jueves, 19 de abril de 2012

Alquimia griega I

ML von Franz
LA ALQUIMIA GRIEGA
La vez anterior intenté darles un breve boceto de la importancia del simbolismo alquímico: en primer lugar, contiene una colección de símbolos arquetípicos con un mínimo de personificación, y, además, hay gran cantidad de material simbólico proveniente de imágenes almacenadas en el inconsciente. Para el hombre, estas imágenes del agua, el fuego y el metal son, simbólicamente, tan importantes como cualquier otra personificación del inconsciente. Además, aquí la psique inconsciente y la materia aún no están separadas; la religión, la magia y las ciencias naturales no se han dividido todavía. Estamos confrontados con la situación originaria, en la que no se han diferenciado todavía las facultades y categorías por mediación de las cuales observamos la naturaleza interna y la externa.
El hombre como totalidad mira la naturaleza como totalidad y elabora ciertas hipótesis de trabajo en la búsqueda de la verdad. Recordarán ustedes que al terminar mi primera conferencia señalé que ahora, tras haber dejado atrás las primeras etapas de la ciencia natural, podemos reconocer como proyecciones del inconsciente mucho de lo que antes se dijo sobre los diferentes materiales y procesos en la materia, por más que sobre ciertas afirmaciones no se haya llegado a conclusiones definidas. Por ejemplo, en un documento medieval atribuido a Alberto Magno hay una teoría sobre el agua pesada que parece una anticipación completamente intuitiva del agua pesada que hoy conocemos. Por consiguiente, ese simbolismo contiene también vagas intuiciones que se anticiparon a los descubrimientos de una evolución posterior de la ciencia, aunque todavía no sabemos qué era lo que anticipaban, porque no sabemos qué otros descubrimientos harán los científicos de la naturaleza. En última instancia, y como ya dije, la cuestión de si el inconsciente está de alguna manera conectado con la materia, y de qué manera, no está todavía zanjada.
No queremos caer en la conjetura, y por eso nos abstenemos de enunciado alguno; apenas si planteamos la hipótesis de que hay una psique que se manifiesta en los sueños y de modos psicológicos involuntarios que podemos estudiar, tal como los físicos dicen que hay algo así como la materia o la energía, y eso es lo que estudian. Pero estamos ya empezando a ver que ciertos resultados son tan similares que es como si estuviéramos perforando túneles desde ambos lados hacia el centro de la misma montaña. Aunque en realidad todavía no nos hemos encontrado, parece como si estuviéramos avanzando hacia el mismo objetivo y que hubiera, por lo tanto, la posibilidad de encontrarnos un día. Recordarán que insistí también en el punto, quizás el más importante, de que al observar y experimentar sus símbolos, y en sus descripciones escritas, los alquimistas trabajaban sin ningún programa religioso o científico consciente, de modo que sus conclusiones son impresiones espontáneas y no corregidas del inconsciente, con muy poca interferencia consciente, a diferencia de otros materiales simbólicos que siempre habían sido revisados. Por eso es muy gratificante descubrir que en este material espontáneo hay afinidad con ciertos productos del inconsciente de gentes modernas que, con una especie de actitud científica natural, un mínimo de prejuicios y una actitud de recogimiento interior, observan lo que sucede sin apresurarse a extraer conclusiones teóricas, con resultados que, sin embargo, son muy similares. El abordaje no programado, por así decirlo, es común a la alquimia y a la psicología analítica.
Esta vez quiero atender a uno de los textos más antiguos que se conocen, en que la profetisa Isis se dirige a su hijo Horus, y en el cual el emblema de la luna creciente aparece después del título. Pero primero debemos considerar cómo es que hemos llegado a estar en posesión de textos así. Como ustedes saben, los productos de la antigüedad desaparecieron en la Edad Media y posteriormente fueron redescubiertos. Primero, las ciencias críticas los organizaron en grandes tomos. Por ejemplo, los científicos de la antigüedad tardía recopilaron la historia de la filosofía y de la filología en volúmenes como los que llamaríamos hoy enciclopedias, o libros de escuela, que dan resúmenes: Platón dice… , Aristóteles dice…. , los estoicos dicen... y así sucesivamente. Lamentablemente, si se los compara con el espíritu crítico de los científicos modernos, aquellos hombres eran bastante imprecisos. Por eso sus teorías fueron planteadas con cierto desaliño, haciendo que la totalidad del trabajo se asemeje a una corriente de agua fangosa. Los escritos más antiguos y los más recientes se confunden con los comentarios, que han sido copiados y vueltos a copiar, dispuestos de otra manera y abreviados, y así siguiendo... y de todo esto hemos sido los herederos.
Ouroboros, símbolo del trabajo alquímico como proceso circular y contenido en sí mismo.
En la Edad Media, sin crítica alguna, se hizo una selección de estos textos, y de ella se volvieron a hacer citas. Parecido destino corrió la química. En el siglo V, por ejemplo, Olimpiodoro recopiló en un volumen una colección de los dichos más antiguos. Tenemos muchas obras diferentes de este tipo, y también producciones separadas. Todas ellas fueron reunidas en Venecia, en un enorme volumen manuscrito en griego, que recibió el nombre de Codex Marcianus, porque «la Marciana» era la biblioteca de Venecia. En este Codex Marcianus se encuentra recopilado en su totalidad el conglomerado de dichos antiguos y más recientes, el material griego y otros, que fueron publicados más o menos tal como están por el famoso M. Berthelot, quien publicó el volumen sin mucha evaluación crítica y, en colaboración con un tal M. Ruelle, le añadió una traducción francesa bastante superficial, para que finalmente se lo pudiera imprimir e iniciar su estudio. Desde entonces se han reunido más versiones y más manuscritos, pero éste sigue siendo la edición básica yel texto básico principal.
Las decisiones referentes a quién era quién, quién escribió qué, y a la edad de los diferentes escritos no pasan de ser conjeturas, porque algunos hablan del siglo I y otros del siglo III —es decir que sus estimaciones difieren en trescientos años— y en esta mezcla de tradiciones es muy poco el orden que se ha establecido. Como pasa con todas las ciencias naturales, lo primero fueron tradiciones griegas directas provenientes de Constantinopla. Otra corriente de la tradición científica provenía de Oriente y regresó a Europa por la vía de España, el sur de Francia y Sicilia; esta corriente se produjo a partir del siglo X, cuando las Cruzadas conectaron a Europa con Oriente.
