más grande, Amnaël, que podría
contestarme y resolver mi problema. Y me habló de su signo
[refiriéndose probablemente a cómo debía reconocer Isis al ángel] y me dijo
que sobre la cabeza llevaría, y se la quitaría para enseñármela, una vasija de
cerámica llena de agua brillante. El [el otro ángel] quería decirme la verdad. Esa
vasija es un pos soton y en ella no hay brea. Estoy dándoles el texto
exactamente tal como es, y aquí en el margen del texto está este signo. Puedo
añadir que sabemos que éste es el signo del dios Khnoufis. A veces, el mismo
signo se usa también para el dios lunar Khnos.
Al día siguiente, cuando el sol
estaba en mitad de su carrera[esto es, a mediodía], descendió el ángel que era
mayor que el otro, y se vio presa del mismo deseo de mí y se encontró en gran
apuro. [Él también quería violar a Isis.] Pero pese a todo, lo único que yo
quería era hacerle mi pregunta. [Ella vuelve a aplazarlo, pensando únicamente
en su pregunta.] Cuando se quedó conmigo, no me entregué a él. Me resistí y
vencí su deseo hasta que me mostró el signo sobre su cabeza, y me dio la
tradición de los misterios sin reservarse nada, sino en su total verdad. [De
ese modo ella gana la batalla y él le dice todo lo que sabe sobre la técnica de
la alquimia.] Entonces volvió a señalar el signo, la vasija que llevaba sobre la
cabeza, y empezó a decirme los misterios y a hablarme del mensaje. Entonces
mencionó por primera vez el gran juramento y dijo: «Te conjuro en el nombre del
Fuego, del Agua, del Aire y de la Tierra [dos veces un quaternio]; te conjuro
en el nombre de la Altura del Cielo y de la Profundidad de la Tierra y del
Mundo Subterráneo; te conjuro en el nombre de Hermes y de Anubis, del Aullido de
Kerkoros y del dragón guardián; te conjuro en el nombre de aquel bote y de su
botero, Acharontos; y te conjuro en el nombre de las tres necesidades, y de los
látigos y de la espada». Después que hubo pronunciado este juramento, con él me
hizo prometer que jamás diría el misterio que estaba a punto de oír, excepto a mi hijo,
mi niño, y mi amigo más íntimo, de modo que tú eres yo, y yo soy tú. El
texto es bastante corto. Significa que lo que Isis obtiene ahora del ángel es
un misterio inmenso y que sólo podrá decírselo a su hijo Horus y a su amigo más
íntimo. De la redacción no queda claro si su hijo es su amigo más íntimo o si
se trata de dos personas; tampoco se sabe si «de modo que tú eres yo, y yo soy
tú» significa «Tú, mi hijo, eres yo» o si se refiere al ángel ya Isis, aunque
es probable que ambas interpretaciones sean válidas. Significa simplemente que la
persona que imparte ese misterio a la otra cumple al mismo tiempo la unión
mística, el matrimonio sagrado entre madre e hijo, Isis y Horus, o
entre el ángel e Isis, porque cada vez que se revela el misterio los dos
también se convierten en uno; éste es probablemente el significado. Ahora
ve y observa y pregunta a Acheron el campesino. [Una variante dice Acharontos. No
hay transición aquí en el texto, pero parece ser que, a partir de aquí, lo que
sigue es el misterio. Lamentablemente, en aquellos días no había signos ni comillas,
ni nada semejante. Uno nunca sabe dónde deberían ir las comillas, pero creo que
es obvio que empiezan aquí. Significa que ahora será impartido el misterio y
que nuestro deber es escucharlo. ] Ven y mira, y pregunta al campesino
Acharontos, y aprende de él quién es el sembrador, quién es el cosechador, y
aprende asimismo que quien siembra cebada también cosechará cebada y que quien
siembra trigo también cosechará trigo. Ahora, mi niño, o mi hijo, tú has oído
esta introducción, y a partir de ella te das cuenta de que esto mismo es la
creación entera y todo el proceso de llegar a ser, y sabes que un
hombre sólo es capaz de producir un hombre, y un león un león, y un
perro un perro, y si algo sucede contrario a la naturaleza [lo cual significa
probablemente contrario a esta ley], entonces es un milagro y no puede
continuar existiendo, porque la naturaleza disfruta de la naturaleza, y la
naturaleza vence a la naturaleza. [Es el famoso dicho que aparece también en
muchos otros textos, pero por lo general como: «La naturaleza disfruta de la
naturaleza, la naturaleza fecunda a la naturaleza, y la naturaleza vence a la
naturaleza». ] Al ser parte del poder divino, y estar feliz con su divina
presencia, responderé ahora a sus preguntas sobre las arenas, que uno no prepara
a partir de otras sustancias, pues uno debe atenerse a la naturaleza existente
y a la materia que tiene entre manos para preparar cosas. Tal como dije
antes, el trigo crea trigo, y un hombre engendra un hombre, y así también el
oro dará cosecha de oro, lo mismo produce lo mismo. Ahora he
manifestado para ti el misterio. Al comienzo de la sección siguiente hay algo
extraño, donde dice «prepararemos» y sigue así, hablando en plural. Es posible
que esto signifique que Isis y Horus ahora ya están juntos. Después viene un
comienzo clásico de antiguas recetas orales. En alemán las recetas se inician
con «Man nehme» [«Se toma»], y en griego con «Labon», esto es, «Tomando». Comienza
aquí el párrafo siguiente. Toma mercurio, fíjalo en terrones de tierra o con
magnesia o azufre y guárdalo. [Esta es la fijación mediante el calor, la mezcla
de elementos. ] Toma una parte de plomo y dela preparación fijada mediante el
calor, y dos partes de la piedra blanca, y de la misma piedra una parte, y
una parte de Realgar amarillo [eso significa sulfuro rojo de arsénico] y una
parte de la piedra verde [eso no se sabe lo que es]. Mézclalo todo con plomo y,
cuando se haya desintegrado, redúcelo tres veces a líquido [es decir, fúndelo
tres veces]. Toma mercurio que se haya emblanquecido mediante el cobre y toma
de él otra parte, y usa una parte de magnesia dominante, con una parte de agua,
y de lo que queda en el fondo de la vasija y que ha sido tratado con zumo de
limón, y una parte de arsénico que haya sido catalizado con la orina de un niño
varón todavía no corrompido, y después otra parte de Cadmeia [cadmía,
calamine en inglés (calamina en castellano), lo que se refiere simplemente a un
mineral que engendra fuego] y una parte de pirita [también un mineral que
engendra fuego], y una parte de arena cocida con azufre, y dos partes de
monóxido de plomo con asbesto, y una parte de las cenizas de Kobathia
[esto es probablemente también un sulfito de arsénico], licúalo todo con un
ácido muy fuerte, un ácido blanco, y sécalo y entonces tendrás el gran remedio
blanco.