La historia de la química es completamente idéntica a la de las matemáticas y la astrología, y a otras ramas como la geometría: parte fue al Imperio bizantino, por la vía de Constantinopla, y el resto a Oriente, y regresó a Europa por mediación de los árabes. Los árabes, en general, eran traductores muy fieles y añadían muy poco; simplemente, traducían del griego al árabe. También fueron famosos muchos traductores sirios. Parte de las tradiciones fueron también a Persia, y en el Oriente hubo ciertos centros que traducían los textos. Tenemos textos en griego y en árabe, y en latín tardío. Allí donde el texto griego se ha perdido, tenemos el árabe, pero de los nombres y de otros detalles se puede concluir que el original era griego. Después, en estos centros árabes y musulmanes estuvieron las diferentes sectas que cultivaron estas tradiciones; por ejemplo los chiítas, secta persa formada en el año 644 en oposición a los sunnitas o musulmanes ortodoxos; y los drusos, un pueblo sirio, mitad cristiano y mitad mahometano, cuyo lenguaje era puramente árabe. Ya en estos centros islámicos unos pocos árabes reconocieron que el simbolismo alquímico contenía un simbolismo religioso y lo vivenciaron como más religioso que químico, agregándole elementos de su propia experiencia. Sin embargo, por lo común se limitaban a traducir. Uno de los hispano árabes más famosos es alRazi, en latín Rasis, que cultivó las ciencias en su vertiente química. Fue él quien introdujo en la química la necesidad de pesar las sustancias. Antes se decía simplemente: «Pon un poquito de azufre y un poquito de plomo», y ya está. Para alRazi, el «poquito» era muy importante, y estableció que se debían tomar tantas o cuantas partes, u onzas, para el caso, de modo que a él se le debe el gran logro de establecer pesas y medidas exactas, lo que significó para las ciencias naturales un gran paso adelante en cuanto a la precisión. En este aspecto se le debe mucho, pero no así en la dimensión simbólica, ya que alRazi fue puramente un técnico. Su homólogo en el mundo árabe sería Muhammadibn Umail, que en los textos latinos figura como Sénior. Lo llamaban el Jeque, y en el texto latino esto fue traducido como Senior, «el Viejo», lo que sería la traducción correcta, de modo que en la tradición latina siguió siendo Senior y sólo más tarde se vino a descubrir que el tal Senior era Muhammad ibn Umail. En Hyderabad se han encontrado casi un centenar de escritos de este importante místico, que todavía no están publicados. Aunque es un material sumamente prometedor, es tan poca la gente que se interesa por la alquimia que nadie se preocupa por traducirlo ni publicarlo. ¡Es decir que hay minas de oro, y nadie quelas trabaje! Algunas de estas personas hicieron sus propios añadidos y después, como ya dije, se produjo un retorno por mediación de las Cruzadas. Uno de los puentes intelectuales con Europa se dio por la vía de los templarios, que llegaron a tener una estrecha relación con los drusos, una secta más mística y pagana dentro del mundo islámico, que eran súbditos del «Viejo de la montaña», el Imán, o jefe de la secta. Tenían una jerarquía iniciática, y los templarios se interesaron por el simbolismo de su doctrina. Los drusos tuvieron estrecho contacto, probablemente en Jerusalén, con algunos miembros superiores de la orden de los templarios y con sus prácticas supuestamente paganas, por lo que posteriormente fueron perseguidos. Los drusos se contagiaron de estas fuentes, como también de las inclinaciones paganas de Federico II, el Stauffer, en cuya corte siciliana había —para gran irritación del Papa— astrólogos, matemáticos y profetas judíos e islámicos. De esta manera, como también a través de la famosa isla de Rodas, donde los Caballeros de San Juan llegaron a conectarse con el Oriente y con lugares como España y el sur de Francia, llegaron estos escritos a ser traducidos, entre otros, por los judíos. Traducidos los textos al latín, se inició el gran influjo de esta tradición científico natural en Europa. La Iglesia, representada principalmente por Alberto Magno, santo Tomás de Aquino y algunos otros, intentó eliminar la doble tradición de Iglesia y ciencia natural, y asimilar e integrar la totalidad en la doctrina de la Iglesia, pero el intento no tuvo éxito más que parcialmente. Valga esto como breve resumen de la situación histórica y del material que nos interesa. Dije que les daría a ustedes tres horas sobre alquimia griega antigua, tres sobre la alquimia árabe y tres sobre los textos latinos medievales. Empezaremos conel antiguo texto griego que se encuentra en el Codex Marcianus y que pertenece probablemente a lo que llamamos los escritos más antiguos. Se titula La profetisa Isis y su hijo, y aunque el título no lo dice, sabemos que el hijo es Horus. Debajo del título está el signo dela luna creciente, pero nadie sabe lo que significa. Les daré el material sin agregar nada para que ustedes puedan recibirlo directamente, sin influencia de nada que se haya dicho después sobre ello. Es probable que el documento se remonte al primer siglo de nuestra era; ésta es la opinión común de los estudiosos, pero también podría ser más antiguo. Si leen ustedes lo que se ha escrito sobre estos libros sabrán que lo más probable es que hayan sido escritos en tal y cual siglo, pero que sin duda se basaban en textos más antiguos, lo que implica cierta incertidumbre, de manera que digamos que fue la época helenística. Por si alguno de ustedes tiene el texto original, quiero decir que no uso el francés sino mi propia traducción. Recordarán la famosa batalla en que Seth dejó ciego a Horus, y en que a su vez Horus le cortó los testículos, y saben que después ambos fueron curados por Thot, el dios lunar, y que incluso cooperaron en la resurrección de su padre, Osiris. Recordarán también la famosa batalla de Horus, el dios solar que restableció el orden, contra Seth, el Ardiente (así llamado porque re presentaba la pasión caótica, la destrucción, la brutalidad y cosas semejantes), que era el enemigo y asesino de Osiris. Isis comienza: Oh, hijo mío, cuando deseabas irte a combatir al traicionero Tifón [Seth] por todo el reino de tu padre [el reino de Osiris] yo me fui a pasar un tiempo en Hormanouthi, es decir Hermopolis, la ciudad de Hermes, la ciudad de la técnica sagrada de Egipto, y allí me quedé algún tiempo.
Después de las palabras «la ciudad de Hermes» hay una pequeña observación marginal escrita con la misma letra del original, que dice: «Esto lo dice en sentido místico», es decir, que el nombre de la ciudad deber ser entendido en sentido místico. «La técnica sagrada» — hiera techne — se refiere a la alquimia. Después de cierto transcurso del kairoi, y del necesario movimiento de la esfera celeste sucedió que uno de los ángeles que moraban en el primer firmamento me vio desde arriba y vino hacia mí deseoso de unirse sexualmente conmigo. Estaba con gran prisa de que así fuera, pero yo no me sometí a él; me resistí, porque deseaba preguntarle por la preparación del oro y de la plata. El kairoi desempeña un papel enorme en otro antiquísimo texto alquímico en donde el escritor Zósimo, a quien ustedes ya conocen por los comentarios del doctor Jung, dice que todo el funcionamiento alquímico depende del kairos y él, incluso, llama a la operación alquímica el kairikai baphai, el coloreado del kairos.
Su teoría es que los procesos químicos no siempre suceden por sí solos, sino sólo en el momento astrológicamente adecuado; esto es, si estoy trabajando con plata, la luna —que es el planeta de la plata— debe estar en la posición adecuada, y si estoy trabajando con cobre, Venus tiene que estar en determinada constelación porque sino estas operaciones con plata y cobre no darían resultado. Uno no puede limitarse a tomar esos dos metales y unirlos, sino que también debe tener en cuenta la constelación astrológica y esperarla, y rogar a los dioses planetas, y, si todo esto está en orden, entonces puede ser que la operación química funcione. Lo que significa esta idea del kairikai baphai es tomar en consideración la constelación astrológica. Por consiguiente, en aquella época y en este contexto, kairos significa el momento astrológicamente correcto, el momento en que las cosas pueden tener un resultado afortunado. El alquimista es el hombre que no sólo debe conocer la técnica, sino que siempre debe tener en cuenta estas constelaciones. Por consiguiente, Isis dice que de acuerdo con el transcurso de estos momentos (hay un momento tras otro, y uno tiene que escoger el oportuno), y de acuerdo con el movimiento de la esfera celeste (lo cual significa todos los movimientos de los planetas), sucedió (la palabra griega sunebe es también un acontecer sincrónico de los hechos) que uno de los ángeles del primer firmamento puso sobre ella sus ojos y quiso unirse sexualmente con ella. Ella lo desanima, porque quiere conseguir de él el secreto alquímico, y negociando llega al acuerdo de que sólo se le entregará si él primero le dice todo lo que sepa del asunto.
Cuando le hice mi pregunta, contestó que no deseaba responderme porque era un misterio demasiado grande [el misterio superlativamente grande, por dar una traducción más libre, porque es un misterio demasiado avasallador], pero dijo que volvería al día siguiente y que con él vendría un ángel más grande, Amnaël, que podría contestarme y resolver mi problema. Y me habló de su signo [refiriéndose probablemente a cómo debía reconocer Isis al ángel] y me dijo que sobre la cabeza llevaría, y se la quitaría para enseñármela, una vasija de cerámica llena de agua brillante. El [el otro ángel] quería decirme la verdad. Esa vasija es un pos soton y en ella no hay brea. Estoy dándoles el texto exactamente tal como es, y aquí en el margen del texto está este signo. Puedo añadir que sabemos que éste es el signo del dios Khnoufis. A veces, el mismo signo se usa también para el dios lunar Khnos.
Al día siguiente, cuando el sol estaba en mitad de su carrera[esto es, a mediodía], descendió el ángel que era mayor que el otro, y se vio presa del mismo deseo de mí y se encontró en gran apuro. [Él también quería violar a Isis.] Pero pese a todo, lo único que yo quería era hacerle mi pregunta. [Ella vuelve a aplazarlo, pensando únicamente en su pregunta.] Cuando se quedó conmigo, no me entregué a él. Me resistí y vencí su deseo hasta que me mostró el signo sobre su cabeza, y me dio la tradición de los misterios sin reservarse nada, sino en su total verdad. [De ese modo ella gana la batalla y él le dice todo lo que sabe sobre la técnica de la alquimia.] Entonces volvió a señalar el signo, la vasija que llevaba sobre la cabeza, y empezó a decirme los misterios y a hablarme del mensaje. Entonces mencionó por primera vez el gran juramento y dijo: «Te conjuro en el nombre del Fuego, del Agua, del Aire y de la Tierra [dos veces un quaternio]; te conjuro en el nombre de la Altura del Cielo y de la Profundidad de la Tierra y del Mundo Subterráneo; te conjuro en el nombre de Hermes y de Anubis, del Aullido de Kerkoros y del dragón guardián; te conjuro en el nombre de aquel bote y de su botero, Acharontos; y te conjuro en el nombre de las tres necesidades, y de los látigos y de la espada». Después que hubo pronunciado este juramento, con él me hizo prometer que jamás diría el misterio que estaba a punto de oír, excepto a mi hijo, mi niño, y mi amigo más íntimo, de modo que tú eres yo, y yo soy tú. El texto es bastante corto. Significa que lo que Isis obtiene ahora del ángel es un misterio inmenso y que sólo podrá decírselo a su hijo Horus y a su amigo más íntimo. De la redacción no queda claro si su hijo es su amigo más íntimo o si se trata de dos personas; tampoco se sabe si «de modo que tú eres yo, y yo soy tú» significa «Tú, mi hijo, eres yo» o si se refiere al ángel ya Isis, aunque es probable que ambas interpretaciones sean válidas. Significa simplemente que la persona que imparte ese misterio a la otra cumple al mismo tiempo la unión mística, el matrimonio sagrado entre madre e hijo, Isis y Horus, o entre el ángel e Isis, porque cada vez que se revela el misterio los dos también se convierten en uno; éste es probablemente el significado. Ahora ve y observa y pregunta a Acheron el campesino. [Una variante dice Acharontos. No hay transición aquí en el texto, pero parece ser que, a partir de aquí, lo que sigue es el misterio. Lamentablemente, en aquellos días no había signos ni comillas, ni nada semejante. Uno nunca sabe dónde deberían ir las comillas, pero creo que es obvio que empiezan aquí. Significa que ahora será impartido el misterio y que nuestro deber es escucharlo. ] Ven y mira, y pregunta al campesino Acharontos, y aprende de él quién es el sembrador, quién es el cosechador, y aprende asimismo que quien siembra cebada también cosechará cebada y que quien siembra trigo también cosechará trigo. Ahora, mi niño, o mi hijo, tú has oído esta introducción, y a partir de ella te das cuenta de que esto mismo es la creación entera y todo el proceso de llegar a ser, y sabes que un hombre sólo es capaz de producir un hombre, y un león un león, y un perro un perro, y si algo sucede contrario a la naturaleza [lo cual significa probablemente contrario a esta ley], entonces es un milagro y no puede continuar existiendo, porque la naturaleza disfruta de la naturaleza, y la naturaleza vence a la naturaleza. [Es el famoso dicho que aparece también en muchos otros textos, pero por lo general como: «La naturaleza disfruta de la naturaleza, la naturaleza fecunda a la naturaleza, y la naturaleza vence a la naturaleza». ] Al ser parte del poder divino, y estar feliz con su divina presencia, responderé ahora a sus preguntas sobre las arenas, que uno no prepara a partir de otras sustancias, pues uno debe atenerse a la naturaleza existente y a la materia que tiene entre manos para preparar cosas. Tal como dije antes, el trigo crea trigo, y un hombre engendra un hombre, y así también el oro dará cosecha de oro, lo mismo produce lo mismo. Ahora he manifestado para ti el misterio. Al comienzo de la sección siguiente hay algo extraño, donde dice «prepararemos» y sigue así, hablando en plural. Es posible que esto signifique que Isis y Horus ahora ya están juntos. Después viene un comienzo clásico de antiguas recetas orales. En alemán las recetas se inician con «Man nehme» [«Se toma»], y en griego con «Labon», esto es, «Tomando». Comienza aquí el párrafo siguiente. Toma mercurio, fíjalo en terrones de tierra o con magnesia o azufre y guárdalo. [Esta es la fijación mediante el calor, la mezcla de elementos. ] Toma una parte de plomo y dela preparación fijada mediante el calor, y dos partes de la piedra blanca, y de la misma piedra una parte, y una parte de Realgar amarillo [eso significa sulfuro rojo de arsénico] y una parte de la piedra verde [eso no se sabe lo que es]. Mézclalo todo con plomo y, cuando se haya desintegrado, redúcelo tres veces a líquido [es decir, fúndelo tres veces]. Toma mercurio que se haya emblanquecido mediante el cobre y toma de él otra parte, y usa una parte de magnesia dominante, con una parte de agua, y de lo que queda en el fondo de la vasija y que ha sido tratado con zumo de limón, y una parte de arsénico que haya sido catalizado con la orina de un niño varón todavía no corrompido, y después otra parte de Cadmeia [cadmía, calamine en inglés (calamina en castellano), lo que se refiere simplemente a un mineral que engendra fuego] y una parte de pirita [también un mineral que engendra fuego], y una parte de arena cocida con azufre, y dos partes de monóxido de plomo con asbesto, y una parte de las cenizas de Kobathia [esto es probablemente también un sulfito de arsénico], licúalo todo con un ácido muy fuerte, un ácido blanco, y sécalo y entonces tendrás el gran remedio blanco.