Esto sigue así durante dos
páginas más, pero me tomaré la libertad de abreviarlo. Quiero confrontarlos a
ustedes con ello, porque hasta ahora no hemos sabido qué significan estas
palabras. Naturalmente, los químicos han hecho un estudio profundo de los
textos y han llegado a establecer con cierta probabilidad qué palabras
griegas podrían aludir a qué sustancia, puesto que en algunos casos hay una
pequeña descripción que muestra que tienen tal y cual efecto, de lo cual el
químico podría deducir que lo que se indicaba era cierta sustancia definida. Pero
en el caso de muchas otras palabras, por ejemplo Kobathia —que yo traduje
como«piedra verde»— y la palabra que no traduje, sino que dejé como «magnesia»
aunque no es lo que ahora designamos como magnesia, en realidad no sabemos a qué
se refieren; estamos bastante seguros de que se refieren a algunas sustancias
químicas cocidas, pero la descripción es tan paradójica en los diferentes
textos que no podemos estar seguros. Después hay un material muy diferente, a
saber, la orina de un niño todavía no corrompido. Por supuesto, la orina
también contiene sustancias importantes y corrosivas, y se la usaba mucho, pero
el hecho de que deba ser de un niño todavía no corrompido, que todavía no
hubiera llegado a la pubertad, demuestra también la importancia del papel que
desempeñaban las representaciones mágicas. Es un prejuicio general, o una
antigua superstición, que la orina de niños todavía no corrompidos es
especialmente eficiente no sólo en las operaciones químicas sino en filtros
amorosos y cosas semejantes, donde es más eficaz que la orina común porque
tiene algo de mágico. Insisto en esto porque aquí sabemos algo más proveniente
de otros campos. Por ejemplo, sabemos que en la práctica de la magia se usaba
con frecuencia la orina de un niño aún no corrompido; era una tradición africana,
y egipcia en particular. Poco antes de la pubertad los niños varones son
médiums más dotados, una facultad que pierden con posterioridad. Los magos que
solían practicar el hipnotismo usaban como médiums a otras personas,
haciéndolas dormir para que revelaran la verdad. Para tales experimentos
mágicos —muy difundidos en los tiempos antiguos— se tenía preferencia
por niños que aún no hubieran llegado a la pubertad, niñas a veces, pero
con más frecuencia varones, y a los niños aún no corrompidos se los consideraba
los receptáculos más puros del inconsciente, por cuya mediación podían
expresarse dioses y fantasmas. Hay innumerables recetas mágicas en las que se
dice, por ejemplo, que si uno quiere encontrar algo que ha sido robado, ha de
hacer dormir a un niño inocente, cocinar tal y cual cosa, darle de comer tal y
cual cosa y después, cuando esté dormido, preguntarle dónde está el objeto
perdido; mientras está en trance dará la respuesta. Ese era el papel del niño
inocente en otros campos, y por consiguiente es probable que la orina de un
niño incorrupto tenga la misma connotación aquí, donde se la considera también
como la sustancia mágica pues tal asociación era habitual en la época antigua.
Comentario: Un paralelo con
Isis, que recibe del ángel la transmisión de los misterios alquímicos, sería Azazel,
el ángel caído que dio a los judíos el conocimiento del arte de la herrería. El
profesor del colegio técnico de Zürich que dio una conferencia sobre la
alquimia en una reunión de Eranos dijo que la idea de que el herrero estaba
relacionado con la alquimia se originó en Tobalki.