Esto sigue así durante dos páginas más, pero me tomaré la libertad de abreviarlo. Quiero confrontarlos a ustedes con ello, porque hasta ahora no hemos sabido qué significan estas palabras. Naturalmente, los químicos han hecho un estudio profundo de los textos y han llegado a establecer con cierta probabilidad qué palabras griegas podrían aludir a qué sustancia, puesto que en algunos casos hay una pequeña descripción que muestra que tienen tal y cual efecto, de lo cual el químico podría deducir que lo que se indicaba era cierta sustancia definida. Pero en el caso de muchas otras palabras, por ejemplo Kobathia —que yo traduje como«piedra verde»— y la palabra que no traduje, sino que dejé como «magnesia» aunque no es lo que ahora designamos como magnesia, en realidad no sabemos a qué se refieren; estamos bastante seguros de que se refieren a algunas sustancias químicas cocidas, pero la descripción es tan paradójica en los diferentes textos que no podemos estar seguros. Después hay un material muy diferente, a saber, la orina de un niño todavía no corrompido. Por supuesto, la orina también contiene sustancias importantes y corrosivas, y se la usaba mucho, pero el hecho de que deba ser de un niño todavía no corrompido, que todavía no hubiera llegado a la pubertad, demuestra también la importancia del papel que desempeñaban las representaciones mágicas. Es un prejuicio general, o una antigua superstición, que la orina de niños todavía no corrompidos es especialmente eficiente no sólo en las operaciones químicas sino en filtros amorosos y cosas semejantes, donde es más eficaz que la orina común porque tiene algo de mágico. Insisto en esto porque aquí sabemos algo más proveniente de otros campos. Por ejemplo, sabemos que en la práctica de la magia se usaba con frecuencia la orina de un niño aún no corrompido; era una tradición africana, y egipcia en particular. Poco antes de la pubertad los niños varones son médiums más dotados, una facultad que pierden con posterioridad. Los magos que solían practicar el hipnotismo usaban como médiums a otras personas, haciéndolas dormir para que revelaran la verdad. Para tales experimentos mágicos —muy difundidos en los tiempos antiguos— se tenía preferencia por niños que aún no hubieran llegado a la pubertad, niñas a veces, pero con más frecuencia varones, y a los niños aún no corrompidos se los consideraba los receptáculos más puros del inconsciente, por cuya mediación podían expresarse dioses y fantasmas. Hay innumerables recetas mágicas en las que se dice, por ejemplo, que si uno quiere encontrar algo que ha sido robado, ha de hacer dormir a un niño inocente, cocinar tal y cual cosa, darle de comer tal y cual cosa y después, cuando esté dormido, preguntarle dónde está el objeto perdido; mientras está en trance dará la respuesta. Ese era el papel del niño inocente en otros campos, y por consiguiente es probable que la orina de un niño incorrupto tenga la misma connotación aquí, donde se la considera también como la sustancia mágica pues tal asociación era habitual en la época antigua.
Comentario: Un paralelo con Isis, que recibe del ángel la transmisión de los misterios alquímicos, sería Azazel, el ángel caído que dio a los judíos el conocimiento del arte de la herrería. El profesor del colegio técnico de Zürich que dio una conferencia sobre la alquimia en una reunión de Eranos dijo que la idea de que el herrero estaba relacionado con la alquimia se originó en Tobalki.
M. L. von Franz: Sí. En el Libro de Enoch hay una descripción completa de todas las técnicas transmitidas a los ángeles. Originariamente se consideraba que el arte del herrero en la forja y el del alquimista eran lo mismo y respondían a la misma tradición, aunque yo creo que la idea de Tobalki es bastante arbitraria. Pero es una tradición. En el Antiguo Testamento se dice que las hijas de los hombres obtuvieron el arte de la forja y de la alquimia de los ángeles, o bien de los ángeles caídos, ya sea mediante el recurso de prostituirse o, como en este caso, mediante su opuesto, porque Isis por lo menos desalienta al ángel hasta que ha conseguido de ello que quiere saber. De modo que hay diferentes versiones. A veces se dice que las hijas de los hombres tenían relaciones con los gigantes, es decir que a veces los gigantes reemplazan a los ángeles. El texto sigue durante más de una página con estas recetas, y después pasa a las operaciones. Les daré una breve, para que puedan hacerse una idea:
Si quieres hacer algo blanco de los cuerpos [es decir, del material], mézclalo con mercurio y gotas de asbesto y orina y leche de cabra y natrón, y entonces puedes hacer que todo funcione, y si quieres saber cómo duplicar una sustancia o cómo colorear el material, y todas las disposiciones, sabe pues que todo tiene el mismo significado [y eso es importante], que todo tiende a tener el mismo significado [o sea, es probable que el significado sea siempre el mismo para la misma operación]. Ahora realiza el misterio, hijo mío, la droga, el elixir de la viuda. En el texto se alude con frecuencia a Isis como «la Viuda», de ahí que desde el comienzo mismo de la alquimia se llame a la piedra filosofal, al misterio, el misterio de la viuda, la piedra de la viuda o la piedra del huérfano; había una conexión entre la viuda y el huérfano, pero todo apunta a Isis. El texto termina con otra receta: Toma arsénico, cuécelo en agua, mézclalo con aceite de oliva, déjalo en una botella y ponle ascuas encima hasta que desprenda vapores y lo mismo se puede hacer también con Realgar.
Aquí se interrumpe el texto, que después vuelve a repetirse, de modo que ya ven ustedes con qué nos encontramos. A veces la fórmula varía un poco. Por ejemplo, puede ser que a alguien no lo llamen Acharontos, sino Acharos, pero por lo demás todo es exactamente igual. Acharontos es todo un problema, del cual hablaremos luego. Ahora me gustaría analizar y ampliar el texto parte por parte, para ver de encontrar qué significa. El doctor Sas ha mencionado ya una amplificación general para la primera parte, o mejor dicho para toda la estructura del relato; me refiero a que es un paralelo del relato del Libro de Enoch, donde se dice que todas las artes y artesanías, lo mismo que los trucos cosméticos y cosas semejantes, fueron robados por las hijas de los hombres a los ángeles o, según otras versiones, a los gigantes. Es decir que primero lo tienen los ángeles o los gigantes y después lo consiguen las mujeres. Aquí no son las mujeres, sino Isis quien lo obtiene del ángel, y después se lo imparte a Horus, que es como se inició la tradición. ¿Qué dirían ustedes, psicológicamente, de este mito? Se dice que todo el mal proviene de las mujeres, como lo sabemos por el Génesis y la historia de Eva, que también estaba más versada en el problema de cómo obtener de Dios el conocimiento. En este relato, Eva lo obtuvo de la serpiente y se lo impartió después a Adán —lo que también era un robo porque Dios conservaba para Sí mismo el conocimiento de Sí mismo—, y en lo sucesivo el hombre supo distinguir el bien y el mal, como Dios. En el Génesis se considera que el robo es simplemente malo, y en el Libro de Enoch se nos pinta de la misma manera el robo de la técnica, diciendo que el hecho de que las mujeres se adueñaran de esos secretos ha desempeñado un papel en la corrupción de nuestro mundo, puesto que desde entonces se ha perdido la inocencia original del mundo. Pero en nuestro texto el sentimiento ha cambiado mucho, porque cuando Isis consigue el secreto de aquellos ángeles, a eso se lo considera como un gran logro. Aquí tenemos, pues, un cambio en la evaluación del sentimiento, aunque el hecho como tal parece poco menos que un paralelo: el elemento femenino, el principio femenino, lo obtiene de estratos más profundos y se convierte luego en el mediador que se lo entrega a la humanidad. Podemos reconocer el simbolismo del anima, porque la historia de Eva es incluso más válida para el anima que para las mujeres solamente, y aquí está la misma idea expresada simbólicamente desde el inconsciente. La diosa Isis tiene junto a sí el signo de la luna. En estas épocas tardías se la identificaba con Hathor, la diosa vaca y Ja diosa lunar, y con Nut, la deidad del cielo. Estaba ya en esta fase final de su evolución histórica. En la religión egipcia tardía es una especie de deidad cósmica femenina, que incluye el aspecto de todas las otras diosas femeninas del Antiguo Egipto y es, por así decirlo, la gran portadora del misterio de la naturaleza. Abarca completamente la naturaleza. Como ustedes saben, en El asno de oro, en la plegaria dirigida a Isis, Apuleyo la invoca como Domina rerum, la que rige la totalidad de la naturaleza cósmica, y en aquellos últimos tiempos se la veneraba en su aspecto de naturaleza cósmica. Aquí no aparece directamente como una diosa, sino más bien como profetisa, Isis prophetis.
Es natural que se recalque que es también profetisa, puesto que se anticipa a los hechos futuros: dice la verdad, que llega a concretarse después; imparte la verdad que antes permanecía oculta.
Pregunta: Todavía no entiendo qué importancia tiene esto para el motivo o propósito total de la psicología junguiana. Veo que usted ha puesto su energía y su esfuerzo en este texto, y me parece entender que todo esto es importante en función de la interpretación del simbolismo de nuestros sueños. ¿Es así?
M. L. von Franz: Sí, por cierto. Digamos que se encuentra usted frente a un hombre que sueña que una mujer misteriosa se le acerca. Yo recuerdo un sueño así; era el sueño inicial de un hombre que tenía un problema sexual. No sé exactamente en qué consistía éste, porque el caso no era mío, pero tenía algún tipo de problema sexual, y en su sueño una mujer desconocida, que le causaba una gran impresión, le decía que todo el secreto consistía en secar el polvo [que hay] dentro de la manzana.
Pregunta: Entonces, ¿lo importante sería la relación que eso tenía con la vida de la persona?
M. L. von Franz: Sí. Supongamos que un hombre viene a analizarse y dice que es impotente, o un don Juan. Podemos decir que veremos qué es lo que dice el inconsciente al respecto. Hace mucho tiempo que mis colegas le han dicho lo que se puede decir conscientemente, pero eso no le ha servido, y ahora el hombre ya está al cabo de la cuerda. Dice que ya sabe todo lo que hay que saber, que es su complejo con la madre, pero que nada ha cambiado, de manera que aparentemente todo eso no le sirve. Bueno, veamos los sueños, dice entonces uno, y en un sueño aparece una mujer maravillosa que le dice que todo es cuestión de secar el polvo blanco en la manzana. A él le parece una tontería, pero todavía le falta aprender. No da ninguna asociación, porque la gente no puede dar asociaciones para sueños que son arquetípicos. Al hombre, lo del polvo blanco en una manzana no le sugiere nada; quizá diga que le gustan las manzanas o algo así, pero es imposible sacarle nada más, y por eso uno tiene que conocer las asociaciones del género humano. Si uno puede obtener las asociaciones del analizando, tanto mejor, pero cuando en un sueño aparecen motivos así, por lo general hay un blanco, y uno tiene que decir, por ejemplo, que la humanidad ha creído siempre que la manzana contiene el conocimiento de Dios, del bien y del mal, y le recuerda la Biblia al paciente, y le dice que el pueblo ha dicho siempre que la manzana renovaba los secretos. Le cuenta unos pocos mitos sobre el tema, hasta que el hombre se impacienta y le pregunta: —Sí, pero ¿qué significado tiene eso para mí? Los mitos muestran que hay otra evaluación, porque en el mito bíblico la evaluación se hace desde el punto de vista del sentimiento, y se lo define como mala suerte y como un accidente. Sólo en la interpretación católica tardía se llega a la felix culpa, que dice: —Gracias a Dios que Adán y Eva pecaron, porque de otra manera Cristo no podría habernos redimido. Pero, originariamente, el tono emocional expresaba que Adán se había corrompido por mediación de Eva, y que desde entonces todo andaba mal. Incluso la Iglesia ha dicho siempre que María lo rescató todo y Eva lo echó todo a perder. Eva es tolerable únicamente porque más tarde las cosas se enderezaron, pero el tono emocional, por lo menos en el Antiguo Testamento, apunta a que en el pecado de Eva se originó toda la mala suerte, y de que en verdad fue un hecho desafortunado que Adán y Eva se comieran aquella manzana. En nuestro texto, sin embargo, todo eso es un logro, porque ahora Isis ha obtenido del ángel el maravilloso secreto, y dice que va a contárselo a su hijo. El texto dice que un león engendra un león, y eso es lo que Isis nos cuenta como el secreto. Como ya señalamos, nuestra historia de Isis es un paralelo del relato bíblico, pero el juicio se formula a partir de un sentimiento diferente. En la Biblia es más bien el accidente lo que corrompe, en tanto que aquí el hecho de haber obtenido el secreto de los ángeles se presenta como un logro maravilloso. No se dice nada de que en el mundo vaya todo mal porque el secreto ha sido revelado, sino más bien que es algo tan maravilloso que Isis sólo se lo contará a su hijo y a su mejor amigo. Si quiere usted seguir con la interpretación psicológica, ¿qué significaría esa diferencia? La humanidad está muy dividida sobre la evaluación del origen de la ciencia y de la técnica, de la química y de las ciencias naturales, de algún género de conocimiento. ¿El conocimiento corrompe o libera?
Comentario: Me parece que la Biblia dice que el conocimiento, que es lo que la manzana representa, es corruptor en sí mismo.
M. L. von Franz: Sí, por mediación de él nos expulsaron del Paraíso.
Pregunta: ¿Considera usted el conocimiento como perteneciente a Dios?
M. L. von Franz: Sí, desde un punto de vista es una identificación con Dios, de manera que adueñarse de ese conocimiento constituyó un acto de inflación. El ego se apoderó de algo que no le pertenecía, de modo que se infló, se desequilibró y todo empezó a andar mal. Pero aquí, en la historia de Isis, la evaluación es totalmente opuesta; implica que hemos hecho un gran progreso, les hemos arrancado este secreto a los ángeles, algo tan inmenso que sólo lo comentaré con mi hijo y con mi amigo. Aquí no se hace mención de inflación ni de mala suerte. En este texto encontramos in nuce lo opuesto de la tradición religiosa y de las ciencias naturales. Las técnicas y las ciencias naturales que hemos alcanzado, ¿nos han traído mala suerte? ¿Se han limitado a corromper el estado original del hombre, o son una indicación de progreso? Es algo mucho más profundo, porque en ello está implícito un incremento de la conciencia, una evolución de la conciencia humana. Eso, ¿es ventajoso para nosotros o no? ¿Iremos de mal en peor si nos volvemos más conscientes, nos apartaremos de la naturaleza y nos desequilibraremos, o es precisamente eso lo que debemos hacer? Si intentamos ser más conscientes, ¿cumplimos con la voluntad de Dios o vamos en contra de ella? He ahí la cuestión oculta. Es una proyección religiosa, y, si lo formulamos con más humildad, psicológicamente, hay una discusión del problema respecto de si un incremento de la conciencia es o no es progreso. Cuando la gente, hombres o mujeres, acude a ustedes para analizarse, dicen que a menudo piensan que es mejor no remover el avispero. ¿Por qué hemos de ponernos a desenterrar  problemas que cuanto más pensamos en ellos, más enredados nos encontramos? ¡Dejémoslo en manos de la naturaleza, y los problemas ya se resolverán solos!