M. L. von Franz: Sí. En el Libro
de Enoch hay una descripción completa de todas las técnicas transmitidas a los
ángeles. Originariamente se consideraba que el arte del herrero en la forja y
el del alquimista eran lo mismo y respondían a la misma tradición, aunque yo creo
que la idea de Tobalki es bastante arbitraria. Pero es una tradición. En el
Antiguo Testamento se dice que las hijas de los hombres obtuvieron el arte de
la forja y de la alquimia de los ángeles, o bien de los ángeles caídos, ya sea
mediante el recurso de prostituirse o, como en este caso, mediante su opuesto,
porque Isis por lo menos desalienta al ángel hasta que ha conseguido de ello
que quiere saber. De modo que hay diferentes versiones. A veces se dice que las
hijas de los hombres tenían relaciones con los gigantes, es decir que a veces
los gigantes reemplazan a los ángeles. El texto sigue durante más de una página
con estas recetas, y después pasa a las operaciones. Les daré una breve,
para que puedan hacerse una idea:
Si quieres hacer algo blanco de
los cuerpos [es decir, del material], mézclalo con mercurio y gotas de asbesto
y orina y leche de cabra y natrón, y entonces puedes hacer que todo funcione, y
si quieres saber cómo duplicar una sustancia o cómo colorear el material, y
todas las disposiciones, sabe pues que todo tiene el mismo significado [y
eso es importante], que todo tiende a tener el mismo significado [o sea, es
probable que el significado sea siempre el mismo para la misma operación]. Ahora
realiza el misterio, hijo mío, la droga, el elixir de la viuda. En el texto se
alude con frecuencia a Isis como «la Viuda», de ahí que desde el comienzo mismo
de la alquimia se llame a la piedra filosofal, al misterio, el misterio de la
viuda, la piedra de la viuda o la piedra del huérfano; había una conexión entre
la viuda y el huérfano, pero todo apunta a Isis. El texto termina con otra receta:
Toma arsénico, cuécelo en agua, mézclalo con aceite de oliva, déjalo en una
botella y ponle ascuas encima hasta que desprenda vapores y lo mismo se puede
hacer también con Realgar.
Aquí se interrumpe el texto, que
después vuelve a repetirse, de modo que ya ven ustedes con qué nos encontramos.
A veces la fórmula varía un poco. Por ejemplo, puede ser que a alguien no
lo llamen Acharontos, sino Acharos, pero por lo demás todo es exactamente igual.
Acharontos es todo un problema, del cual hablaremos luego. Ahora me gustaría
analizar y ampliar el texto parte por parte, para ver de encontrar qué
significa. El doctor Sas ha mencionado ya una amplificación general para
la primera parte, o mejor dicho para toda la estructura del relato; me refiero
a que es un paralelo del relato del Libro de Enoch, donde se dice que todas las
artes y artesanías, lo mismo que los trucos cosméticos y cosas semejantes,
fueron robados por las hijas de los hombres a los ángeles o, según otras
versiones, a los gigantes. Es decir que primero lo tienen los ángeles o los gigantes
y después lo consiguen las mujeres. Aquí no son las mujeres, sino Isis quien lo
obtiene del ángel, y después se lo imparte a Horus, que es como se inició la
tradición. ¿Qué dirían ustedes, psicológicamente, de este mito? Se dice que
todo el mal proviene de las mujeres, como lo sabemos por el Génesis y la
historia de Eva, que también estaba más versada en el problema de cómo obtener
de Dios el conocimiento. En este relato, Eva lo obtuvo de la serpiente y se lo
impartió después a Adán —lo que también era un robo porque Dios conservaba para
Sí mismo el conocimiento de Sí mismo—, y en lo sucesivo el hombre supo
distinguir el bien y el mal, como Dios. En el Génesis se considera que el
robo es simplemente malo, y en el Libro de Enoch se nos pinta de la misma
manera el robo de la técnica, diciendo que el hecho de que las mujeres se
adueñaran de esos secretos ha desempeñado un papel en la corrupción de nuestro mundo,
puesto que desde entonces se ha perdido la inocencia original del mundo. Pero
en nuestro texto el sentimiento ha cambiado mucho, porque cuando Isis consigue
el secreto de aquellos ángeles, a eso se lo considera como un gran logro. Aquí
tenemos, pues, un cambio en la evaluación del sentimiento, aunque el hecho como
tal parece poco menos que un paralelo: el elemento femenino, el principio
femenino, lo obtiene de estratos más profundos y se convierte luego en el
mediador que se lo entrega a la humanidad. Podemos reconocer el simbolismo del anima,
porque la historia de Eva es incluso más válida para el anima que para las
mujeres solamente, y aquí está la misma idea expresada simbólicamente desde el
inconsciente. La diosa Isis tiene junto a sí el signo de la luna. En estas
épocas tardías se la identificaba con Hathor, la diosa vaca y Ja diosa lunar, y
con Nut, la deidad del cielo. Estaba ya en esta fase final de su evolución
histórica. En la religión egipcia tardía es una especie de deidad cósmica
femenina, que incluye el aspecto de todas las otras diosas femeninas del
Antiguo Egipto y es, por así decirlo, la gran portadora del misterio de la
naturaleza. Abarca completamente la naturaleza. Como ustedes saben, en El asno
de oro, en la plegaria dirigida a Isis, Apuleyo la invoca como Domina rerum, la
que rige la totalidad de la naturaleza cósmica, y en aquellos últimos tiempos
se la veneraba en su aspecto de naturaleza cósmica. Aquí no aparece
directamente como una diosa, sino más bien como profetisa, Isis prophetis.
Es natural que se recalque que
es también profetisa, puesto que se anticipa a los hechos futuros: dice la
verdad, que llega a concretarse después; imparte la verdad que antes permanecía
oculta.
Pregunta: Todavía no entiendo
qué importancia tiene esto para el motivo o propósito total de la psicología
junguiana. Veo que usted ha puesto su energía y su esfuerzo en este texto, y me
parece entender que todo esto es importante en función de la interpretación del
simbolismo de nuestros sueños. ¿Es así?
M. L. von Franz: Sí, por cierto.
Digamos que se encuentra usted frente a un hombre que sueña que una mujer
misteriosa se le acerca. Yo recuerdo un sueño así; era el sueño inicial de un
hombre que tenía un problema sexual. No sé exactamente en qué consistía
éste, porque el caso no era mío, pero tenía algún tipo de problema
sexual, y en su sueño una mujer desconocida, que le causaba una gran impresión,
le decía que todo el secreto consistía en secar el polvo [que hay] dentro de la
manzana.
Pregunta: Entonces, ¿lo
importante sería la relación que eso tenía con la vida de la persona?
M. L. von Franz: Sí. Supongamos
que un hombre viene a analizarse y dice que es impotente, o un don Juan. Podemos
decir que veremos qué es lo que dice el inconsciente al respecto. Hace mucho
tiempo que mis colegas le han dicho lo que se puede decir conscientemente, pero
eso no le ha servido, y ahora el hombre ya está al cabo de la cuerda. Dice que
ya sabe todo lo que hay que saber, que es su complejo con la madre, pero que
nada ha cambiado, de manera que aparentemente todo eso no le sirve. Bueno,
veamos los sueños, dice entonces uno, y en un sueño aparece una mujer
maravillosa que le dice que todo es cuestión de secar el polvo blanco en la
manzana. A él le parece una tontería, pero todavía le falta aprender. No da
ninguna asociación, porque la gente no puede dar asociaciones para
sueños que son arquetípicos. Al hombre, lo del polvo blanco en una
manzana no le sugiere nada; quizá diga que le gustan las manzanas o algo así,
pero es imposible sacarle nada más, y por eso uno tiene que conocer las
asociaciones del género humano. Si uno puede obtener las asociaciones del
analizando, tanto mejor, pero cuando en un sueño aparecen motivos así, por lo
general hay un blanco, y uno tiene que decir, por ejemplo, que la humanidad ha
creído siempre que la manzana contiene el conocimiento de Dios, del bien y del
mal, y le recuerda la Biblia al paciente, y le dice que el pueblo ha dicho
siempre que la manzana renovaba los secretos. Le cuenta unos pocos mitos
sobre el tema, hasta que el hombre se impacienta y le pregunta: —Sí, pero
¿qué significado tiene eso para mí? Los mitos muestran que hay otra evaluación,
porque en el mito bíblico la evaluación se hace desde el punto de vista
del sentimiento, y se lo define como mala suerte y como un accidente. Sólo
en la interpretación católica tardía se llega a la felix culpa, que
dice: —Gracias a Dios que Adán y Eva pecaron, porque de otra manera Cristo
no podría habernos redimido. Pero, originariamente, el tono emocional expresaba
que Adán se había corrompido por mediación de Eva, y que desde entonces todo
andaba mal. Incluso la Iglesia ha dicho siempre que María lo rescató todo y Eva
lo echó todo a perder. Eva es tolerable únicamente porque más tarde las cosas
se enderezaron, pero el tono emocional, por lo menos en el Antiguo Testamento,
apunta a que en el pecado de Eva se originó toda la mala suerte, y de que en
verdad fue un hecho desafortunado que Adán y Eva se comieran aquella manzana. En
nuestro texto, sin embargo, todo eso es un logro, porque ahora Isis ha obtenido
del ángel el maravilloso secreto, y dice que va a contárselo a su hijo. El
texto dice que un león engendra un león, y eso es lo que Isis nos cuenta como
el secreto. Como ya señalamos, nuestra historia de Isis es un paralelo del
relato bíblico, pero el juicio se formula a partir de un sentimiento
diferente. En la Biblia es más bien el accidente lo que corrompe, en tanto
que aquí el hecho de haber obtenido el secreto de los ángeles se presenta
como un logro maravilloso. No se dice nada de que en el mundo vaya todo mal
porque el secreto ha sido revelado, sino más bien que es algo tan maravilloso
que Isis sólo se lo contará a su hijo y a su mejor amigo. Si quiere usted
seguir con la interpretación psicológica, ¿qué significaría esa diferencia? La
humanidad está muy dividida sobre la evaluación del origen de la ciencia y de
la técnica, de la química y de las ciencias naturales, de algún género de
conocimiento. ¿El conocimiento corrompe o libera?
Comentario: Me parece que la
Biblia dice que el conocimiento, que es lo que la manzana representa, es corruptor
en sí mismo.
M. L. von Franz: Sí, por
mediación de él nos expulsaron del Paraíso.
Pregunta: ¿Considera usted el
conocimiento como perteneciente a Dios?
M. L. von Franz: Sí, desde un
punto de vista es una identificación con Dios, de manera que adueñarse de ese
conocimiento constituyó un acto de inflación. El ego se apoderó de algo que no
le pertenecía, de modo que se infló, se desequilibró y todo empezó a
andar mal. Pero aquí, en la historia de Isis, la evaluación es totalmente
opuesta; implica que hemos hecho un gran progreso, les hemos arrancado
este secreto a los ángeles, algo tan inmenso que sólo lo comentaré con mi hijo
y con mi amigo. Aquí no se hace mención de inflación ni de mala suerte. En este
texto encontramos in nuce lo opuesto de la tradición religiosa y de las
ciencias naturales. Las técnicas y las ciencias naturales que hemos alcanzado,
¿nos han traído mala suerte? ¿Se han limitado a corromper el estado original
del hombre, o son una indicación de progreso? Es algo mucho más
profundo, porque en ello está implícito un incremento de la conciencia,
una evolución de la conciencia humana. Eso, ¿es ventajoso para nosotros o no?
¿Iremos de mal en peor si nos volvemos más conscientes, nos apartaremos de
la naturaleza y nos desequilibraremos, o es precisamente eso lo que debemos
hacer? Si intentamos ser más conscientes, ¿cumplimos con la voluntad de
Dios o vamos en contra de ella? He ahí la cuestión oculta. Es una proyección
religiosa, y, si lo formulamos con más humildad, psicológicamente, hay una
discusión del problema respecto de si un incremento de la conciencia es o no es
progreso. Cuando la gente, hombres o mujeres, acude a ustedes para analizarse, dicen
que a menudo piensan que es mejor no remover el avispero. ¿Por qué hemos
de ponernos a desenterrar problemas que cuanto más pensamos en
ellos, más enredados nos encontramos? ¡Dejémoslo en manos de la naturaleza, y
los problemas ya se resolverán solos!