Después viene un chico que tiene una fijación materna y no quiere irse de casa y tú lo analizas y le haces ver a partir de sus sueños que debería apartarse de su madre, pero entonces se aparece ella hecha una furia a preguntarte por qué desentierras esas cosas y destruyes la armonía familiar, por qué le dices esas cosas a su hijo y destruyes el buen contacto que tienen ambos. . . , ¡toda la familia está en crisis y el chico no ha mejorado! Entonces, un incremento de conciencia, ¿es algo bueno o malo? Los terapeutas tenemos que estar haciéndonos constantemente esa pregunta. Y siempre nos encontramos con esas asociaciones en la vida. Alguien conversa contigo en el tren y te pregunta por tu profesión, y si le dices que eres psicoanalista les parece muy interesante, ¡y te dicen que han tenido un sueño y te lo cuentan! Creen que los sueños no significan nada, pero el sueño muestra el problema del hombre, y uno se pregunta si debe clavarle la aguja e instalarle una gota del veneno del conocimiento y darle una idea de lo que significa realmente aquello, o si debe limitarse a decirle que ésos son temas para la consulta. El conocimiento puede envenenar o sanar, es una cosa o la otra, y por eso algunos mitos dicen que el conocimiento trae la corrupción del mundo y otros que el conocimiento redime, y además tenemos la idea bíblica que dice que es primero corrupción, pero que después, gracias a Dios, termina por sanar. En el Antiguo Testamento significaba corrupción, pero Cristo, que algo entendía, lo convirtió en curación, de modo que tenemos que tener ante ello una doble actitud, la enseñanza de felix culpa.
Pero en una situación real no se puede adoptar una doble actitud. Cada vez se da el terrible problema, ¿les digo o no les digo? Uno tiene toda la responsabilidad ética, y cada vez no sabe si ha hecho bien o ha hecho mal. Es el problema de la conciencia. ¿Qué debe hacer el hombre con su conciencia? ¿Cómo debe manejarla? Fíjense, si soy consciente de lo que significa un sueño,¿qué debo hacer con él? Al usarlo, ¿haré de él un veneno o un factor de curación? La conciencia, o el conocimiento, es un problema aterrador que todavía no hemos resuelto.
Comentario: Ni lo resolveremos jamás; es el problema con que vivimos.
M. L. von Franz: Sí, eso es verdad, pero también es una generalidad. Nuestro deber es profundizar más. Necesitamos una actitud más específica, porque si no uno puede desentenderse del asunto y decir que es un problema que tendrá siempre, puesto que uno es psicoterapeuta, pero es un problema de relación.
Es un problema, y un problema que tenemos que tomarnos en serio, en vez de restarle importancia. De una manera muy general, se puede decir que es el problema de la humanidad, porque el hombre es ese extraño invento de la naturaleza que es portador de una forma nueva de la conciencia. Los libros de antropología dicen que el hombre se distingue por el fenómeno de la conciencia, y que él mismo no sabe bien cómo evaluar esta cualidad. ¿Se la ha de vivir como un castigo o como una bendición? Aquí estamos en el comienzo de las ciencias naturales de tradición europea; nuestro texto proviene de fuentes paganas sin ninguna influencia judeocristiana, sino más bien egipcia y griega, y la evaluación es totalmente positiva. Cuando se analiza a los hombres modernos, a los físicos modernos, se encuentra uno frente a hombres que tienen esta misma actitud. Hombres que creen en la ciencia y que quieren ayudar a la humanidad con nuevos descubrimientos, de modo que la actitud y la situación son las mismas. Por lo tanto, es interesante estudiar el simbolismo inconsciente de una tendencia así, porque vuelve a hacerse presente y es objeto de mucha discusión y análisis en nuestra época. Me complace mucho que me hagan preguntas así, porque es menester traer estas cosas a la realidad. Quizás ustedes se pregunten por la utilidad de desenterrar estos textos viejos y pesados con todas sus complicaciones, pero no olviden que ésa es la raíz tanto de las buenas ideas como de los prejuicios de nuestra civilización. Si no cuestionamos estos prejuicios básicos de nuestra civilización, nunca podremos establecer contacto con otras civilizaciones. Debemos saber qué prejuicios tenemos, aunque de todos modos podamos conservarlos y decir que nos gustan, aunque reconocemos que es posible pensar de otra manera y que es un hecho que las opiniones difieren. Esta amplitud mentales necesaria si deseamos analizar objetivamente a la gente, y no ser los propagandistas de una orientación; un analista debe ser de mentalidad abierta y ver qué es lo que la naturaleza interior del analizando configura como proceso de curación, dondequiera que todo ello lleve. Por lo menos, ésta es nuestra convicción.
Pregunta: ¿Cómo se compara esta actitud hacia el conocimiento con la antigua actitud prometeica?
M. L. von Franz: Es muy buena la pregunta. En la mitología griega tenemos ese mito que refleja la típica actitud griega y no convierte el problema del conocimiento en algo principalmente ético, como sucede con la Biblia, que lo plantea en términos de bueno o malo. También aquí se le roba algo a los dioses, algo que ellos intentan conservar para sí, y, de acuerdo con el mito, el acto es castigado —Prometeo se mete en dificultades y tiene mala suerte—, pero no se hace de él una evaluación moral. La mentalidad griega se limita a enunciar que el robo de conocimientos del inconsciente es algo que se ha de pagar, ¡pero no necesariamente porquela actitud sea incorrecta! Uno puede decir: «no importa, lo pagaré, ¡pero lo quiero!». El mito ni recomienda que se haga ni que no se haga, pero uno debe saber que siempre hay que pagar el precio. Esta es la actitud de la mente griega, muy diferente de las actitudes judeocristianas, porque éstas convierten el mito en un problema moral. Esto es algo que sabemos, y es una verdad arquetípica muy básica. El conocimiento es parte de la evolución de la conciencia; hay otros aspectos, pero éste es uno y hay que pagar  por él. Es costoso, pero a usted le corresponde decidir si está dispuesto a pagar el precio o no. En la tradición judeocristiana se pone el énfasis en el aspecto ético, y la griega es desapasionada y se limita más bien a enunciar hechos, pero aquí hay también otro matiz, y la evaluación es sumamente positiva y apunta al progreso divino. Comentario: Usted se refirió dos veces al deseo del ángel de tener relaciones sexuales con Isis, y la segunda vez usó la palabra «violar», pero en lo que se refiere a pagar por el acto eso tendría su importancia, porque uno es forzado y el otro voluntario. M. L. von Franz: Literalmente, el texto sólo dice que él quiere unirse sexualmente, y que ella no quiere, y yo me limité a abreviarlo con la palabra «violar». Ella se limita a negociarlo, como suele hacer una mujer. Le dice que no debería correrle tanta prisa, sino que primero debería contarle a ella el secreto, y después, de manera típicamente femenina, no dice si ella pagó o no el precio. ¡Isis era una mujer! En griego dice, en realidad, que él se precipitó a lo que quería,«pero yo, Isis, tenía presente lo que yo quería». ¿Qué significaría psicológicamente el ataque sexual del ángel a Isis, y la dilación de ella con el fin de obtener el conocimiento? ¿Cómo se compara psicológicamente eso con la situación psicológica en la que siempre nos encontramos?