Después viene un chico que tiene
una fijación materna y no quiere irse de casa y tú lo analizas y le haces ver
a partir de sus sueños que debería apartarse de su madre, pero
entonces se aparece ella hecha una furia a preguntarte por qué desentierras
esas cosas y destruyes la armonía familiar, por qué le dices esas cosas a su
hijo y destruyes el buen contacto que tienen ambos. . . , ¡toda la familia está
en crisis y el chico no ha mejorado! Entonces, un incremento de conciencia, ¿es
algo bueno o malo? Los terapeutas tenemos que estar haciéndonos constantemente
esa pregunta. Y siempre nos encontramos con esas asociaciones en la vida. Alguien
conversa contigo en el tren y te pregunta por tu profesión, y si le dices que
eres psicoanalista les parece muy interesante, ¡y te dicen que han tenido un
sueño y te lo cuentan! Creen que los sueños no significan nada, pero el sueño
muestra el problema del hombre, y uno se pregunta si debe clavarle la
aguja e instalarle una gota del veneno del conocimiento y darle una idea de lo
que significa realmente aquello, o si debe limitarse a decirle que ésos son
temas para la consulta. El conocimiento puede envenenar o sanar, es una cosa o
la otra, y por eso algunos mitos dicen que el conocimiento trae la corrupción
del mundo y otros que el conocimiento redime, y además tenemos la idea bíblica
que dice que es primero corrupción, pero que después, gracias a Dios, termina
por sanar. En el Antiguo Testamento significaba corrupción, pero Cristo, que
algo entendía, lo convirtió en curación, de modo que tenemos que tener ante ello
una doble actitud, la enseñanza de felix culpa.
Pero en una situación real no se
puede adoptar una doble actitud. Cada vez se da el terrible problema, ¿les digo
o no les digo? Uno tiene toda la responsabilidad ética, y cada vez no sabe si
ha hecho bien o ha hecho mal. Es el problema de la conciencia. ¿Qué debe
hacer el hombre con su conciencia? ¿Cómo debe manejarla? Fíjense, si soy
consciente de lo que significa un sueño,¿qué debo hacer con él? Al usarlo,
¿haré de él un veneno o un factor de curación? La conciencia, o el
conocimiento, es un problema aterrador que todavía no hemos resuelto.
Comentario: Ni lo
resolveremos jamás; es el problema con que vivimos.
M. L. von Franz: Sí, eso es
verdad, pero también es una generalidad. Nuestro deber es profundizar más. Necesitamos
una actitud más específica, porque si no uno puede desentenderse del asunto y
decir que es un problema que tendrá siempre, puesto que uno es
psicoterapeuta, pero es un problema de relación.
Es un problema, y un
problema que tenemos que tomarnos en serio, en vez de restarle importancia. De
una manera muy general, se puede decir que es el problema de la humanidad,
porque el hombre es ese extraño invento de la naturaleza que es portador de una
forma nueva de la conciencia. Los libros de antropología dicen que el hombre se
distingue por el fenómeno de la conciencia, y que él mismo no sabe bien cómo
evaluar esta cualidad. ¿Se la ha de vivir como un castigo o como una bendición?
Aquí estamos en el comienzo de las ciencias naturales de tradición europea; nuestro
texto proviene de fuentes paganas sin ninguna influencia judeocristiana, sino
más bien egipcia y griega, y la evaluación es totalmente positiva. Cuando se analiza
a los hombres modernos, a los físicos modernos, se encuentra uno frente a hombres
que tienen esta misma actitud. Hombres que creen en la ciencia y que quieren
ayudar a la humanidad con nuevos descubrimientos, de modo que la actitud y la
situación son las mismas. Por lo tanto, es interesante estudiar el simbolismo
inconsciente de una tendencia así, porque vuelve a hacerse presente y es objeto
de mucha discusión y análisis en nuestra época. Me complace mucho que me hagan
preguntas así, porque es menester traer estas cosas a la realidad. Quizás
ustedes se pregunten por la utilidad de desenterrar estos textos viejos y
pesados con todas sus complicaciones, pero no olviden que ésa es la raíz tanto
de las buenas ideas como de los prejuicios de nuestra civilización. Si no
cuestionamos estos prejuicios básicos de nuestra civilización, nunca podremos
establecer contacto con otras civilizaciones. Debemos saber qué prejuicios
tenemos, aunque de todos modos podamos conservarlos y decir que nos gustan,
aunque reconocemos que es posible pensar de otra manera y que es un hecho que
las opiniones difieren. Esta amplitud mentales necesaria si deseamos analizar
objetivamente a la gente, y no ser los propagandistas de una orientación; un
analista debe ser de mentalidad abierta y ver qué es lo que la naturaleza
interior del analizando configura como proceso de curación, dondequiera que
todo ello lleve. Por lo menos, ésta es nuestra convicción.
Pregunta: ¿Cómo se compara esta
actitud hacia el conocimiento con la antigua actitud prometeica?
M. L. von Franz: Es muy buena la
pregunta. En la mitología griega tenemos ese mito que refleja la típica actitud
griega y no convierte el problema del conocimiento en algo principalmente
ético, como sucede con la Biblia, que lo plantea en términos de bueno o malo. También
aquí se le roba algo a los dioses, algo que ellos intentan conservar para sí,
y, de acuerdo con el mito, el acto es castigado —Prometeo se mete en
dificultades y tiene mala suerte—, pero no se hace de él una evaluación moral. La
mentalidad griega se limita a enunciar que el robo de conocimientos del
inconsciente es algo que se ha de pagar, ¡pero no necesariamente porquela
actitud sea incorrecta! Uno puede decir: «no importa, lo pagaré, ¡pero lo
quiero!». El mito ni recomienda que se haga ni que no se haga, pero uno debe
saber que siempre hay que pagar el precio. Esta es la actitud de la mente
griega, muy diferente de las actitudes judeocristianas, porque éstas convierten
el mito en un problema moral. Esto es algo que sabemos, y es una verdad
arquetípica muy básica. El conocimiento es parte de la evolución de la
conciencia; hay otros aspectos, pero éste es uno y hay que pagar por
él. Es costoso, pero a usted le corresponde decidir si está dispuesto a pagar
el precio o no. En la tradición judeocristiana se pone el énfasis en el aspecto
ético, y la griega es desapasionada y se limita más bien a enunciar hechos,
pero aquí hay también otro matiz, y la evaluación es sumamente positiva y apunta
al progreso divino. Comentario: Usted se refirió dos veces al deseo del ángel
de tener relaciones sexuales con Isis, y la segunda vez usó la palabra
«violar», pero en lo que se refiere a pagar por el acto eso tendría su
importancia, porque uno es forzado y el otro voluntario. M. L. von Franz:
Literalmente, el texto sólo dice que él quiere unirse sexualmente, y que ella
no quiere, y yo me limité a abreviarlo con la palabra «violar». Ella se limita
a negociarlo, como suele hacer una mujer. Le dice que no debería correrle tanta
prisa, sino que primero debería contarle a ella el secreto, y después, de
manera típicamente femenina, no dice si ella pagó o no el precio. ¡Isis
era una mujer! En griego dice, en realidad, que él se precipitó a lo que
quería,«pero yo, Isis, tenía presente lo que yo quería». ¿Qué significaría
psicológicamente el ataque sexual del ángel a Isis, y la dilación de ella con
el fin de obtener el conocimiento? ¿Cómo se compara psicológicamente eso con la
situación psicológica en la que siempre nos encontramos?
Comentario: Es la irrupción de
contenidos colectivos, para lo cual ella exige una explicación.
M. L. von Franz: Sí, el ángel
vendría a representar un contenido del inconsciente colectivo, como diríamos nosotros,
que irrumpe en el sistema psicológico con una exigencia, en este caso de orden
sexual. ¿Cuál es el paralelo que siempre experimentamos? La alquimia nació
por obra de la resistencia de Isis y del hecho deque ella no se apresuró a
ceder, y, si no lo suspendió del todo, al menos demoró el proceso sexual. No
sabemos qué hizo finalmente, porque con mucha discreción ni siquiera se lo
cuenta a su propio hijo, pero eso,¿qué significa? Si fuera una mujer humana, el
ataque del ángel sería una invasión del animus, pero yo preferiría formularlo
en términos mucho más generales, porque eso sería válido para un solo caso, y
esto no es material clínico. Significa que con mucha frecuencia los contenidos
del inconsciente colectivo irrumpen en forma instintiva, en la forma de una
especie de urgencia instintiva, ya sea sexual o de poder, o algo parecido. Es decir
que la irrupción de libido del inconsciente se presenta primero en un
nivel relativamente animal o inferior, y eso es algo que experimentamos una y
otra vez. Con frecuencia el hecho de ir tomando más conciencia se manifiesta
inicialmente en esta forma. Uno de los grandes problemas en el ámbito
psicológico fuere conocerlo así. Si esta irrupción se produce, uno puede decir
que lo está invadiendo el impulso sexual, o bien que son fantasías, o
incluso un impulso sexual físico. Siempre tenemos que decidir si es
auténticamente sexual o un impulso inconsciente disfrazado, lo que en realidad
implica conocimiento o un progreso de la conciencia, que aparece primero en
esta forma. Si uno es desprejuiciado, primero sentiría la necesidad de
probarlo, pero se ha demostrado con frecuencia que lo prudente es demorarlo. Digamos
que un hombre tiene una tremenda proyección del anima sobre una mujer y que la
vivencia se manifiesta como un impulso muy fuerte a la unión sexual. Supongamos
que ella lo acepta y que después toda la cosa desaparece. Con el donjuán eso
sucede a menudo.
Aprés le coup, ¡ya ella no
significa nada para él! Simplemente la deja, pensando: «Demonios, ¡eso no era
lo que yo quería!». De modo que bien se puede decir que desdeel comienzo mismo
no era realmente eso, sólo se aparecía velado de esa manera, pero el impulso no
alcanzó su meta y su significado, y no se logró un progreso de la conciencia. De
la misma manera también se habría podido resistir al impulso y hacer primero un
esfuerzo por descubrir a qué apuntaba en realidad, porque, como solemos ver,
los impulsos de algo que se debe hacer, si no pueden llegar directamente a la
conciencia aparecen primero en forma de reacciones físicas. Por ejemplo, si uno
se enfrenta con una situación analítica en la cual no sabe qué hacer, puede
suceder que mientras sigue sentado analizándola tenga repentinamente una
reacción sexual, a la cual no es aconsejable acceder. . . aparte de todas las
convenciones no estamos hablando de convenciones y podemos hablar con
franqueza. La experiencia ha demostrado que lo más prudente es detenerse a
preguntarse por qué ha sucedido eso en ese momento preciso del análisis. ¿De qué
se estaba hablando cuando emergió de pronto ese impulso, qué sueño se estaba
analizando? Uno puede estar absolutamente seguro de que se ha tocado
un punto en que tanto el analista como el analizando deben tomar
conciencia de algo, de que algo está pugnando por llegar a la conciencia, y de
que es algo tan alejado de lo que ambos pueden concebir que no puede
manifestarse de otra manera que físicamente. Escomo una explosión que se
produjera debajo de la escalera porque no puede subir por ella; es como si uno tratara
de empujar escaleras arriba a un animal que en cambio saltara simplemente por
la ventana. Algo quiere subir entonces desde el inconsciente, pero en ese instante
se produce un corto circuito y aparece como impulso sexual, porque hay alguna
dificultad que le impide ir más lejos. Pero a veces es un auténtico impulso
sexual. No siempre se puede decir que no es exactamente lo que parece,
porque después de todo somos animales desangre caliente y tenemos nuestras
reacciones físicas normales. Pero, ante todo, esto puede suceder en una situación
tal que no sabemos cuál es cuál, y por ende la técnica de Isis —es decir,
demorar y empezar por preguntarle todos sus secretos a la cosa que tan
precipitadamente aparece, y después decidir si uno se permite o no una
aventurilla— no es más que sabiduría. Isis no cuenta. . . , ¡es muy discreta!