Comentario: Es la irrupción de contenidos colectivos, para lo cual ella exige una explicación.
M. L. von Franz: Sí, el ángel vendría a representar un contenido del inconsciente colectivo, como diríamos nosotros, que irrumpe en el sistema psicológico con una exigencia, en este caso de orden sexual. ¿Cuál es el paralelo que siempre experimentamos? La alquimia nació por obra de la resistencia de Isis y del hecho deque ella no se apresuró a ceder, y, si no lo suspendió del todo, al menos demoró el proceso sexual. No sabemos qué hizo finalmente, porque con mucha discreción ni siquiera se lo cuenta a su propio hijo, pero eso,¿qué significa? Si fuera una mujer humana, el ataque del ángel sería una invasión del animus, pero yo preferiría formularlo en términos mucho más generales, porque eso sería válido para un solo caso, y esto no es material clínico. Significa que con mucha frecuencia los contenidos del inconsciente colectivo irrumpen en forma instintiva, en la forma de una especie de urgencia instintiva, ya sea sexual o de poder, o algo parecido. Es decir que la irrupción de libido del inconsciente se presenta primero en un nivel relativamente animal o inferior, y eso es algo que experimentamos una y otra vez. Con frecuencia el hecho de ir tomando más conciencia se manifiesta inicialmente en esta forma. Uno de los grandes problemas en el ámbito psicológico fuere conocerlo así. Si esta irrupción se produce, uno puede decir que lo está invadiendo el impulso sexual, o bien que son fantasías, o incluso un impulso sexual físico. Siempre tenemos que decidir si es auténticamente sexual o un impulso inconsciente disfrazado, lo que en realidad implica conocimiento o un progreso de la conciencia, que aparece primero en esta forma. Si uno es desprejuiciado, primero sentiría la necesidad de probarlo, pero se ha demostrado con frecuencia que lo prudente es demorarlo. Digamos que un hombre tiene una tremenda proyección del anima sobre una mujer y que la vivencia se manifiesta como un impulso muy fuerte a la unión sexual. Supongamos que ella lo acepta y que después toda la cosa desaparece. Con el donjuán eso sucede a menudo.
Aprés le coup, ¡ya ella no significa nada para él! Simplemente la deja, pensando: «Demonios, ¡eso no era lo que yo quería!». De modo que bien se puede decir que desdeel comienzo mismo no era realmente eso, sólo se aparecía velado de esa manera, pero el impulso no alcanzó su meta y su significado, y no se logró un progreso de la conciencia. De la misma manera también se habría podido resistir al impulso y hacer primero un esfuerzo por descubrir a qué apuntaba en realidad, porque, como solemos ver, los impulsos de algo que se debe hacer, si no pueden llegar directamente a la conciencia aparecen primero en forma de reacciones físicas. Por ejemplo, si uno se enfrenta con una situación analítica en la cual no sabe qué hacer, puede suceder que mientras sigue sentado analizándola tenga repentinamente una reacción sexual, a la cual no es aconsejable acceder. . . aparte de todas las convenciones no estamos hablando de convenciones y podemos hablar con franqueza. La experiencia ha demostrado que lo más prudente es detenerse a preguntarse por qué ha sucedido eso en ese momento preciso del análisis. ¿De qué se estaba hablando cuando emergió de pronto ese impulso, qué sueño se estaba analizando? Uno puede estar absolutamente seguro de que se ha tocado un punto en que tanto el analista como el analizando deben tomar conciencia de algo, de que algo está pugnando por llegar a la conciencia, y de que es algo tan alejado de lo que ambos pueden concebir que no puede manifestarse de otra manera que físicamente. Escomo una explosión que se produjera debajo de la escalera porque no puede subir por ella; es como si uno tratara de empujar escaleras arriba a un animal que en cambio saltara simplemente por la ventana. Algo quiere subir entonces desde el inconsciente, pero en ese instante se produce un corto circuito y aparece como impulso sexual, porque hay alguna dificultad que le impide ir más lejos. Pero a veces es un auténtico impulso sexual. No siempre se puede decir que no es exactamente lo que parece, porque después de todo somos animales desangre caliente y tenemos nuestras reacciones físicas normales. Pero, ante todo, esto puede suceder en una situación tal que no sabemos cuál es cuál, y por ende la técnica de Isis —es decir, demorar y empezar por preguntarle todos sus secretos a la cosa que tan precipitadamente aparece, y después decidir si uno se permite o no una aventurilla— no es más que sabiduría. Isis no cuenta. . . , ¡es muy discreta! Tampoco dice si lo hizo o no lo hizo. Ésta es una libre decisión ética entre seres humanos, o entre dioses, como en este caso, y eso está en otro nivel. Pero en tanto que sea un impulso tan intenso, uno no es libre de decidir. Primero hay que demorarse a descubrir con qué se está enfrentando uno. ¿Qué hay por detrás de eso? Un impulso sexual puede sorprendernos cuando estamos junto a un moribundo. ¡Qué desubicado parece eso! En un caso así sería muy aconsejable pensar que no se trata de un natural instinto sexual de copular con un moribundo, ya que una cosa así sería imposible. Desde el comienzo mismo uno sabe que no significa eso, y sin embargo es una situación típica, y algo con lo que he tropezado con frecuencia. Por detrás de ello hay todo un problema de simbolismo arquetípico. ¿Por qué en ese momento el impulso sexual es de una importancia tan tremenda que cae sobre la persona que se está muriendo y sobre quienes la rodean? Éste no es más que un ejemplo entre muchos otros. Entonces uno tiene que detener al ángel y decirle que primero debe decir su secreto, que uno quiere tomar conciencia de lo que hay por detrás del impulso, a saber, de la extraña conexión entre instinto y arquetipo. En sus escritos, Jung se refiere a veces al instinto como si fuera lo mismo que el arquetipo, y a veces como si fuera algo diferente. Lo que quiere decir es que el arquetipo, si lo consideramos como opuesto al instinto, sería una manera heredada e instintiva de tener emociones, ideas y representaciones con símbolos, y el instinto sería la manera heredada de actuar físicamente, cierta especie de acción física. Naturalmente, los dos están relacionados. Por ejemplo, supongamos que mientras se pasea por un campo usted empieza de pronto a correr sin ninguna razón aparente, y salta sobre un seto, ¡y al mirar hacia atrás ve que lo estaba persiguiendo un toro! La gente diría que era un milagro, porque, sin saber  por qué, súbitamente sintieron que tenía que correr; no se habían dado cuenta de lo que pasaba, pero su instinto los salvó. Esto sucede con frecuencia. Uno   pronto la calle, sin saber por qué, ¡y entonces algo se cae desde el tejado! Es muy importante que aprendamos a confiar en esos impulsos. Ahora bien, eso es algo que sucede físicamente. Empiezo a correr sin advertir siquiera que hay peligro, pero, gracias a Dios, mi cuerpo sabe más que yo. Pero en vez de una acción física, puede ser que oiga una voz o tenga una alucinación que me dice que corra. En un caso, la advertencia viene como una reacción física y en el otro como una idea, que es la diferencia entre instinto y arquetipo; la voz sería una manifestación del arquetipo y el movimiento físico una manifestación del instinto, pero en realidad son dos aspectos de la misma cosa. El comportamiento físico concreto, acorde con una pauta, sería instinto, y las representaciones, emociones, audiciones o visiones internas que lo acompañan serían manifestaciones del arquetipo. En el hombre hay algo estructural heredado que le hace actuar y pensar de cierta manera, y por eso es que a veces no nos aclaramos acerca del origen de un contenido. Como estos contenidos del inconsciente tienen una especie de aspecto físico, y también un aspecto somático y psicológico, a veces algo que debería ir a través del aspecto psicológico se pasa al físico, o el aspecto físico se cambia en el psicológico; son como vasos comunicantes y, si se produce una obstrucción en uno, el agua sale por el otro. Con frecuencia sucede que la gente tiene grandes problemas psicológicos, cuya causa consideran exclusivamente psicológica, y entonces tienen alguna experiencia por el lado físico y todo el problema desaparece. Tenían obstruido un instinto, un impulso sexual, digamos, que entonces se les manifestaba mentalmente como un problema filosófico referente a Dios. ¡Ésa fue la generalización de Freud! Al ver que eso sucedía con frecuencia, pensó que se podía explicar todo en ese nivel, pero no es así; de igual modo se podría obstruir el extremo opuesto y entonces la cosa sale por el otro lado. Éste es uno de los eternos conflictos: ¿tengo que vivirlo concretamente o tomarlo simbólicamente? El impulso ¿representa algo que hay que entender, o se lo debe vivir sin más ni más, sin pensar demasiado en el asunto? Éste es uno de nuestros grandes problemas. Aquí se dice que obstruyendo o demorando un impulso físico se produce un progreso en la conciencia.