Tampoco dice si lo hizo o no lo hizo. Ésta es una libre decisión ética entre
seres humanos, o entre dioses, como en este caso, y eso está en otro nivel. Pero
en tanto que sea un impulso tan intenso, uno no es libre de decidir. Primero
hay que demorarse a descubrir con qué se está enfrentando uno. ¿Qué hay por
detrás de eso? Un impulso sexual puede sorprendernos cuando estamos junto a un
moribundo. ¡Qué desubicado parece eso! En un caso así sería muy aconsejable
pensar que no se trata de un natural instinto sexual de copular con un
moribundo, ya que una cosa así sería imposible. Desde el comienzo mismo uno
sabe que no significa eso, y sin embargo es una situación típica, y algo con lo
que he tropezado con frecuencia. Por detrás de ello hay todo un problema de
simbolismo arquetípico. ¿Por qué en ese momento el impulso sexual es de una importancia
tan tremenda que cae sobre la persona que se está muriendo y sobre quienes la
rodean? Éste no es más que un ejemplo entre muchos otros. Entonces uno tiene
que detener al ángel y decirle que primero debe decir su secreto, que uno
quiere tomar conciencia de lo que hay por detrás del impulso, a saber, de
la extraña conexión entre instinto y arquetipo. En sus escritos, Jung se
refiere a veces al instinto como si fuera lo mismo que el arquetipo, y a veces como
si fuera algo diferente. Lo que quiere decir es que el arquetipo, si lo consideramos
como opuesto al instinto, sería una manera heredada e instintiva de
tener emociones, ideas y representaciones con símbolos, y el instinto
sería la manera heredada de actuar físicamente, cierta especie de acción física.
Naturalmente, los dos están relacionados. Por ejemplo, supongamos que mientras
se pasea por un campo usted empieza de pronto a correr sin ninguna razón
aparente, y salta sobre un seto, ¡y al mirar hacia atrás ve que lo estaba
persiguiendo un toro! La gente diría que era un milagro, porque, sin
saber por qué, súbitamente sintieron que tenía que correr; no se
habían dado cuenta de lo que pasaba, pero su instinto los salvó. Esto sucede
con frecuencia. Uno pronto la calle, sin saber por qué, ¡y
entonces algo se cae desde el tejado! Es muy importante que aprendamos a
confiar en esos impulsos. Ahora bien, eso es algo que sucede físicamente. Empiezo
a correr sin advertir siquiera que hay peligro, pero, gracias a Dios, mi cuerpo
sabe más que yo. Pero en vez de una acción física, puede ser que oiga una voz o
tenga una alucinación que me dice que corra. En un caso, la advertencia viene
como una reacción física y en el otro como una idea, que es la diferencia entre
instinto y arquetipo; la voz sería una manifestación del arquetipo y el
movimiento físico una manifestación del instinto, pero en realidad son dos
aspectos de la misma cosa. El comportamiento físico concreto, acorde con una
pauta, sería instinto, y las representaciones, emociones, audiciones o visiones
internas que lo acompañan serían manifestaciones del arquetipo. En el hombre
hay algo estructural heredado que le hace actuar y pensar de cierta manera, y
por eso es que a veces no nos aclaramos acerca del origen de un contenido. Como
estos contenidos del inconsciente tienen una especie de aspecto físico, y
también un aspecto somático y psicológico, a veces algo que debería ir a través
del aspecto psicológico se pasa al físico, o el aspecto físico se cambia en el
psicológico; son como vasos comunicantes y, si se produce una obstrucción en
uno, el agua sale por el otro. Con frecuencia sucede que la gente tiene
grandes problemas psicológicos, cuya causa consideran exclusivamente
psicológica, y entonces tienen alguna experiencia por el lado físico y todo el
problema desaparece. Tenían obstruido un instinto, un impulso sexual, digamos,
que entonces se les manifestaba mentalmente como un problema filosófico
referente a Dios. ¡Ésa fue la generalización de Freud! Al ver que eso sucedía
con frecuencia, pensó que se podía explicar todo en ese nivel, pero no es así;
de igual modo se podría obstruir el extremo opuesto y entonces la cosa sale por
el otro lado. Éste es uno de los eternos conflictos: ¿tengo que vivirlo
concretamente o tomarlo simbólicamente? El impulso ¿representa algo que hay que
entender, o se lo debe vivir sin más ni más, sin pensar demasiado en el asunto?
Éste es uno de nuestros grandes problemas. Aquí se dice que obstruyendo o
demorando un impulso físico se produce un progreso en la conciencia.
Comentario: Éste no fue el
primer trato que se cerró en nombre del conocimiento, porque Isis aceptó curar a
Ra, el dios solar, de la picadura del gusano venenoso, siempre y cuando él le
dijera su nombre secreto. ¿Cómo explica usted este paralelo?
M. L. von Franz: Sí, ciertamente
es un paralelo. Cuando el dios solar Ra envejeció y se volvió senil e incapaz
de un porte digno, Isis puso en su camino una serpiente venenosa que lo mordió
y lo envenenó, de manera que estaba muy enfermo. En aquellos tiempos se creía
que el poder de un hombre residía en su nombre secreto, que era su alma o su mana,
su poder vital, así que, cuando Ra yacía en su lecho de enfermo, Isis se acercó
a su padre y se ofreció a curarlo si primero él le decía su nombre secreto. Frente
a este chantaje, Ra se sintió derrotado y le dijo su nombre, y de ahí en
adelante ella tuvo el poder del dios solar. Pero, ¿qué significa esto? No
podemos analizarlo en el mismo nivel que el otro motivo, que sería el nivel de
una urgencia física por detrás de la cual creemos que se oculta algo
arquetípico. Para responder a su pregunta será necesario que repasemos
brevemente toda la evolución de la conciencia en la civilización egipcia. En
Egipto el culto del dios solar y de su hijo se ajustaba, en lo referente a la
estructura social y política, a un orden patriarcal. Aproximadamente entre los años
del 3000 al 2800 a. de C, la adoración del sol fue excediendo poco a poco a la
de la luna y la del toro; el rey principal representaba al dios solar, y ya no
estaba estrechamente vinculado con la luna ni con el toro, o había alguna
ligera diferencia. Con esta evolución, en el sentido de un incremento, en el
culto solar se produjo un avance en el derecho, la ciencia, la geometría,
la planificación de los campos, de los edificios, y así sucesivamente. Hubo
progresos enormes en la civilización racional y en la organización, la guerra,
etcétera. Fue una evolución del mundo masculino, del mundo mental y del mundo
del orden, que se dio simultáneamente con el culto solar. Hasta cierto punto el
proceso puede ser comparado con el primer desarrollo de la civilización
cristiana, donde se produjo el mismo tipo de cosa: fe en el derecho, fe en el
dogma, fe en el orden, fe en el conocimiento, y luego, como estas cosas llegan
a su término, a una enantiodromia, el modo de conciencia masculino secansa. Este
es un típico evento arquetípico, y entonces lo femenino, o el inconsciente y la
naturaleza, lo caótico, tienen que recibir de nuevo la luz. Este primer gran mito
ejemplifica la enantiodromia, en donde lo masculino, el dios solar, entrega
todo el poder al orden de lo femenino. Actualmente nuestras organizaciones
oficiales creen cada vez más en el papeleo, en más y más congresos, más reglamentaciones
y más religiones para salvar al mundo. Están empeñadas en imponer el orden,
creyendo que con eso se resolverá el problema, y que esas otras tendencias que
encontramos en los sueños de nuestros pacientes se verán derrotadas. Pero una
vez más el mundo se ha cansado, de modo que el Papa declara la Asunción de la
Virgen María, y en los sueños de los hombres de hoy vemos la revaluación de lo
femenino. Puede darles un ejemplo. El otro día un hombre, asqueado por la
matanza que en estos momentos [1959] se produce en el Tíbet, escribió un
vehemente artículo afirmando que los suizos, que somos también un pueblo de
montaña amenazado por las grandes potencias que lo rodean, deberíamos mostrar
más simpatía hacia ese otro pequeño pueblo de montaña que lucha por su
libertad, y que no es suficiente con leer los periódicos y expresar
solidaridad, ya que mañana podría sucedemos a nosotros lo mismo con una
invasión rusa. Deberíamos hacer algo al respecto e interrumpir nuestro
comercio con China. Pero después el hombre soñó que el mundo llegaba a su fin y
que unas pocas personas encontraban, excavando en un glaciar en las montañas,
una nave antigua donde había una hermosa mujer. El barco era como el arca de
Noe que se dirigía hacia el mar, ¡y sólo los que fueran con ella en el
viejo barco se salvarían! Ya ven ustedes que el inconsciente dice que lo
que uno ve con su mente pensante, [de orientación] política y masculina, no es
más que un pequeño aspecto de lo que en realidad está sucediendo. Con lo que
nos vemos enfrentados ahora es con el diluvio. En la actualidad, nuestro
verdadero problema es la super población, y no la tensión con los árabes o con
los rusos. Estamos frente a una situación sin esperanza. El principio de salvación
es el principio femenino, y esta vez no estará Noe en el arca, sino una
mujer, es decir, una diosa. ¿Qué significa esto? ¡Ya ven ustedes con qué sueños
nos enfrentamos a veces! No es posible tomar a esta mujer al pie de la letra. El
soñante no tiene problemas en su relación con las mujeres, en ese nivel no hay
nada que falle. ¿Qué representa la mujer en el arca y las pocas personas que
van con ella? No es un punto fácil de interpretar, pero al término de la
civilización egipcia se produjo una enantiodromia similar. De pronto Isis lo
tomó todo en sus manos, y los dioses masculinos se esfumaron. . . Y lo interesante
es ver que aquello sucedía al final de la Era de Aries y que ahora estamos al
término de la de Piscis, la era astrológica del pez, y de nuevo una
mujer está levantando la cosecha y los hombres están un poquitín cansados.
Pregunta: Pero el ángel no perdió
nada cuando dio su secreto a la diosa. Él también seguía entendiéndolo,¿no es
así?
M. L. von Franz: Sí, pero en
tanto que el ángel no hizo nada con su conocimiento, Isis fundó la alquimia;
hizo algo con aquello, mientras que el ángel se limitó a guardárselo para sí.
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