Comentario: Éste no fue el primer trato que se cerró en nombre del conocimiento, porque Isis aceptó curar a Ra, el dios solar, de la picadura del gusano venenoso, siempre y cuando él le dijera su nombre secreto. ¿Cómo explica usted este paralelo?
M. L. von Franz: Sí, ciertamente es un paralelo. Cuando el dios solar Ra envejeció y se volvió senil e incapaz de un porte digno, Isis puso en su camino una serpiente venenosa que lo mordió y lo envenenó, de manera que estaba muy enfermo. En aquellos tiempos se creía que el poder de un hombre residía en su nombre secreto, que era su alma o su mana, su poder vital, así que, cuando Ra yacía en su lecho de enfermo, Isis se acercó a su padre y se ofreció a curarlo si primero él le decía su nombre secreto. Frente a este chantaje, Ra se sintió derrotado y le dijo su nombre, y de ahí en adelante ella tuvo el poder del dios solar. Pero, ¿qué significa esto? No podemos analizarlo en el mismo nivel que el otro motivo, que sería el nivel de una urgencia física por detrás de la cual creemos que se oculta algo arquetípico. Para responder a su pregunta será necesario que repasemos brevemente toda la evolución de la conciencia en la civilización egipcia. En Egipto el culto del dios solar y de su hijo se ajustaba, en lo referente a la estructura social y política, a un orden patriarcal. Aproximadamente entre los años del 3000 al 2800 a. de C, la adoración del sol fue excediendo poco a poco a la de la luna y la del toro; el rey principal representaba al dios solar, y ya no estaba estrechamente vinculado con la luna ni con el toro, o había alguna ligera diferencia. Con esta evolución, en el sentido de un incremento, en el culto solar se produjo un avance en el derecho, la ciencia, la geometría, la planificación de los campos, de los edificios, y así sucesivamente. Hubo progresos enormes en la civilización racional y en la organización, la guerra, etcétera. Fue una evolución del mundo masculino, del mundo mental y del mundo del orden, que se dio simultáneamente con el culto solar. Hasta cierto punto el proceso puede ser comparado con el primer desarrollo de la civilización cristiana, donde se produjo el mismo tipo de cosa: fe en el derecho, fe en el dogma, fe en el orden, fe en el conocimiento, y luego, como estas cosas llegan a su término, a una enantiodromia, el modo de conciencia masculino secansa. Este es un típico evento arquetípico, y entonces lo femenino, o el inconsciente y la naturaleza, lo caótico, tienen que recibir de nuevo la luz. Este primer gran mito ejemplifica la enantiodromia, en donde lo masculino, el dios solar, entrega todo el poder al orden de lo femenino. Actualmente nuestras organizaciones oficiales creen cada vez más en el papeleo, en más y más congresos, más reglamentaciones y más religiones para salvar al mundo. Están empeñadas en imponer el orden, creyendo que con eso se resolverá el problema, y que esas otras tendencias que encontramos en los sueños de nuestros pacientes se verán derrotadas. Pero una vez más el mundo se ha cansado, de modo que el Papa declara la Asunción de la Virgen María, y en los sueños de los hombres de hoy vemos la revaluación de lo femenino. Puede darles un ejemplo. El otro día un hombre, asqueado por la matanza que en estos momentos [1959] se produce en el Tíbet, escribió un vehemente artículo afirmando que los suizos, que somos también un pueblo de montaña amenazado por las grandes potencias que lo rodean, deberíamos mostrar más simpatía hacia ese otro pequeño pueblo de montaña que lucha por su libertad, y que no es suficiente con leer los periódicos y expresar solidaridad, ya que mañana podría sucedemos a nosotros lo mismo con una invasión rusa. Deberíamos hacer algo al respecto e interrumpir nuestro comercio con China. Pero después el hombre soñó que el mundo llegaba a su fin y que unas pocas personas encontraban, excavando en un glaciar en las montañas, una nave antigua donde había una hermosa mujer. El barco era como el arca de Noe que se dirigía hacia el mar, ¡y sólo los que fueran con ella en el viejo barco se salvarían! Ya ven ustedes que el inconsciente dice que lo que uno ve con su mente pensante, [de orientación] política y masculina, no es más que un pequeño aspecto de lo que en realidad está sucediendo. Con lo que nos vemos enfrentados ahora es con el diluvio. En la actualidad, nuestro verdadero problema es la super población, y no la tensión con los árabes o con los rusos. Estamos frente a una situación sin esperanza. El principio de salvación es el principio femenino, y esta vez no estará Noe en el arca, sino una mujer, es decir, una diosa. ¿Qué significa esto? ¡Ya ven ustedes con qué sueños nos enfrentamos a veces! No es posible tomar a esta mujer al pie de la letra. El soñante no tiene problemas en su relación con las mujeres, en ese nivel no hay nada que falle. ¿Qué representa la mujer en el arca y las pocas personas que van con ella? No es un punto fácil de interpretar, pero al término de la civilización egipcia se produjo una enantiodromia similar. De pronto Isis lo tomó todo en sus manos, y los dioses masculinos se esfumaron. . . Y lo interesante es ver que aquello sucedía al final de la Era de Aries y que ahora estamos al término de la de Piscis, la era astrológica del pez, y de nuevo una mujer está levantando la cosecha y los hombres están un poquitín cansados.
Pregunta: Pero el ángel no perdió nada cuando dio su secreto a la diosa. Él también seguía entendiéndolo,¿no es así?
M. L. von Franz: Sí, pero en tanto que el ángel no hizo nada con su conocimiento, Isis fundó la alquimia; hizo algo con aquello, mientras que el ángel se limitó a guardárselo para sí. 

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